La situación en el principal centro de acogida de menores migrantes de la ciudad autónoma de Melilla, “La Purísima, es terrible. Cientos de niños y jóvenes se encuentran recluidos allí, hacinados y durmiendo en el suelo. La consejera de Hacienda del Gobierno de Melilla ha calificado la situación de "catástrofe humanitaria" y lo ha denunciado ante la Fiscalía.
Jaime Castán @JaimeCastanCRT
Martes 10 de marzo de 2020
Estos días se ha dado conocer que el módulo de primera acogida de “La Purísima”, el principal centro de menores migrantes de Melilla, se encuentra al doble de su capacidad, con 600 jóvenes hacinados en unas instalaciones dispuestas para 350 personas.
El diario El País ha accedido a imágenes del mismo facilitadas por un grupo de voluntarias que trabaja con menores. Las imágenes dan cuenta de las “las lamentables condiciones en las que el centro mantiene a los chavales acogidos: cuatro filas de colchones en literas corridas, sin espacio, apenas, para mover una pierna; baños insalubres; futones echados al suelo sobre los que no queda más recurso que apelotonarse en grupos para dormir. Algunos de los que pasan por el centro confiesan a menudo que la situación en las instalaciones les empuja a escapar y acaban durmiendo en la calle”.
Desde el Gobierno de la ciudad autónoma se alega que la situación está desbordada: “A día de hoy tenemos 886 menores en La Purísima”, ha señalado el viceconsejero del Menor, Abderrahim Mohamed, 600 de los cuales se encuentran en el módulo de primera acogida, como apuntábamos.
El centro está subcontratado a Arquisocial, una empresa de servicios sociales con sede en Zaragoza, que recibe 4,9 millones anuales de dinero público por la gestión del centro. A pesar de que son varias las denuncias por no cumplir las condiciones de los pliegos de la contratación, la empresa lleva una década encadenando contratos de dos años prorrogables.
La propia consejera de Hacienda, Nuria Almansuri, del partido Coalición por Melilla, ha declarado que firmar la prórroga de los contratos “es cometer una ilegalidad; nos encontramos con que las condiciones que dieron lugar a la licitación son totalmente distintas”. No obstante, firmó la prórroga del contrato hasta el próximo concurso público de 2021.
En el marco de las pésimas condiciones de vida que se viven en el centro, varios medios de prensa han denunciado que se destacan los abusos por parte de trabajadores del centro. Ante esta situación, muchos jóvenes tratan de escapar constantemente del centro o quedan fuera del mismo cuando no se ciñen a los estrictos horarios de entrada y salida. Al quedar los jóvenes literalmente en la calle, son el objetivo de abusos pedófilos, denunciándose varios casos en la ciudad.
La situación de vulnerabilidad de estos jóvenes migrantes es muy grave, sobre todo teniendo en cuenta el pésimo tratamiento que las instituciones públicas llevan a cabo. Servicios sociales básicos, como es la acogida de menores migrantes, están subcontratados a empresas privadas que obtienen ganancias a costa de precarizar el propio servicio y a sus plantillas.
Situaciones como esta, pero también el cuidado de personas mayores o de guarderías, exigen repensar todo el sistema de cuidados y reproductivo de este capitalismo neoliberal. Tareas que no se toman públicamente y recaen sobre todo en las mujeres y especialmente, mujeres migrantes, y cuando en el mejor de los casos se toman desde organismos públicos se hace a través de la privatización y con un servicio absolutamente precario y criminal, como es este centro de “La Purísima”.
Por si fuera poco, el nuevo Gobierno del PSOE y Unidas Podemos, lejos de suponer una alternativa, forma parte del problema. Estos días el Gobierno de Pedro Sánchez ha complicado la situación legal de miles de jóvenes migrantes que fueron tutelados por las Administraciones cuando eran menores y que, al dejar de serlo, quedan desamparados.
A los jóvenes migrantes que recién alcanzaron la mayoría de edad se les exige una estabilidad laboral y unos sueldos que de difícil obtención cuando la juventud, sea migrante o no, vive situaciones de auténtica inestabilidad y precariedad laboral. Auténtico racismo institucional.
Las crisis migratorias y las propias crisis sociales de los Estados imperialistas de la “Europa fortaleza” llevan a callejones sin salida que lo único que generan son políticas racistas y auge del populismo de la extrema derecha. Cuando las supuestas alternativas, como el Gobierno de Sánchez e Iglesias, suben las vallas de las fronteras, practican “devoluciones en caliente” de migrantes o los encierran y hacinan en centros de menores o CIEs, desde luego no estamos ante alternativas de ningún tipo.