¿Cuál es la historia detrás de las dos palabras que se transformaron en movimiento? Impacto, legado y lucha. Columna de cultura de El Círculo Rojo (jueves a las 22 a 24 en Radio Con Vos FM 89.9).
Celeste Murillo @rompe_teclas
Jueves 27 de julio de 2023 23:34
Imagen: Tarana Burke.
· Hace un mes se estrenó una serie taiwanesa Wave Makers en Netflix. Es una historia sobre el equipo de campaña de un partido y se habla de acoso sexual. La serie disparó varias denuncias en los dos partidos principales, con renuncias y consecuencias todavía desconocidas en la relación tensa con China.
· En 2006, la activista estadounidense Tarana Burke empezó a usar el hashtag Me Too (yo también en inglés) en la red social MySpace con el objetivo de visibilizar que el acoso sexual y el abuso eran parte de un problema sistémico (violencia patriarcal) y no algo que casualmente se repetía en muchos casos individuales.
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· El hashtag se hizo viral en 2017 cuando la actriz estadounidense Alyssa Milano posteó en Twitter una situación de abuso que había sufrido y propuso que cada mujer contara si le había pasado algo similar con las palabras Me Too.
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· La iniciativa se tradujo en 12 millones de posteos en las primeras 24 horas. En ese momento Tarana Burke tenía 500 seguidores y no conocía a ninguna de las actrices que dieron el puntapié inicial de la ola de denuncias que dejó en evidencia que el abuso de poder era moneda corriente en Hollywood.
· El resto es historia. Uno de los primeros resultados visibles del Me Too fue la condena del productor Harvey Weinstein. Pero la propia Tarana Burke dijo que ese no podía ser el objetivo que guíe el movimiento: “que las celebridades vayan o no a la cárcel, no hace sustentable a un movimiento”.
El problema no era yo
· Algo muy interesante de la frase Me Too es que la afirmación individual repetida millones de veces pone en evidencia que no es algo que le pasa solo a una persona pero sobre todo, evidencia la magnitud social del problema.
· Algo similar pasó en los años 1960 en los talleres feministas. Cuando las mujeres escuchaban una y otra vez la misma situación, se daban cuenta de que no era una experiencia aislada sino que era un problema social. “No era yo, no era él, era la sociedad”, dice una activista en el documental que se llama Ella es hermosa cuando está enojada.
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· Las denuncias en Hollywood sirvieron para visibilizar lo que pasaba a muchas mujeres y personas LGBT más allá de la alfombra roja.
· El momento no fue casual, la elección de Donald Trump en 2016 había generado politización entre muchos sectores. Sacó del letargo incluso al movimiento feminista de Estados Unidos con una marcha multitudinaria el día de la asunción del presidente en enero de 2017.
· El caldo de cultivo era el mismo que en otros momentos. La desigualdad, la subordinación y diferentes tipos de violencia patriarcal que se entrelazan con y encajan en las relaciones de poder del lugar de trabajo (jefe-empleada, supervisor-trabajadora y, en la versión Hollywood, productor-actrices y técnicas).
· El Me Too no llegó a esa conclusión generalizada. La propia Tarana siempre mantuvo una postura crítica con el movimiento. “Necesitamos hablar sobre las mujeres comunes, los varones, las personas trans. Toda la gente que no es rica, no es blanca ni famosa”.
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Cuando el yo se transforma en nosostras
· Eso que decía Tarana llegó con las consecuencias inesperadas del Me Too. Inesperadas porque, a diferencia del Ni Una Menos de Argentina en 2015 (un movimiento callejero, masivo y de protesta), el Me Too fue sobre todo una ola de denuncias de mujeres famosas.
· El impacto de Me too fue muy amplio. Como Ni Una Menos en Argentina, se tradujo en diferentes luchas diferentes. Se transformó en una contraseña para que se escuchen sus demandas y sus denuncias sobre una sociedad desigual y decir que el acoso, el abuso o los femicidios son parte de una cadena de violencias.
· Unos meses después las denuncias en Hollywood, las trabajadoras de limpieza del estado de California marcharon con su sindicato para exigir que las legislaciones laborales incluyan la protección del acoso sexual. La semana siguiente, las trabajadoras de McDonald’s en varios estados hicieron paros simultáneos y salieron de los locales para protestar contra el acoso sexual, que es una herramienta cotidiana de jefes y supervisores.
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· Elegí estos ejemplos no porque las trabajadoras sean “más víctimas” que las actrices famosas, sino por lo que decía antes, cómo encaja ese tipo de violencia en el trabajo. Por ejemplo, durante el paro en McDonald’s, se publicó un informe que decía que el 40 % de las trabajadoras de cadenas de comida rápida sufrieron algún tipo de acoso sexual en el trabajo.
· También porque en sus métodos de lucha se pueden ver otras respuestas, más colectivas y menos individuales. En Argentina, en 2011 un turno completo de la planta de Mondelez se paralizó a raíz de la denuncia de una trabajadora por el acoso de un supervisor. En 2019, en la misma fábrica el turno noche paró la producción en solidaridad con una trabajadora que atravesaba una situación de violencia machista. Todavía circula el video donde le dicen “No estás sola” y exigen comisiones que investiguen el acoso laboral o que se reconozcan las licencias pagas por violencia de género.
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· Ninguna de esas medidas resuelven el problema de fondo, tampoco las condenas de agresores individuales. La verdad es que en esta sociedad no existen respuestas definitivas, las medidas del Estado (que exigimos todo el tiempo) son, como máximo, un paliativo.
· Tarana Burke explicó en una entrevista que el objetivo del Me Too y la lucha contra la violencia machista no podía ser destruir celebridades individuales durante los próximos veinte años porque eso no iba a impactar en los motivos por los cuales la violencia sexual prevalece. “Tenemos que hablar de los sistemas que todavía siguen intactos y permiten que suceda”.
Celeste Murillo
Columnista de cultura y géneros en el programa de radio El Círculo Rojo.