El jefe de la CGT oficial sigue revelando los significativos avances de la mesa que reúne a los sindicalistas que impulsan la campaña del gobernador. El futuro de la inflación, el impuesto al salario, el empleo, el trabajo en negro y los grandes temas que nuestra dirigencia sindical ya estaría resolviendo.
Lucho Aguilar @Lucho_Aguilar2
Martes 1ro de septiembre de 2015
Antonio Caló parece un hombre silencioso. A veces esperamos alguna declaración suya sobre determinado conflicto, la situación de los obreros metalúrgicos, o una huelga. Y nada. Entonces uno se pregunta si no es que está ensimismado con las mismas grandes preocupaciones que afectan a sus representados.
No lo sabemos.
Pero en estos últimos meses Antonio ha cambiado su actitud. Se ha comprometido. Ha cambiado los silencios por permanentes declaraciones sobre el futuro del país y el movimiento obrero. Ha puesto en pie una “mesa sindical” – con muchas patas – para apoyar a Daniel Scioli. Ha aportado el aparato de la CGT y la UOM para la campaña del gobernador.
En estos últimos días nos hemos podido enterar, gracias a la inesperada verborragia de Antonio, de los pormenores de las reuniones que mantiene la “mesa sindical” con su candidato. Como un futuro ministro, Antonio aseguró "queremos bajar la inflación, el peor impuesto que tienen los trabajadores. Queremos ver si la inflación se puede llevar a un dígito en cuatro años. De golpe no sirve". ¿Cuatro años? Ni un economista conservador hubiera sido tan tibio.
Además se refirió a los impuestos. "Le pedimos a Scioli corregir la ley del impuesto a las Ganancias. Lo correcto es mandar una ley al Congreso y acomodar la cuarta categoría, que es lo que afecta a los trabajadores". ¿Acomodar? Ni hablar del IVA y otros impuestos que afectan al pueblo trabajador, ni de los beneficios impositivos a los empresarios.
El hombre presenta el balance de las reuniones con su candidato como si fueran logros de gestión.
Pero Antonio fue más lejos, como aquellos que son “más papistas que el Papa”. En su defensa de Scioli dijo que "la inundación, el viaje (a Italia), lo de Tucumán, lo de Jujuy. La oposición tiene que bajar un cambio, no puede ser que todo lo vea mal". Más allá del oportunismo de Macri y Massa, lo que millones “vieron mal” fueron las vacaciones europeas del gobernador mientras miles de bonaerenses tenían sus casas tapadas por el agua; el escandaloso fraude del oficialismo en Tucumán y el asesinato de un militante opositor en Jujuy. Nada menos.
Otros temas, en cambio, no figuraron en la agenda de Antonio y la Mesa Scioli Presidente. Ni los despidos en la metalúrgica Paraná Metal, ni las suspensiones en la industria automotriz, ni las muertes de obreros petroleros, ni la defensa de los puestos de trabajo en WorldColor, ni la huelga docente de Catamarca, ni los paros en el ANSES contra el impuesto al salario, ni las movilizaciones contra el cierre de Molinos Tres Arroyos, ni los cortes contra las suspensiones de trabajadores alimenticios en Mendoza.
El sindicalismo peronista está en campaña. Pone toda la carne al asador. No es una campaña para conquistar los reclamos de toda la clase trabajadora; es para que gobiernen los que quieren que nosotros paguemos la crisis.
Lucho Aguilar
Nacido en Entre Ríos en 1975. Es periodista. Miembro del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 2001. Editor general de la sección Mundo Obrero de La Izquierda Diario.