El 13 de noviembre de este año se llevó a cabo una polémica manifestación en el corazón de la CDMX. La denominada “Marcha en defensa del INE” fue convocada por partidos políticos contrarios a la 4T, organizaciones civiles y ciudadanos que mostraban una férrea negativa a la reforma electoral propuesta por el presidente del país.
Miércoles 23 de noviembre de 2022
Bajo la consiga de “El INE no se toca”, miles de personas se volcaron a las calles y entre pancartas y vestimenta rosa macharon por Reforma para mostrar su oposición no solamente a la reforma de AMLO, sino a su propio gobierno. Desde el análisis de la 4T, a la convocatoria asistieron cerca de 10 a 12 mil personas, pero los participantes aseguraron que eran más de 200 mil. Lo cierto es que por un momento las calles de reformas de vieron abarrotadas por los manifestantes.
Entre las propuestas de la reforma se encuentran la reducción de senadores (de 500 a 300) y diputados (de 128 a 96), reducir el tiempo de propaganda política en televisión y la reducción de los consejeros del INE de 11 a 7.
La manifestación, convocada por los sectores de la derecha más férrea de la política mexicana, mostró a una base social movilizada sobre la que puede apoyarse la oposición neoliberal para fortalecerse, de manera significativa en la Ciudad de México, en donde el MORENA perdió la mitad de las elecciones el año pasado.
Situación que no deja pasar desapercibida la derecha mostrando “preocupación” por el destino del rumbo político del país. Ahora el FRENA busca aprovechar la importancia política y mediática de la marcha del 13/11 con su convocatoria a una nueva movilización para el 27 de noviembre, del Ángel al Zócalo, para volver pedir la renuncia de AMLO, como lo hizo con sus manifestaciones en el 2020.
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En el marco de la carrera electoral que desembocará el 2024, el Morena, el PT y el Verde, partidos que impulsan el proyecto de la 4T, ven cómo a pesar de la fortaleza que preserva el gobierno y del importante apoyo que mantiene de un gran sector de la población, sus contradicciones se van haciendo cada vez más evidentes y aquellos que toman una postura crítica respecto a la 4T y al partido guinda van aumentando, aunque no necesariamente se conviertan en base de la derecha.
Ante tales hechos, AMLO ha salido a convocar de manera un poco defensiva a una marcha el próximo 27 de noviembre (el mismo día y con la misma ruta que la del FRENA, sólo un par de horas antes) para celebrar su cuarto año de mandato y de paso adelantar el informe de gobierno, que tradicionalmente se realiza el 1ero de diciembre. ¿Es acaso esta su manera de mostrar que, pese a todo, sigue teniendo el apoyo de la mayoría de la población? Y de ser así, ¿por qué es necesaria una demostración pública de fuerzas para cerrar el año?
Respecto a los cuestionamientos sobre si la convocatoria a la manifestación era una “muestra de músculo”, AMLO negó esto planteando que el domingo era un mejor día para realizar el informe de gobierno porque tendrían más posibilidad de asistir personas que están de acuerdo con la transformación que lleva a cabo, pues hay “mucha gente consciente” que desea mostrar su apoyo.
También se pronunció sobre los cuestionamientos de que habría acarreados en la marcha, diciendo que con el 70% de aprobación no era necesario traer acarreados; pero esto se contrapone con las indicaciones dadas a trabajadores de los programas sociales, a quienes “se les invitó” a no faltar ese día a la manifestación y llevar acompañantes.
Más allá del asunto de la reforma electoral y la necesidad de mostrar su fuerza, las manifestaciones convocadas por la oposición y el gobierno expresan el salto en la polarización política nacional camino a las elecciones del 2024, donde AMLO juega un papel fundamental para que vuelva a ganar MORENA, si bien habrá que ver qué tan fuerte puede mantenerse el partido guinda sin contar con López Obrador de presidente después de ese año.
Sin embargo, como se mostró con los gobiernos abiertamente neoliberales del PRI y el PAN en los sexenios anteriores, ellos no representan una alternativa favorable para la clase trabajadora y el pueblo pobre.
Pero tampoco el gobierno de la 4T, que no está exento de elementos de continuidad neoliberal (como la precarización laboral, los megaproyectos y la militarización), aunque combinados con medidas –insuficientes- de asistencia social.
Ninguno de los partidos del régimen dará solución a las problemáticas que enfrentamos día a día el pueblo trabajador, pues en última instancia todos representan y priorizan los intereses de los grandes empresarios, o de sectores de los mismos.
En medio de la peor inflación de los últimos 20 años, los políticos burgueses se enfocan en la disputa por el poder, mientras que empeoran cada vez más las condiciones de vida del pueblo trabajador. La única alternativa favorable para las grandes mayorías vendrá de la mano de la organización independiente de los trabajadores y su alianza con el conjunto de los oprimidos.
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