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Red Internacional
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México

OPINIÓN. Los trabajadores a las calles para vencer a Trump y Peña

La amenaza del muro y del cierre de plantas de trasnacionales estadounidenses. El gasolinazo, producto de la reforma energética diseñada por el imperialismo yanqui. Movilizaciones y protestas: el descontento social. La unidad de los trabajadores, las mujeres y la juventud a un lado y otro de la frontera, es la clave para derrotar los planes de Trump y el servilismo de Peña Nieto.

Sábado 4 de febrero de 2017

Los partidos al servicio de los empresarios y las organizaciones patronales llaman a la unidad nacional en torno a Peña Nieto. Estos llamados a la unidad nacional junto a los explotadores, los opresores, los asesinos, no es la salida para los miles de trabajadores, campesinos, mujeres y sectores populares que salimos a las calles a luchar.

La situación por la que cruza el país es de un profundo descontento. Esto se expresó a inicios de este año con la aplicación del aumento en los precios de las gasolinas donde hubo múltiples y constantes movilizaciones en todo el país. Sin embargo, existe poca claridad de como continuar la lucha y darle mayor centralidad a las convocatorias. Al pasar los días las convocatorias han comenzado a ser cada vez más masivas y comienzan a verse algunos intentos de organización, aún insuficientes.

La lucha contra el gasolinazo se encontró a su paso con el ascenso a la presidencia de los Estados Unidos del misógino empresario Donald Trump y de su agresiva política en contra de los migrantes, siendo México uno de los objetivos centrales de la ofensiva imperialista.

En esta situación de gran descontento y ante la ofensiva de Trump, es que surgen las posiciones que plantean que hay que impulsar “la unidad nacional”.

Unidad de los de abajo

Los intereses de los grandes empresarios nacionales como Carlos Slim y los internacionales como los dueños de las mineras, las armadoras automotrices y los inversionistas petroleros, son opuestos a los de millones de trabajadores de este y el otro lado de la frontera. Ellos buscan mantener sus negocios para acrecentar sus ganancias a costa nuestra, quieren que sus condiciones para invertir en nuestro país sean idóneas para que sus fortunas crezcan y tienen al Estado y a sus partidos políticos para garantizar estos negocios.

La cúpula empresarial –y sus distintas organizaciones– son también impulsores de las reformas estructurales. Entre ellas, la reforma educativa para precarizar las condiciones laborales del magisterio y degradar aun más los planes de estudios con los que se forma a los hijos del pueblo trabajador. Son los que reclamaban represión contra el magisterio que resistía la reforma en las calles. También apoyaron la reforma energética –privatización de Pemex y despidos de decenas de miles de petroleros, con la consecuente precarización laboral y baja de salarios de los trabajadores del sector–. Reclaman su parte del festín en las licitaciones de los campos de hidrocarburos. Y se basan en la aplicación de la reforma laboral –la cual, entre otras cosas, legalizó la subcontratación– para imponer en México los salarios más bajo de todos los países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Ahora, ante la crisis abierta con las tensiones diplomáticas abiertas con el gobierno de Trump –y en el marco de la persistencia de las protestas contra el gasolinazo– los partidos al servicio de los empresarios y las organizaciones patronales llaman a la unidad nacional en torno a Peña Nieto, a lo cual se ha sumado incluso el Morena. Estos llamados a la unidad nacional con los explotadores, los opresores, los asesinos, no constituyen una vía para resolver las demandas de las decenas de miles de trabajadores, campesinos, mujeres y sectores populares que salimos a las calles a luchar.

Los trabajadores del Movimiento de los Trabajadores Socialistas (MTS) decimos que a la política de unidad nacional que busca invisibilizar que existen explotados y explotadores, que hay quienes despojan y quienes son despojados, opresores y oprimidos, quienes entregan los recursos estratégicos del país y quienes los defendemos, quienes producimos la riqueza del país y a nivel mundial y quienes se apropian de esta riqueza, tenemos que anteponerle la unidad de los de abajo, de los trabajadores, de los explotados, de los oprimidos sin importar la nacionalidad y sin importar de qué lado del muro se encuentren.

Contra Peña y Trump, el paro y la huelga

Ante el panorama nacional de crisis y el descontento mostrado por amplios sectores, los trabajadores a nivel nacional deben apostar a continuar la lucha en las calles en contra de los ataques del gobierno federal y del imperialismo estadounidense. Un paso en ese sentido la gran movilización del pasado 31 de enero, donde las centrales opositoras como la UNT, la NCT, la CNTE, estudiantes, campesinos salieron en conjunto. Pero hace falta mucho más.

Es necesario que la lucha tome como bandera la independencia de clase, y que se sumen los millones de trabajadores que están contenidas por las centrales oficiales como la CTM, el CT, la CROC y la CROM. Por eso los sectores en lucha y principalmente las centrales opositoras que se reivindican democráticas, tendrían que plantear un llamado a un Encuentro Nacional de las organizaciones en lucha, donde resolvamos llamar a estos trabajadores a preparar el Paro Nacional para echar atrás el gasolinazo y la reforma energética, por la renacionalización de Pemex bajo control de sus trabajadores, en la perspectiva de impulsar la huelga general política para tirar el conjunto de las reformas estructurales y para que caiga Peña Nieto.

La unidad no puede limitarse a este lado de la frontera. Los anuncios de Donald Trump de llevar nuevamente a las grandes empresas a Estados Unidos a producir, prometiendo a la clase obrera blanca que así solucionará la recesión económica por la que pasa su país, será sobre la base de pésimas condiciones laborales para garantizar las ganancias que las grandes empresas necesitan.

La huelga de Verizon y la campaña por el aumento de salario a 15 dólares la hora de trabajadores de restaurantes de comida rápida y tiendas departamentales dan cuenta de un nuevo estado de ánimo en sectores de la multiétnica clase trabajadora estadounidense. Deben partir de ahí comenzar a organizarse y encontrar en la clase obrera mexicana un aliado para enfrentar a los capitalistas que los explotan a ellos pero también a la clase obrera a nivel internacional.

Para que la hermandad de la clase obrera al otro lado de la frontera se consolide es necesario que los trabajadores estadounidenses luchen junto con los trabajadores inmigrantes por igualdad salarial, por plenos derechos a la sindicalización, por derechos plenos a la seguridad social y a la vivienda de todos los trabajadores, así unidos trabajadores nativos y migrantes en alianza con los demás sectores en lucha serán un fuerte obstáculo para las políticas antipopulares de Trump.

Ante los ataques del imperialismo yanqui a los países semicoloniales, es necesario forjar la unidad internacionalista de los trabajadores para evitar que se descarguen los costos de sus crisis sobre nuestras espaldas y levantar bien alta la bandera de Fuera el imperialismo yanqui de América Latina.