Kirchneristas, macristas y radicales cuentan su fortuna en millones de pesos. Alperovich lidera por lejos el ranking.
Sábado 23 de abril de 2016 00:00
El gobierno nacional, a través del sitio www.datos.gob.ar, dio a conocer las declaraciones juradas de unos 45.000 funcionarios y legisladores nacionales. La documentación disponible data hasta 2014.
José Alperovich y sus $94,5 millones encabezan el top ten de los políticos tucumanos más ricos. El ex gobernador figura cuarto en el ranking nacional y supera a Cristina Fernández (sexta, con $64 millones) y a Mauricio Macri (noveno, $52 millones).
El gobernador Juan Manzur es el segundo con $23 millones, su declaración pertenece a la época en que era ministro de Salud del kirchnerismo.
Detrás de se ubican el diputado por el PRO Facundo Garretón ($5,9 millones) y el secretario de Vivienda, Domingo Amaya ($3,8 millones).
En quinto lugar se encuentra la presidenta del PJ local, Beatriz Rojkés de Alperovich con $2,7 millones. Le sigue la diputada kirchnerista Alicia Soraire con $2,1 millones.
En séptimo lugar encontrar al radical y ex diputado Luis Sacca con $1,6 millones y en el octavo lugar a la diputada del FpV Miriam Gallardo ($1,5 millones).
Completan el top ten el ex secretario de Obras Públicas de la Nación, José López y el vicerrector de la UNT, José García con $1,5 millones.
Empresarios que hacen política, políticos que viven como empresarios
Es innegable que para cualquier trabajador sería impensable llegar a tener aunque sea una parte de la fortuna millonaria de los políticos que se nombran más arriba. Necesitaría varias vidas para lograr aproximarse a lo que un funcionario gana en uno o dos mandatos.
Existen casos como el de Alperovich o Garretón que se iniciaron en la política contando con una fortuna previa, parte de un legado familiar. Fortuna que, por regla general, se multiplica.
Otros como Manzur combinaron sus diferentes cargos con la extensión de sus inversiones, siempre bien aconsejadas. Así Manzur pasó a ser conocido por el ministro más rico de la era kirchnerista.
En otras figuras existe un largo carrerismo político. Es el caso de Sacca, quien comenzó en la Franja Morada y llegó al Congreso.
Más allá de los casos individuales, un político tiene una vida privilegiada en relación a quienes dicen representar. Los que votan el pago a los fondos buitres y los ajustes en los presupuestos de la salud y la educación son los mismos que cobran miles de pesos mensualmente, que en un mandato llegan a millones. Los que se oponen a una ley contra los despidos son los que tienen sus propias empresas.
El Frente de Izquierda ha planteado que todo funcionario cobre como un docente –como la hacen sus parlamentarios–, la revocabilidad de los mandatos, entre otros puntos, en contraposición a esta casta política.