La tensión política continúa acentuándose en el país, en una pugna de poderes y proyectos políticos, donde ni el gobierno ni la oposición representan los intereses de los trabajadores y el pueblo pobre.
Milton D’León Caracas / @MiltonDLeon
Martes 11 de abril de 2017
En este caldeado ambiente, las marchas de la oposición continúan su curso. Tras una semana de manifestaciones, este lunes se realizó la cuarta convocatoria de la oposición en la que, según los mismos, exigen la destitución de los siete magistrados de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia y unas elecciones generales. Aunque es claro que el objetivo de éstas es forzar la salida de Maduro.
La oposición ya había realizado su tercera marcha el sábado, que se esperaba que fuera más numerosa que las anteriores ya que justo un día antes, Capriles Radonski había sido notificado por la Contraloría General de la República que había sido inhabilitado por 15 años por presuntas irregularidades administrativas. Un día después, el domingo, Maduro hizo referencia a elecciones regionales en una clara alusión de buscar descomprimir la situación.
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Tanto la manifestación de este sábado, como la que se realizó este lunes, así como las dos anteriores, tuvieron el mismo formato: buscar llegar al municipio Libertador donde se encuentran las principales sedes de los poderes públicos. Y corren la misma suerte, ser fuertemente dispersadas por los órganos de represión del Estado que impiden el acceso al centro de Caracas. Si en la primera el objetivo era llegar hasta la sede de la Asamblea Nacional, en las otras han argumentado que buscan llegar hasta la Defensoría del Pueblo. Además de Caracas, también se realizan marchas en otras importantes ciudades del país.
La oposición organizada en la llamada Mesa de Unidad Democrática (MUD) dice manifestarse a favor de la Cámara que inició la semana pasada un proceso de remoción a siete magistrados del TSJ a quienes acusan de perpetrar un golpe de Estado, por emitir unas sentencias -parcialmente suprimidas luego- que despojaban al Parlamento de sus funciones y limitaban la inmunidad parlamentaria. Para proseguir con este procedimiento contra los juristas, la Cámara requiere de la aprobación del Poder Ciudadano, presidido por el defensor del Pueblo, Tarek William Saab, quien ya se pronunció a favor del Tribunal Supremo; por lo que la oposición ha intentado en varias ocasiones llegar, sin éxito, hasta la sede la Defensoría del Pueblo.
Es claro que hay que defender el derecho a las manifestaciones y repudiamos las violentas represiones que lleva adelante el gobierno de Maduro. Pero no hay que caer en el juego demagógico de la derecha, que tras la pose de un completo cinismo democrático, realizó exactamente lo mismo de lo que acusa hoy al gobierno de Maduro –de golpe de Estado a la Asamblea Nacional- cuando en el abril del 2002 diera un golpe de Estado disolviendo automáticamente todos los poderes públicos y cercenando todos los derechos democráticos. Por eso alertamos, que esta misma oposición de llegar al gobierno hará uso de la misma escala represiva, pero con más saña aún cuando se trate de protestas de los trabajadores y los sectores populares.
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Por su parte, Maduro, durante su programa de este domingo 9 de abril, por segunda ocasión habló de la realización de elecciones, esta vez refiriéndose específicamente a las regionales que tendrían que haberse realizado a finales del año pasado, seguramente buscando distender el caldeado ambiente político, manifestando que “Estoy ansioso que se convoquen elecciones de alcaldes y gobernadores bien pronto para darle una pela a esta gente”. Lo había hecho por primera vez, luego de venir evadiendo directamente las elecciones, el pasado 4 de abril, casi en la misma tónica: “el próximo año hay elecciones y les vamos a dar una pela” refiriéndose a la oposición, e invitándola para que se prepare para la contienda pero precisar ese día si se trataba de las elecciones regionales o presidenciales.
Hasta no hace poco, el chavismo no avizoraba convocar a elecciones en un futuro próximo. El 6 de febrero, el jefe del bloque oficialista de la Asamblea Nacional, Héctor Rodríguez, desestimó la necesidad de comicios: para el chavismo, la prioridad no son las elecciones, sino otros asuntos, como el carné de la patria, y que, en todo caso, el asunto es competencia del Consejo Nacional Electoral. El 20 de febrero, Maduro llegó a dejar abiertamente en el limbo el tema de las elecciones al afirmar que “cuando haya elecciones que el CNE las convoque, no sé cuándo, en qué año; cuando volvamos a llegar al campo electoral debemos tener asegurada la victoria con la fuerza política…”. Pero como vemos, Maduro pareciere recular también en este plano.
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Para darle justificación a la no realización de elecciones, el propio CNE, como quien saca un haz bajo la manga, salió con que los partidos políticos tendrían que renovarse este año, un proceso que inicialmente se realizaría entre el 18 de febrero y el 23 de abril, para luego postergar este mismo proceso para dar inicio el 4 de marzo. Se trata de un completo sistema antidemocrático en el que a excepción del PSUV y la MUD (en cuanto alianza política) que no necesitan renovarse, impone condiciones imposibles de cumplir para las organizaciones que no cuentan con gran financiamiento y maquinaria política.
El objetivo de esta medida, antidemocrática de por sí, apuntalaba claramente a la postergación nuevamente de las elecciones regionales hacia una fecha indefinida, dejando su realización en el aire así como la de los alcaldes. Pero también apuntaba a ir a un nuevo sistema de partidos donde los legales sean las principales fuerzas políticas del país, incluyendo las de la derecha, y barrer así de un plumazo a partidos menores, y sobre todo a aquellos que se reivindican de los trabajadores y socialistas como el PSL de Orlando Chirino. No por casualidad los grandes partidos ya se renovaron, como Voluntad Popular, Un Nuevo Tiempo, Primero Justicia, Acción Democrática, para solo mencionar a los cuatro más importantes de la MUD.
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Aún no es claro el curso de los acontecimientos. Como hemos venido escribiendo desde la situación política puede ir a una escalada mayor. En esta situación tanto desde el gobierno como desde la oposición buscarán continuar moviendo sus fuerzas con sus llamados a movilizaciones, en función de sus intereses y no los del pueblo trabajador. Sostenemos que los trabajadores y el pueblo nada tienen que ganar de tras de uno u otro sector, y deben pelear por una política independiente en función de sus demandas fundamentales.
Como planteamos desde la LTS, en esta situación imperante “Es necesario pelear por un plan obrero de emergencia y por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana donde la mayoría de la población, compuesta por los trabajadores y los sectores populares, decida sobre los grandes problemas estructurales del país, como la nacionalización del petróleo bajo control obrero contra los planes privatistas y la lucha contra la injerencia imperialista”.
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