La investigación por cohecho por el intercambio entre Longueira y SQM , seguida de su renuncia a la UDI, vuelve a poner a este partido en la picota. Advierten fuga de militantes, baja electoral, mayor desprestigio. Pero siguen duros contra los trabajadores y estudiantes oponiéndose e impugnando constitucionalmente las tibias reformas.
Nicolás Miranda Comité de Redacción
Viernes 11 de marzo de 2016
Los riesgos inmediatos
El diputado UDI Felipe Ward alertó que "yo creo que la medición de las elecciones municipales, en pocos meses más, va a marcar un antes y un después y no sabemos cómo nos va a ir, probablemente no nos va a ir como nos ha ido en otras elecciones"
Agregó, junto con otros dirigentes gremialistas que hay un riesgo de pérdida de militancia.
Pero no solo eso. Revelan una crisis interna, con poco espacio para sus figuras jóvenes y locales, cuestionamientos a su funcionamiento, y a cómo enfrentaron los casos de corrupción.
Hay renuncias y amenazas de renuncias, de alcaldes como el de La Florida Rodolfo Carter, o el de Estación Central Rodrigo Delgado. Muchos de sus candidatos a alcaldes formaron “Alcaldes por Chile” para presentarse a las elecciones tratando de no verse afectados por los casos de corrupción.
Vienen discutiendo desde un cambio en su Declaración de Principios, en la que siguen reivindicando la dictadura y el golpe, hasta un cambio de nombre.
Es que lo de Longueira con SQM no es un hecho aislado. La UDI está investigada, e incluso con Jovino Novoa condenado, en todos los casos: Penta, SQM, BCI, Corpesca, incluso Caval.
El peligro mayor
Inesperadamente, irrumpió un debate profundo: la viabilidad de la UDI, su posibilidad de su continuidad, al menos como la conocemos hasta hoy.
El mismo Felipe Ward reconoce que "estamos muy cerca del suelo", que atraviesan una "crisis profunda".
Otro dirigente, el vicepresidente y diputado gremialista David Sandoval, asegura que están en “un punto de inflexión”. Es más, declara que de no cambiar, se pone en riesgo el proyecto político del gremialismo.
Periodistas y analistas también señalan que la UDI quedó por el suelo.
Ya señalábamos aquíque la derecha en su conjunto tras perder las presidenciales en manos de Bachelet, quedó en una crisis política, parlamentaria, ideológica y moral.
La UDI está en la picota. Pero no está muerta.
La UDI al ataque
Aún así, la UDI se mantiene activa y al ataque contra todo el pueblo. Piden mano dura, ejército y armas contra el pueblo mapuche. Piden más represión, y la reivindican, como en el caso del ataque de Carabineros a Rodrigo Avilés.
Apoyaron la movilización reaccionaria de los dueños de camiones el año pasado, así como las movilizaciones de la CONFEPA. Lanzan campañas mediáticas con sus medios como El Mercurio y La Tercera. Votan contra todas las leyes por más moderadas que sean. Recurren al Tribunal Constitucional para frenarlas, como hicieron con la glosa de gratuidad, y ahora anuncian que harán con la reforma laboral.
Por eso la UDI no morirá de muerte natural. Hay que derrotarla.