El profundo dolor que produce hablar de juzgar a algunos pocos, demasiados pocos, de los miles de represores que participaron con el visto bueno de sus cómplices civiles de las torturas, crímenes, robos de bebés y muchas atrocidades más en los campos de exterminio y mazmorras como La Calamita, La Quinta de Funes, El Pozo o Servicio de Informaciones, la Fábrica de Armas y tantos otros centros "clandestinos" (el S.I. por ejemplo se encontraba en Dorrego y Santa Fe, pleno centro de la ciudad), no invalida la profunda satisfacción de haber resquebrajado las complicidades más heterogéneas del campo judicial y político para llegar a esta instancia.
Viernes 19 de septiembre de 2014
Lo más horroroso de la historia de estos largos años de impunidad es que los genocidas están entre nosotros porque no son locos, enfermos, perversos ni seres especiales, su aparente humanidad los hace más temibles. Y luego de ser juzgados y condenados, muchos vuelven a sus casas a esperar la confirmación de su condena, que tarda años.
Cada día, frente al Tribunal, creamos El Aguante. Esperamos horas, a veces con un sol calcinante, con frío o con lluvia, buscando un poquito de sombra o reparo, frente a doble enrejado, para poder estar allí, junto a aquellos/as compañeros/as que tienen el increíble coraje de rememorar el horror con detalles, con toda precisión, entereza y firmeza que impida pensar que estan mintiendo.
Eso no les impide reivindicar su lucha, sus compañeros/as desaparecidos/as, sus historias de resistencias y hacer saber que continúan luchando por justicia, y así lo harán hasta que todos los genocidas tengan cárcel común, perpetua y efectiva.
Y cuando salen, allí estamos: Radios abiertas, festivales de rock, actividades diversas, pero siempre acompañadas por gran cantidad de jóvenes, muchos jóvenes. Y el primer día de Juicio, allá por el 2009, una convocatoria de 10.000 personas, mostraba la necesidad de justicia tantas veces postergada.
Y llegamos así a los 24 de marzo, donde 30.000 rosarinos y rosarinas, dan un si rotundo al juicio y castigo con cárcel perpetua, común y efectiva para los genocidas que se están juzgando.
En cada sentencia está la alegría de haber resquebrajado los innumerables, complicados y profundos lazos y procesos de complicidad entretejidos a lo largo de los años con el mundillo de las poderosas empresas, los sindicatos burocráticos, los políticos de diversa laya y el silencio...siempre el profundo silencio que tapa a tantos personeros que aún no salieron a la luz.
Y el saber que debemos continuar con más fuerza, con más determinación hacia los juicios que vienen. Con la certeza de que haber estado allí cada día durante todos estos años, con frío, calor o lluvia, adentro o afuera, marcando y denunciando cada hecho de los tantos que debimos sufrir de menoscabo a nuestra lucha y nuestra presencia, no había sido en vano.
Esas nuevas generaciones que se van acercando con propuestas, actividades, para llevar a cabo día tras día, nos abren las puertas de las facultades, donde damos charlas, invitamos a los juicios, porque estamos seguros que serán estos Juicios : Una escuela de ética, de principios, de coraje, de lucha, de memorias, de verdades nunca dichas, de donde jamás se sale igual a como entraste, la sala de audiencias es la mejor escuela que podemos darle a nuestros jóvenes, y ese es un compromiso de nuestra APDH Rosario.
Sabemos que la justicia tan lenta no es justicia, pero es suficiente para abrir los caminos de la discusión política y social, descorrer el velo de las mentiras de la historia oficial, desenmascarar cobardías y complicidades y hacer aparecer la cara del verdadero poder, planificando, gestando horror para frenar el avance de una generación con una conciencia y una determinación que entendió los horrores del capitalismo y no se permitió la indiferencia, intentando todo para combatirlo, soñando con una revolución que avanzaba en muchos lugares del planeta.
Es verdad que no se pudo, pero tuvimos, tenemos y tendremos siempre el derecho de intentarlo, como dijera un viejo revolucionario. Porque cuando vemos a los gendarmes arrasando los barrios de Rosario a pura prepotencia o gestando provocaciones feroces a los que luchan, la policía cómplice del narcotráfico aplicando la ejecuciones extrajudiciales a mansalva, a la burocracia corrompida e impune atacando delegados y haciendo despedir obreros (Lear, Kraft, y otras), la riqueza que se concentra cada vez mas en pocas manos, la imposibilidad de ejercer tantos derechos imprescindibles, como tener agua potable, educación o un trabajo digno, comprendemos que no hay capitalismo bueno y que no alcanza con las buenas intenciones para generar cambio profundos.
Tenemos la certeza de que los juicios contra los genocidas son el juicio contra el poder, aunque sólo se ha llegado a sus sirvientes.
Por eso, APDH Rosario, con el aval de APDH Argentina, es querellante en la causa de Lesa Humanidad por secuestro y tortura de los sobrevivientes de la Biblioteca Vigil en la Megacausa Feced, donde hemos remarcado el genocidio cultural, como imprescindible para la dominación de las subjetividades, que aún sufrimos .
Es querellante en la causa abierta por el Robo y Destrucción de la Biblioteca Vigil, comenzado antes de la dictadura, continuado en ésta y en los gobiernos constitucionales posteriores.
Y es querellante en la Causa de los Trabajadores, la causa obrera de los hechos represivos más importantes de la zona, por ser los trabajadores de las grandes empresas sus víctimas, la Causa Villa Constitución, descontando la complicidad económica de ACINDAr, que le diera a la dictadura genocida nada mas ni nada menos que su Ministro de Economía, el “Orejudo” Martínez de Hoz.
Representante de lo más planificado y perdurable del proceso dictatorial, la reconvención económica, que como en el caso de la deuda externa, aún paga el pueblo cada día, a 40 años. Bueno es recordar que murió impune.
Por nuestra parte, tenemos en claro que a 39 años y en manos de jueces del sistema, la palabra JUSTICIA cobra un significado tan elástico como impredecible.
Por eso nos parece importante remarcar algunos puntos:
Los criminales entregan algunos cómplices del pasado, pero no hablan. no dicen donde están los bebés apropiados o los cuerpos desaparecidos. Los que intentaron hacerlo fueron asesinados por sus camaradas de armas.
El pacto de silencio y sangre perdura mucho más allá de sus palabras: perduran en la realidad tremenda del plan de hambre y exclusión para nuestros pueblos, pergeñado por el imperialismo y ejecutado por sus secuaces civiles y militares.
Por eso exigimos justicia y reivindicación para nuestros 30.000 que pagaron el precio con su vida.
Y ASÍ FUERA UNO, COMO EXIGIMOS POR JULIO LÓPEZ.
NO OLVIDAMOS, NO PERDONAMOS, NO NOS RECONCILIAMOS
Rosario, 18 de septiembre de 2014