Una de las principales lecciones que dejó la lucha que efectuó Marisela Escobedo fue dar cuenta de la complicidad que existe entre el Estado mexicano, en sus tres niveles de gobierno y el aumento de los feminicidios en el país, que cimbraron no solo a Ciudad Juárez y todo México, sino pusieron en tela de juicio el papel de las autoridades de Chihuahua, a escala nacional e internacional desde 1993.

La Izquierda Diario México @LaIzqDiarioMX
Jueves 17 de diciembre de 2020
Este 16 de diciembre se cumplen 10 años del casi anunciado asesinato de Marisela Escobedo afuera de las puertas del Palacio de Gobierno del estado de Chihuahua.
Desde la Izquierda Diario y el Movimiento de las y los Trabajadores Socialistas en el estado de Chihuahua, consideramos que la lucha de Marisela por denunciar y perseguir a los responsables por el asesinato de su hija Rubí se convirtió en un símbolo de lucha a escala nacional e internacional, en contra de los feminicidios y el papel que ha venido jugando el estado mexicano, que ha dejado en la indefensión a las madres de las desaparecidas y permitido tanta impunidad.
Marisela Escobedo sabía a lo que se enfrentaba y no claudicó por encontrar justicia para su hija Rubí; el cinismo de las autoridades del Estado, en aquél entonces encabezadas por Cesar Duarte Jáquez fue tal, que el 16 de diciembre del 2010 fue asesinada, a un costado del propio Palacio de Gobierno, en la capital de Chihuahua.
Por días, existe un documental trasmitido por Netflix, en donde se utiliza su imagen en un intento por limpiar a las omisas instituciones del estado de Chihuahua, con el fin de decir que fueron “omisiones” y “errores” personales, y no el pan de cada día de las instituciones del estado, para las familias obreras a quienes la justicia nunca llega.
Como comentan Mariel Ochoa y Yessica Tzunalli Morales Castro en su artículo sobre el documental de Netflix, “Las tres muertes de Marisela Escobedo: cuando el feminicidio es un (cínico) crimen de Estado”:
“Entre la romantización de la lucha de la activista y la excesiva voz que se le da a fiscales y ex funcionarios, voceros de los responsables del último asesinato de Marisela, que ahora vienen a pedir ser disculpados “reconociendo sus errores”, lo que se pierde es la contundente denuncia que Marisela y su hijo refuerzan cada vez que aparecen en pantalla: en México, no existe una “falla” en el Sistema. ¡La historia de Ciudad Juárez es también la historia del feminicidio que no cesa!”.
En el documental se rescata principalmente una parte, moldeando la imagen de Marisela como una víctima, como una persona vulnerable y no como un símbolo de lucha de una mujer que combatió contra todo por denunciar y atrapar a los asesinos de su hija, y que fue precisamente esta es la razón del porqué, el aparato represivo del Estado posibilitó su eliminación.
Finalmente, quieren sembrar la imagen de Marisela como la mujer “empresaria”, pretendiendo con esto invisibilizar que Marisela era una mujer de la clase trabajadora que nada tiene que ver con la forma de vida e intereses de los grandes empresarios.
Como dice Flor Aco: “Cuando vi el documental lloré de rabia, cómo no sentirla ante tanta brutalidad, pero las mujeres no estamos condenadas a ser víctimas impotentes ni pasivas; la violencia contra las mujeres la tenemos que parar con cientos de miles organizadas y en las calles”.
Flora Aco es trabajadora reinstalada en el Sistema de Desarrollo Integral de la Familia (DIF) de la Ciudad de México, contratada por honorarios, en donde enfrentó los despidos que iniciaron con el gobierno de AMLO a nivel federal y con Claudia Sheinbaum en la jefatura de gobierno capitalino. Es además, aspirante a candidata anticapitalista independiente a una diputación federal por el distrito 23 en Coyoacán en la Ciudad de México, junto a Leda Victoria, trabajadora de la educación, desde donde sigue con la lucha por todos los derechos de las mujeres y LGBT+.
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Que el asesinato de la Marisela (y su hija) no quede impune
Ante la romantización de la muerte de Marisela Escobedo en la serie de Netflix y las declaraciones cínicas del gobierno estatal, tenemos que rescatar el compromiso de esta incansable activista por exigir el castigo a los feminicidas.
Es necesario formar un gran movimiento independiente que lucha en las calles por aclarar el asesinato de Marisela infernal esta barbarie contra las mujeres en Chihuahua y en la mayoría de los estados del país. Esto, al mismo tiempo que luchar contra la discriminación y explotación de las mujeres y la diversidad sexual.
Justo ahora que acaban de anunciar la repatriación del corrupto exgobernador César Duarte, tenemos que hacer que se escuche en las calles nuestro grito de ¡castigo a los asesinos!
Como parte de esta lucha demandamos: “Igualdad de salarios y mejores condiciones de trabajo para la mujer trabajadora, por cupo laboral trans. Contra el feminicidio, los crímenes de odio, las redes de trata y todas las formas de violencia. Alto a la violencia contra las mujeres. Que hoteles y propiedades de grandes arrendadores inmobiliarios se expropien sin pago bajo control de sus trabajadores y se habiliten como refugios dignos y gratuitos para las mujeres y sus hijos que enfrentan violencia doméstica en sus hogares”.
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