“Matthias et Maxime” es un paso adelante en la titubeante carrera de Xavier Dolan, joven realizador canadiense amado y odiado a partes iguales.
Eduardo Nabal @eduardonabal
Viernes 10 de abril de 2020
Estamos ante uno de sus trabajos más sólidos por la capacidad de transmitir sentimientos sin demasiadas piruetas audiovisuales y basándose en un guion ajustado, aunque no demasiado original. El último filme de Dolan nos cuenta el amor imposible entre dos amigos íntimos que, a partir de un pequeño incidente, descubren su atracción mutua, aunque reprimen su deseo gay en favor de seguir en sus pesquisas laborales y personales.
El realizador y también uno de los protagonistas de la cinta hace la que es posiblemente su interpretación más sobria y ajustada a su papel de chico que va a partir a Australia en unas semanas. Cuidando de su madre discapacitada e irascible, marcado por un grupo de amigos no demasiado inteligentes, Maxime vive en un mundo muy distinto al de su amigo Matthias, abogado en alza.
El filme deja un poso de tristeza, a pesar de su postizo final ambiguo, pues nos habla de las barreras psicológicas que impiden que se una a su verdadero amor y antiguo amigo de la infancia. Al contrario que en otros de sus filmes, no abusa tanto de los primeros planos, sino que penetra en los sentimientos de los dos personajes principales con loable destreza y nos muestra la ausencia de modelos no heterosexuales que sufren ambos, así como la separación en la que mascullan su deseo de estar juntos.
Sin privarse de algunas de sus habituales piruetas narrativas Dolan abandona el exceso en favor de una intensa contención basándose en el trabajo actoral propio y de Pier-Luck Fun, que se mueve en otra esfera algo ridiculizada por el realizador.
De nuevo madres imposibles, amigos que estorban y un contexto ajeno a lo que se está larvando en el interior de Matthias y Maxime. El director de “Mommy” mide con más atención el material que tiene entre manos, a pesar de que algunos personajes quedan reducidos a la caricatura grotesca.
“Matthias et Maxime” es una historia de amor en la distancia, de amistades turbulentas y de relaciones familiares complejas como casi todas las obras del canadiense. Maxime aparece lleno de pequeñas heridas que también simbolizan su situación emocional mientras que Mattieu lo busca con más empeño, pero con el mismo temor a cómo ese encuentro puede afectar a sus vidas.
A pesar de dejar un final abierto nos encontramos con uno de los trabajos más melancólicos y desesperanzados de Dolan, que encarna con verdadera maestría a un joven maltratado por las circunstancias familiares. Menos pretenciosa y ambiciosa, pero más eficaz, a la hora de transmitir sentimientos y desgarros “Matthias y Maxime” es un grato, imperfecto pero sólido paso adelante en la carrera del director, que sin deshacerse de sus fantasmas habituales sabe medir el equilibrio entre el fondo y la forma.
Eduardo Nabal
Nació en Burgos en 1970. Estudió Biblioteconomía y Documentación en la Universidad de Salamanca. Cinéfilo, periodista y escritor freelance. Es autor de un capítulo sobre el new queer cinema incluido en la recopilación de ensayos “Teoría queer” (Editorial Egales, 2005). Es colaborador de Izquierda Diario.