Organizaciones LGTBI, de derechos humanos, sociales y la izquierda se movilizaron en las calles de la capital jujeña como en otros lugares del país.
Domingo 4 de diciembre de 2016 16:40
En el día de ayer sumándose a las jornadas realizadas en todo el país marchó por las angostas calles jujeñas una nutrida columna de jóvenes, miembros y activistas de la comunidad LGTBI, organizaciones de diversidad sexual, sociales y políticas como NOA Diversa, MODINA, Madres y Familiares de Jujuy, Pan y Rosas y Tupac Amaru entre otras.
Con colores, cantos y alegría tomaron el centro jujeño y desplegaron con orgullo aquello que una provincia tan conservadora parece ocultar. Y así sus demandas tomaron las calles y denunciaron la violencia que de diferentes maneras sufren las personas LGTBI. Por eso, recordaron el asesinato de Zoe Quispe, joven mujer trans asesinada por su pareja en Palpalá en el mes de septiembre. También se exigió #JusticiaporCeleste porque en Tucumán este caso desnuda la cruel realidad de tantas compañeras trans y travestis que sufren la violencia y abuso policial, pero también de otras instituciones como la misógina justicia, la misma que encarceló a Belén por un aborto espontáneo que acaba de dejar impunes a la mayoría de los policías implicados en el caso.
Iba bajando el sol y los cantos se escuchaban más fuerte mientras se reclamaban por derechos elementales como educación y salud de los cuales las personas de la comunidad se encuentran privados por la discriminación existente. Una de las consignas más escuchadas fue la de cupo laboral trans, una necesidad acuciante en una de las provincias más pobres del país, donde la exclusión social es moneda corriente y la inserción laboral una necesidad para que la población travesti y trans deje de sufrir la prostitución casi como un destino único.
En la marcha también hubo cantos de denuncia a la Iglesia porque no olvidemos que este Papa se manifestó en contra la ley de matrimonio igualitario y, que recientemente se ha pronunciado contra las personas trans y la “ideología de género” en las escuelas. Ahora la Iglesia nuevamente se ve envuelta en casos de abuso sexual como en la provincia de Mendoza, en donde decenas de niños hipoacúsicos se presumen han sido abusados en el Instituto Antonio Próvolo de Luján de Cuyo. La denuncia se agrava porque uno de los curas acusados tenía denuncias anteriores en Italia y fue encubierta por la curia eclesiástica. Este instituto estaba subsidiado por el estado provincial, por eso gritaron bien fuerte en la marcha, diferenciándose tajantemente de las organizaciones sociales y corrientes de centroizquierda que se reúnen con el Papa, exigieron la separación de la Iglesia del Estado.
Tampoco estuvo ausente el pedido de liberación a Milagro Sala, enarbolando una bandera que denotaba el pedido de la ONU por la libertad de la dirigente social. En gran parte de la marcha se repudió al gobierno de Gerardo Morales que busca criminalizar la protesta en la provincia.
Desde la el PTS-Frente de Izquierda denunciaron que ni Macri ni Cristina son la garantía de la defensa de los derechos que se conquistaron con la lucha. Hace días se conocía la denuncia de un docente en Misiones despedido por ser gay, motivo por el cual también deciden pagarle media indemnización. Está claro una vez más que si bien la conquista del Matrimonio Igualitario y la Ley de Identidad de Género han sido grandes avances en la lucha LGTBI, la igualdad ante la ley no es la igualdad en la vida real y cotidiana.
Finalizando la jornada, Andrea Gutiérrez, referente de Pan y Rosas, afirmaba: “Consideramos que todo lo conquistado hasta ahora, toda esa fuerza que se viene desplegando con bronca en las calles por el #NiUnaMenos debe unirse de manera organizada junto a los trabajadores y la juventud por conquistar una verdadera libertad sexual. Pero esto no lo vamos a lograr yendo detrás de ningún partido patronal. Macri afirmaba hace algunos años que los homosexuales eran personas “enfermas” siguiendo los mandatos del Vaticano, y en Jujuy vivimos un estado de represión continua con el código contravencional de Morales entre otras tantas situaciones.” Por eso la joven estudiante finalizaba, “tenemos que confiar en nuestras propias fuerzas para continuar esta gran y necesaria pelea, organizándonos de manera independiente de estos sectores en las calles y en nuestros lugares de trabajo y estudio contra la violencia sexista.”