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Red Internacional
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Los pibes versus este sistema: ellos son los que nos deben

Venimos sintiendo la crisis hace meses y lo único que se escucha es “de esto se sale laburando” o “hay que aguantar un poco, ya va a pasar”. Por qué pelear por otra salida y no “esperar el 2019”.

Jueves 4 de octubre de 2018

No es ninguna novedad que hay una crisis que nos está pegando por todos lados, sobre todo a los pibes y las pibas que laburamos de manera precarizada. Nos damos cuenta porque cada vez que vamos al supermercado gastando la misma cantidad de plata nos volvemos con el changuito más vacío, o cuando cargamos combustible cada 20 días vemos que subió algunos centavos el litro, ni hablar cuando nos llegan las facturas mensuales de luz, gas o cualquier servicio. Muchos de los que trabajamos en la industria automotriz, en los call centers, en el comercio, vemos suspensiones y despidos todos los días, porque se vende mucho menos que antes y los empresarios prefieren deshacerse de nosotros para mantener sus ganancias, aunque no somos los responsables de esta crisis.

Muchos éramos muy chicos, pero el fantasma del 2001 ya se empieza a escuchar en la boca de muchos, porque también aparecen los viejos vicios de una Argentina para pocos mientras millones ponemos el lomo: acuerdos con el FMI, devaluaciones del salario en corridas del dólar por la timba financiera, escándalos de corrupción de todo el régimen político (desde el kirchnerismo y el PJ hasta Cambiemos, pasando en el medio todos los empresarios millonarios que se la llevan en pala hace años), saqueo a los jubilados, una burocracia sindical que deja pasar todas y un fin de año que se preanuncia complicado después de un fin del 2017 con cacerolazos y enfrentamientos producto de la contrarreforma previsional. ¿Qué nos dicen los de arriba y qué salida existe entre los trabajadores?

“De la crisis se sale trabajando”, ¿y ellos cómo salieron de las anteriores crisis?

Hay un sentido común que quiere instalar permanentemente el gobierno de Macri y es que a la crisis se la enfrenta trabajando y poniendo más el lomo, aguantando las diferentes “tormentas”, porque de esa manera el país va a cambiar para siempre y todo mágicamente va a mejorar.

Uno con toda la voluntad del mundo podría creer que esto es así, que aguantando los trapos se puede sacar al país adelante, y que eso significaría sacarnos a nosotros mismos a flote, pero veamos, ¿cómo salió Macri de las anteriores crisis?

Regresando mucho en el tiempo, cuando su papá Franco era el que hacía los negocios, podemos ver que en la última dictadura no fue precisamente trabajando que salió de la crisis económica de esa época, sino con un Estado que, con los milicos a la cabeza, le estatizó una deuda que, al día de hoy, todos nosotros estamos pagando con jugosos intereses a los especuladores. Más adelante, a fines de los 80 y principios de los 90, no fue precisamente Macri uno de los miles de estatales despedidos o de la enorme cantidad de trabajadores que, producto de leyes flexibilizadoras, vieron pisoteados sus derechos y perdieron el trabajo o su poder adquisitivo brutalmente. Ni hablar en el 2001, cuando se lo veía contento, festejando siempre bien trajeado los triunfos de Boca Juniors con champagne mientras miles enfrentaban en la calle los balazos de goma y plomo con los que hacía pasar una nueva crisis.

Ahora es igual, después de 12 años de kirchnerismo donde él y su papá hicieron negociados enormes con la obra pública y fugaron toda la guita afuera, ¿cómo creerle que “es el peor momento de su vida después de su secuestro” como dijo por TV, si nunca supo lo que es salir adelante poniendo el lomo? Queda claro por qué Macri “no hace paro”, porque siempre vivió de Franco.

¿“Hay 2019” o la pelea es ahora?

Del otro bando, los kirchneristas y el PJ nos dicen que hay que esperar las elecciones y sacarlos con los votos, o sea, votarlos a ellos para que la mano mejore. Pero los que pasamos hambre somos nosotros, mientras ellos arriba se pelean por los cargos y el armado electoral. Además, ninguna garantía podemos tener de que votándolos a ellos vamos a estar mejor por dos motivos principalmente: primero, porque no dicen que hay que desconocer la deuda ni el acuerdo con el FMI, lo cual hace que en los hechos los próximos años la economía la sigan manejando desde Estados Unidos y sólo cambie quién administre la crisis acá, y segundo, porque si ahora teniendo la dirección de la enorme mayoría de los sindicatos y la conducción de la CGT no hacen otra cosa que garantizar gobernabilidad, ¿cómo podemos confiar en ellos? Y eso sin hablar de la pelea por la educación pública, donde no pusieron ni las manos.

El saqueo es ahora, la lucha también

Por eso, desde la izquierda decimos que la pelea es ahora, que no hay que esperar soluciones mágicas ni elecciones, sino que hay que poner en pie una alternativa diferente que de otra salida donde los que paguemos los platos rotos ya no seamos más nosotros. Lo decimos cuando planteamos que hay que terminar con la tregua y llamar a un plan de lucha serio de todos los sindicatos que termine en una huelga general contra todo el plan de ajuste que hay en curso.

Y que, producto de eso, ante lo podrido del régimen político donde unos pocos deciden sobre el futuro de los millones que laburamos, proponemos que se llame a una asamblea nacional constituyente libre y soberana donde se pueda discutir todos los problemas del país de raíz, donde exista un representante cada 20 mil personas y dónde nadie pueda vetar lo que ahí se vote, ni la justicia ni nadie. Sólo así a la crisis vamos a dejar de pagarla los de abajo.

No hay que dejar que nos digan que es imposible o utópico. Lo que es utópico es que en este sistema en el que vivimos estemos sufriendo todos los días por perder el laburo o no llegar a fin de mes, teniendo muchas veces que recurrir a changas o trabajos ciberprecarizados como “Rappi” o “Glovo” ya sea para sobrevivir o complementar otro sueldo miserable. Las fuerzas para llevar esto adelante están en las miles de pibas que se movilizaron por el derecho al aborto y por la separación de la Iglesia del Estado, está en los y las estudiantes que bancaron la pelea por la educación pública, está en los trabajadores que se plantan contra los ataques del Gobierno y los empresarios, como en el Astillero Río Santiago.

Somos una juventud que no le debe nada a nadie, son ellos los que nos deben a nosotros. Por eso te invitamos a participar de los Encuentros Anticapitalistas que haremos en simultáneo en todo el país el 6 de octubre, porque hay otra salida y hay una alternativa para enfrentar la crisis. En Córdoba nos vemos en el Auditorio de Luz y Fuerza desde las 15:30.