Una descripción y análisis de cómo están las mujeres trabajadoras en Mendoza después de un año de crisis económica agravada por el COVID-19
Sábado 6 de marzo de 2021 14:37
Queremos mostrar cómo están las mujeres trabajadoras de Mendoza, cómo impactó la crisis económica, agudizada por la pandemia y proponemos una salida a ella desde una perspectiva feminista socialista.
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Trabajo asalariado, trabajo no remunerado, desempleo y diferencia salarial
Según el informe del tercer trimestre del 2020 presentado por el INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos), en el Gran Mendoza la tasa de empleo se ubica en un 42.9% y la tasa de desocupación alcanza un 8.2%.
También en este informe se explica que “si a la tasa de desempleo se la analiza por género existe una diferencia entre varones y mujeres". Para los primeros se ubica en un 10.6%, mientras que para las mujeres el desempleo alcanza un 13.1%. Esta diferencia se incrementa en la franja etaria de 14 a 29 años, para los varones es de 19.8% y para mujeres se ubica cuatro puntos arriba, llegando a un 23.1%.
Según el Ministerio de Trabajo y Producción en Argentina, entre la masa de trabajadores registrados en el sector privado cada 7 varones hay 3 mujeres. A la vez que el 69% de los proyectos de economía social y solidaria están impulsados exclusivamente por mujeres, según el Registro de Unidades de la Economía Social y Solidaria del Gobierno de Mendoza.
Según la última información disponible por la DEIE (Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas) en base a la encuesta de condiciones de vida, en Mendoza la brecha salarial según el género ronda el 24% a favor de los varones.
A partir del informe realizado por CISME (Centro de Investigación Social de Mendoza), sabemos que en Mendoza el 40% de los hogares está a cargo de mujeres, es decir aproximadamente 228.000 hogares en el 2020, según las proyecciones de población del INDEC.
Desmenuzando estos números, nos encontramos con que un 84.5% de los hogares monoparentales están a cargo de mujeres, es decir más de 57.000 hogares. Mientras que el 61.4% de hogares unipersonales tienen jefatura femenina, es decir 52.000 mujeres, según el último informe de la DEIE.
A la vez que alrededor del 90% de las tareas domésticas, de cuidado de niños, ancianos y enfermos recae sobre las mujeres. Un claro ejemplo de ello son los datos arrojados por un estudio de UNICEF durante la pandemia. En Argentina, “el apoyo para realizar los deberes escolares es realizado principalmente por las madres en un 68%, solo un 16% de padres destacó ocuparse de las tareas escolares, mientras otro 16% lo hacen en conjunto”.
Todos estos números y estos porcentajes ponen sobre la mesa la enorme desigualdad que existe en este sistema capitalista. Se traducen en que tenemos menos posibilidad de acceder a trabajo formal, cobramos menos por igual trabajo, somos las más golpeadas por el desempleo, a la vez que garantizamos todas las otras tareas necesarias para vivir.
La pregunta es ¿cómo terminar con esa desigualdad?
Mucho hemos tenido que pelear las mujeres para conquistar algunos derechos. Organizadas y en las calles conquistamos el aborto legal, pero seguimos exigiendo libertad para todas las presas por abortar. Seguimos gritando que ¡Vivas nos queremos! peleando contra el patriarcado.
El poder político y los grandes partidos del régimen se sacan fotos con el cartel #NiUnaMenos, crearon ministerios de la mujer, secretarías y direcciones de género. Sin embargo, es para la foto o cómo se dice popularmente “para la tribuna”. El mejor ejemplo de esto es Alberto Fernandez diciendo “feliz de ponerle fin al patriarcado”. También fue el presidente quién planteó en la apertura de sesiones legislativas en el Congreso “que estamos frente a “un presupuesto trece veces mayor para la perspectiva de género” pero solo llega a los $149,5 anuales por mujer y anunció la construcción de 14 refugios, menos de uno por provincia.
Pero no, el patriarcado no se terminó. Es el Estado el que legitima, reproduce y justifica la violencia machista, dejando a millones en la pobreza y en la precariedad.
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En Mendoza, el presupuesto 2021 destina $42 por mujer al año. La partida presupuestaria para la Dirección de Géneros y Diversidades tiene un recorte del 24%. Se destinarán 38 millones de pesos, el equivalente a lo que cobran los 86 legisladores y legisladoras en solo dos meses. Presupuesto votado por peronistas y radicales.
El “Análisis del Presupuesto 2021” presentado por Centro de Investigaciones en Economía Crítica (CIEC) plantea que haciendo un análisis histórico, desde que se creó la Dirección, se puede observar que el presupuesto destinado a la lucha contra la violencia de género ha sufrido sistemáticamente subejecuciones. Es decir, que se utiliza menos dinero del que fue aprobado, por ejemplo en el 2020 se aprobó una partida de $9.124.130 (sin contar salarios) y solo se utilizaron $4.225.117.
Todo esto nos deja claro que no podemos seguir depositando nuestra confianza en el Estado y en los partidos del régimen capitalista, realmente para tirar al patriarcado tendremos que derribar al capitalismo.
Este 8 de marzo salgamos a las calles a acompañar a las trabajadoras de la educación que vienen de una jornada histórica de paro y movilización; marchemos junto a las valientes trabajadoras de La Terre que pusieron la planta a producir y donaron 50 000 raciones de comida para comedores populares; salgamos codo a codo con las trabajadoras de la saludque le pusieron el cuerpo a la pandemia y sostienen el sistema de salud pública; gritemos junto con las repartidoras, aquellas a las que llamaban esenciales durante la cuarentena pero que lo único que tienen para ofrecerles es más precariedad.
Las feministas socialistas luchamos por conquistar todos los derechos que las democracias capitalistas nos niegan a las mujeres y disidencias. En esta lucha defendemos los derechos de la mayoría de las mujeres, las trabajadoras.
Cómo feministas socialistas apostamos a la organización de las mujeres trabajadoras junto a los trabajadores varones, ya que juntos tienen en sus manos las fuerzas para transformar de raíz esta sociedad profundamente desigual que se beneficia de la opresión, la discriminación y la violencia que sufrimos las mujeres.
Salgamos por el pan y por las rosas.