En medio de rencillas políticas, los trabajadores de contratistas de Siderar protagonizan una lucha por salarios dignos y derechos laborales. Decretaron quite de colaboración y amenazan extender hacia un paro el día jueves. Siguen el ejemplo de los tercerizados de Acindar. Mientras las disputas electorales se desvanecen en el aire, el hartazgo y la bronca se transforman en reclamo. Veremos cómo los trabajadores desandan caminos de lucha y resistencia en un escenario político turbulento.
Federico Berg @fedeberg80
Viernes 16 de junio de 2023 17:01
Mientras las rencillas y disputas electorales hacen estragos en la superficie política, se agitan la bronca y el hartazgo de los trabajadores. Y es que en Siderar, las llamas de la protesta amenazan con extenderse. Desde las entrañas de la industria, los trabajadores de las contratistas han tomado la posta. Primero fue el corte en Acindar, y ahora la revuelta se propaga por la planta de Ramallo de Ternium Siderar. No podía ser de otra manera, apenas unos kilómetros de distancia los separan, y la determinación que los une es la fuerza que despierta la imaginación de muchos otros.
En ese devenir, el sindicato ha elevado una nota formal, buscando recomponer los porcentajes de las horas extras y exigir el respeto de los derechos laborales en cada empresa contratista. Claro está, estas demandas son apenas un suspiro en el vasto paisaje de necesidades insatisfechas. Los salarios, languidecen en la miseria, oscilando entre los escuálidos 120 mil y 150 mil pesos en algunos casos.
Son semanas interminables de trabajo precarizado. El sudor se mezcla con el calor agobiante, el frío mordaz y la polución asfixiante. Lejos de los hogares y las risas familiares, los obreros regresan agotados, sin tiempo para un respiro. ¡Doce horas de faena diaria para poder poner comida sobre la mesa durante todo el mes! Mientras el costo de vida se eleva a las alturas.
Y en ese panorama deslucido, se alza el contraste con los dirigentes sindicales y empresariales, esos personajes que parecen sacados de una pintura costumbrista. Los vemos pasar en sus autos relucientes, tan imponentes como los burócratas y patrones que representan. A veces, a media mañana, se acercan a los lugares de trabajo, bañados y vestidos, perfumados con pachuli y hollín. Quieren "ver qué dicen los muchachos", dejando mensajes en sus celulares o audios por WhatsApp. Pero se encuentran alejadísimos de la realidad diaria. Mientras ellos, con sus poses y palabras vacías, disfrutan de las mieles del poder, los trabajadores anhelan una realidad distinta: un salario digno que los libere de la esclavitud de las horas interminables. El hartazgo cobra vida en estos momentos.
Es el mismo relato de escuchamos acompañando la lucha en Acindar, con 36 horas de paro y bloqueo, casi como un eco siniestro que recorre cada rincón de la fábrica. Escuchamos las voces de los trabajadores, con sus historias desgarradoras y su valentía a flor de piel. Y entre las sombras, nos llegan noticias alentadoras desde los empleados de TECHINT, que han ganado confianza entre las bases para ir por más.
El viento de la resistencia y la lucha sopla fuerte en el país. Los docentes lideran las movilizaciones en grandes números en Jujuy y otras tierras. Desde las provincias llegan noticias y videos de marchas multitudinarias, contra la reforma trucha de Morales, por salario y mejores condiciones. Estatales, trabajadores de la salud, y varios sectores más que empiezan a desbordar
En medio de las rencillas políticas de los partidos patronales, los trabajadores trazan su propio camino. Los vientos de la lucha y la unidad no parecen desvanecerse, sino todo lo contrario. Las luchas encabezadas por los trabajadores tercerizados de Acindar y Siderar son un claro reflejo de la urgencia por transformar las condiciones laborales actuales. En este contexto, la propuesta de Myriam Bregman y Nicolás del Caño, dentro del Frente de Izquierda - Unidad, de reducir la jornada laboral y repartir las horas de trabajo entre ocupados y desocupados, con un salario que cubra la canasta familiar, se vuelve aún más relevante y necesaria. Esta iniciativa busca poner fin al desempleo y la precarización, para garantizar una vida digna para todos los trabajadores y sus familias. Las demandas de los tercerizados de Acindar y Siderar se emparejan con la visión de una vida que merezca ser vivida, donde el trabajo no sea una carga agobiante sino una fuente de realización y bienestar para todos.