Recientemente, el alcalde de Chihuahua, México, Javier Garfio Pacheco, dijo en una audiencia de trabajadoras domésticas que no deberían “mirar las noticias sino buenas telenovelas”.
Martes 12 de mayo de 2015
Después de muchas críticas, dijo que se trataba de una broma, pero por mucho que intentó calmar la situación, sus comentarios revelan los extremos de la disparidad de clases en México, y cómo las mujeres que trabajan como empleadas domésticas son maltratadas a menudo.
Las trabajadoras domésticas mexicanas viven en las sombras. Preparan las comidas, cuidan a los niños, limpian la casa, lavan la ropa, dependen de esa familia para mantenerse, a menudo duermen en una pequeña habitación, y son trabajadoras a tiempo completo, las 24 horas del día. En los peores casos, también son acosadas sexualmente por el jefe de la casa, u otros hombres que viven ahí.
A pesar de esta dura realidad, no escasean las novelas, que las tienen en el papel central. En la telenovela “Simplemente María”, la protagonista es una campesina pobre que llega a la ciudad de México a trabajar con una familia rica, y cae en una red de abuso, de la que luego se escapa y termina convirtiéndose en una respetada diseñadora. La historia popular de pobre a rica que nunca se cumple.
Uno de los argumentos más comunes en las telenovelas es centrar la historia en la empleada doméstica; donde al contrario de la vida real, se les otorga un lugar destacado en las familias de clase media y alta, una especie de historia de Cenicienta, pero que es sólo un cuento de hadas.
Los comentarios de Garfio Pacheco hablan de cómo la clase media y alta ven a sus trabajadoras domésticas, y de cómo las tratan, llamándolas a menudo “la muchacha”, en forma peyorativa.
A pesar de las duras condiciones de vida para estas trabajadoras, algunos grupos están organizándose para transformar esta realidad, y en diciembre pasado realizaron el primer Encuentro Nacional de Trabajadoras Domésticas en México. La convención contó con la presencia de cientos de trabajadoras, representando organizaciones de Coahuila, Oaxaca, Colima, Puebla y Chiapas, donde se comprometieron a desarrollar un pacto de garantía de los derechos laborales de las trabajadoras domésticas con la intención de impulsar su ratificación por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
En 2011, la OIT aprobó el convenio 189, que establece condiciones de trabajo decentes para trabajadoras domésticas, entre ellas horas de descanso diarias y semanales, derecho a un salario mínimo y a elegir el lugar donde viven y pasan sus vacaciones. Sin embargo, la ley mexicana no incluye acceso a jubilación o salario mínimo, y en la mayoría de los casos no se pagan feriados o aguinaldos, a pesar de que se trata de un sector más grande que el de la educación o la industria extractiva de ese país.
Se estima que en México hay entre 53 hasta 100 millones de trabajadoras domésticas en todo el mundo, si bien en muchos casos se trata de trabajo en forma subterránea
La realidad fuera de las novelas
(Fuente INEGI, Nexos, The Wilson Center)
Fuentes: womensenews.org/ ilo.org/jornada.unam.mex