En el programa Se Tenía Que Decir, entrevistamos a Mario Santucho, editor de la Revista Crisis, sobre la historia y la actualidad de los servicios de inteligencia.
Mario Santucho estudió Sociología en la UBA, formó parte del Colectivo Situaciones y hoy edita la Revista Crisis. Es autor del libro “Bombo, el reaparecido” publicado en 2019, que cuenta la historia de Bombo Avalos, militante del ERP que combatió en el monte tucumano en los ’70, que definió como “el partisano rural más importante de Argentina del siglo XX”.
En Se Tenía Que Decir dimos un informe repasando los últimos acontecimientos que se dieron a conocer sobre el espionaje ilegal de la AFI (Agencia Federal de Inteligencia) bajo el gobierno anterior de Mauricio Macri. Todavía no se había conocido la nueva información de espionaje e infiltración a periodistas y partidos políticos como el PTS, que se publicó en algunos medios el viernes por la tarde, sin que las víctimas del mismo accedan a esa información en primera instancia.
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En esta entrevista, Mario Santucho habla de los casos que se conocieron recientemente y hace un repaso sobre la historia de los servicios de inteligencia desde la salida de la dictadura, por qué 1989 y 2001 son puntos de quiebre en el funcionamiento de los servicios. José Luis Vila, Enrique Nosiglia, José Luis Manzano, Hugo Anzorregui, Jaime Stiuso, algunos de los nombres resonantes en esta historia, y que hoy volvemos a escuchar. También habló sobre la relación entre la inteligencia y los distintos gobiernos, su estructura nacional, el espionaje de otras fuerzas represivas como Gendarmería conocido como “Proyecto X” en el 2011 y el Servicio Penitenciario. Finalizó contando sobre el pedido de apertura de los archivos de la dictadura que hizo el año pasado junto a otros familiares de desaparecidos y organismos de DDHH, y habló de la información que le entregó la AFI.
El espionaje ilegal de la AFI durante el macrismo y el nuevo caso que entrelaza los servicios de inteligencia con el narcotráfico
Las novedades tienen que ver con dos denuncias que hizo Cristina Caamaño ante la justicia por espionaje ilegal, que están en el juzgado de Martinez De Gorgi y que ya fue tomada por el fiscal Di Lello. La información que hay ahí no sería tan importante creo yo, porque lo que encontraron son unos índices de espionaje hechos a partir de un pendrive que había dejado como ciertas rastro, ciertas huellas, en la computadora (de la AFI). Pero, en principio, por lo que yo tengo entendido no estaría la información como tal, ni los análisis ni los informes producidos por los agentes, ni siquiera los mails. Estuvo Majul por ahí pidiendo que no se publiquen, pero parece que no van a estar, así que no debería preocuparse demasiado. Pero sí es interesante que hay algunos agentes que, en esa presentación de Caamaño, van a ser citados a la justicia y van a hablar.
La otra causa que presentó Caamaño fue en Lomas de Zamora, otro juzgado federal pero no de Comodoro Py. Esa es por el espionaje al Instituto Patria de Cristina Fernández de Kirchner hace un par de años. Eso tiene que ver con el tema de la AFI.
Lo que se empieza a percibir con estas causas, son sectores periodísticos de un lado y del otro que utilizan los elementos de información que están en las causas que ya empiezan a ventilarse como elemento de una disputa facciosa digamos. Veo que se están reproduciendo las mismas lógicas, a pesar de que hay un proceso de intervención.
Sobre la causa de Lomas de Zamora, la que involucra a Jose Luis Vila (un personaje muy importante), no nos olvidemos que está apareciendo un elemento nuevo con la aparición del narcotráfico. La trama que está en juego es la AFI, o agentes de inteligencia orgánicos o inorgánicos (hay que determinar bien eso), que aunque se les corte la caja estatal cuentan con otro tipo de financiamiento que en este caso podría haber venido del narcotráfico. Esa aparición puede ser la apertura de algo nuevo en este problema, para tenerlo en cuenta en las próximas semanas.
Se abre una gran pregunta, un debate que deberíamos: qué significa democratizar la inteligencia nacional, qué sería eso, qué imagen nos podemos hacer de eso. Y cómo salimos de la pelea entre grupos políticos y grupos de negocios que utilizan la inteligencia como espionaje para dar esas pugnas internas del sistema político. La pregunta es cómo se democratiza una institución, en esta caso, la inteligencia. Quizás haya una discusión previa: si hace falta inteligencia o no. Y me parece que hay que darla. Claramente el espionaje interno no tiene ningún signo de democracia. Hay una encrucijada: si realmente se va a apostar al camino de una democratización, salir de cualquier idea de espionaje interno, que por supuesto no está permitida por la ley de inteligencia nacional.
A partir de ese acuerdo aparece una gran discusión sobre qué función tienen los servicios de inteligencia una vez que ya no están los militares gobernándolo. Cuando lo tenían los militares era claro. El sistema político, los sectores del radicalismo y el peronismo en el gobierno, ¿qué función le dan a los servicios de inteligencia? Ahí aparece un personaje clave, que va a regir los servicios de inteligencia durante todo el menemismo: Hugo Anzorregui. El venía del sector judicial y es el que le va a dar una función al servicio inteligencia, que va a regirlo hasta el 2015 por lo menos, y todavía hasta hoy. Esa función va a ser la capacidad de garantizarle a los gobiernos, los poderes ejecutivos, cierta impunidad respecto del sistema judicial. Específicamente de Comodoro Py. Por eso una de las funciones claves de la intelgencia va a ser controlar de alguna forma la justicia: nombrar jueces, tener capacidad de lobby en la justicia. Eso se va a ir logrando con una dependencia cada vez mayor de la justicia federal respecto de los servicios de inteligencia.
Todo eso empieza con Hugo Anzorregui que tenía un buffet de abogados importantes que hacía este trabajo para afuera, pero después va a tener todos los fierros del estado y los servicios de inteligencia, los fondos reservados y otras cosas para hacerlo adentro. Es interesante también entender que no sólo los jueces pasan a depender de la SIDE porque les pasaban los famosos “sobres”, sobresueldos. Hay algo más de fondo, no se trata simplemente “de corrupción”, hay algo más estructural en ese vínculo que es lo que hay que desandar y que no es tan fácil. Es la dependencia de los jueces de los servicios de inteligencia en las investigaciones concretas de las causas. La gran función que cumplió el personaje clave de la inteligencia en el periodo democrático, Jaime Stiuso, fue la eficacia para que los jueces dependan totalmente de la SIDE para sus investigaciones. Por eso tampoco la justicia tiene una capacidad de investigación propia como debería tenerla y depende totalmente de la SIDE para llevarlas adelante. Esa misma relación se estableció, en cierto modo, entre los servicios de inteligencia y los gobiernos, los presidentes concretamente, con la capacidad de resolverles ciertos problemas. Además de la cuestión más corrupta si se quiere, brindarle información sobre aliados, con el espionaje político fraccional profesional; además de eso, los servicios de inteligencia le brindaron algunos servicios políticos importantes en la gobernabilidad.
En 2001 hay un hecho importantísimo: en el medio de la crisis del sistema político y de la economía, la SIDE, y Stiusso en esto es fundamental, logra el autogobierno. Hasta ese momento los gobiernos, del menemismo y la Alianza también, una vez que llegaban al gobierno no sólo ponían al director de la SIDE y al segundo, que eran “señor 5” y “señor 8”, sino que también ponían los directores de diferentes áreas dentro de SIDE. Dirección contra el terrorismo, dirección de operaciones especiales, dirección de contrainteligencia, una cantidad de direcciones de la SIDE que es donde se produce la información básicamente. Los gobiernos normalmente elegían quién poner en esos puestos. Pero a partir del 2001 la SIDE se va a plantar y va a decir que a partir de ahí los gobiernos van a poner solamente al “señor 5” y “señor 8”, y que hacia adentro de “La Casa” como dicen ellos, se van a autogobernar. Ahí hay un cambio fundamental, y por eso Jaime Stiuso llega a ser un personaje importante en el sistema político argentino durante este siglo.
Según dicen, hay un momento clave de ruptura fuerte en las elecciones de 2013 cuando Massa comienza a romper con Cristina. Ahí la SIDE empieza a despegarse del kirchnerismo, de Cristina particularmente y empiezan a trabajar para Massa . No lo tengo del todo corroborado. Pero me interesa más que el dato, la lógica. De cómo los servicios de inteligencia empiezan a ver el poder desplazarse al otro lado y empiezan a jugar sus cartas. Lo cierto es que a partir del 2013 empieza la pelea fuerte entre Cristina Kirchner y Stiusso, y termina de explotar cuando fue la firma del memorándum Argentina – Irán. Ahí se percibe que entra en juego otra dimensión clave: la dependencia de los servicios de inteligencia argentina y su articulación con los servicios de inteligencia de otras potencias, que son las que realmente terminan imponiéndole a la AFI o la SIDE el sentido. Me refiero a la CIA, el Mossad. Stiusso, lo que había logrado con la causa de la AMIA -que fue la gran causa judicial y de inteligencia del siglo XXI- fue una relación muy fuerte con la CIA y el Mossad. Nisman era parte de ese engranaje. Por eso, entre la firma del Memorándum con Irán y la muerte de Nisman, se vive un proceso de ruptura definitivo entre el poder ejecutivo y la SIDE. Durante el gobierno de Macri lo que aparece es una un retroceso muy fuerte y una “caotización”.
Por eso para mí es interesante poner en perspectiva esta discusión. La discusión de fondo es si la democracia necesita inteligencia y qué sería una inteligencia de tipo democrático. Creo que hay dos vectores. Uno es institucional, que funcione más o menos para los que se dice que tiene que funcionar, que no es lo que pasa. En ese sentido yo creo que Cristina Caamaño está avanzando algunos casilleros en ese punto. Y el otro vector es una discusión más política más el fondo: qué sería una inteligencia democrática, cuál es el contenido, para qué sirve una inteligencia. Yo personalmente pienso que sí se precisa una inteligencia, que es importante producir conocimiento estratégico, saber que están haciendo la inteligencia y las fuerzas armadas y de seguridad de otros estados, específicamente EE.UU. por ejemplo que seguramente operan en Argentina. También hay otros problemas que hacen a la Argentina y su inserción en el mundo, con el cuidado de un montón de cuestiones que tienen que ver con nuestro futuro, que sería importante producir conocimiento. Lo que pasa es que tiene que ser un organismo totalmente civil y que produzca información pública, no sólo para el estado. No tiene sentido la producción de conocimiento estratégico secreto. En todo caso la discusión de fondo es cuánto se reduce ese secreto y cuánto no. Me parece que tiene que ser una discusión sobre construcción o producción de información relevante para el pueblo argentino.