La crisis migratoria se refleja en un nuevo dato. El número de solicitudes de asilo al gobierno mexicano alcanzó una cifra récord en lo que va del año. La solución no pasa por la militarización del problema vía la Guardia Nacional, tal como lo ha impulsado el gobierno de la 4T.
Lunes 21 de agosto de 2023
Las condiciones económicas, laborales y de vida van de mal en peor para la clase trabajadora a nivel mundial. La pandemia fue un factor clave para que miles de personas se vieran afectadas en su nivel de vida y por ende salieron de sus países de origen, pero ya es histórico que millones de personas se ven en la necesidad de migrar de país en busca de una mejor economía, seguridad y estabilidad.
Entre enero y julio del 2023 el número de solicitudes de refugio humanitario que recibió el gobierno de México de parte de migrantes rompió un récord al alcanzar la cifra de 88 mil. Funcionarios federales detallaron que de 2021 a julio de este año suman un total de 336 mil 341 solicitudes de 120 nacionalidades, cifra que no tiene precedente en el país. Para la mayoría de estos refugiados nuestro país sólo es una escala necesaria para alcanzar a la potencia del norte.
Recordemos que la crisis migratoria que azota a México, países centroamericanos y de otras latitudes alcanzó proporciones enormes debido a la pobreza y marginación que se vive en las naciones antes mencionadas.
Como es sabido, los migrantes buscan alcanzar los Estados Unidos con el fin de tener una vida mejor. Sin embargo, Washington, negando su responsabilidad económica y política de la crisis, vía el gobierno mexicano han organizado toda una serie de barreras para evitar que estas personas alcancen su objetivo. La primera, y quizá la más eficiente, ha sido la Guardia Nacional (GN).
Según palabras de diversas organizaciones de Derechos Humanos, la GN ha fungido como policía fronteriza a lo largo de todo el territorio mexicano, acción que va en clara contradicción con el discurso humanista y progresista del gobierno de la 4T.
La criminalización da luz verde a los cuerpos de seguridad para hostigar o detener ilegalmente el paso a los migrantes y sus familias; mientras tanto, en las maquilas tampoco les contratan por falta de papeles y es esta prácticamente la única forma que les queda para sobrevivir, además de los trabajos precarizados y sin ningún derecho en el negocio informal.
Debería haber paso libre a cualquier persona que lo desee. Pero también, las condiciones estructurales de cada país no tendrían que orillar a 280 millones de personas a migrar huyendo de la violencia, de los fenómenos naturales, ni las condiciones económicas de cada caso.
Las olas migratorias seguirán en constante crecimiento si continúan las condiciones de vida como la explotación, la precarización, la miseria y la violencia. Es por esto que es urgente impulsar un movimiento sin fronteras que luche por derechos sociales, políticos y sindicales para las personas migrantes, pero también que luche en contra del capitalismo, sistema que reproduce y recrudece las peores condiciones para la clase trabajadora para beneficiar a sólo un puñado.
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