Recientemente el Gobernador de Puebla realizó declaraciones misóginas en torno a la violencia hacia las mujeres.
Joss Espinosa @Joss_font
Lunes 10 de agosto de 2020
Miguel Barbosa, gobernador de Puebla por el Morena, hizo escandalosas declaraciones sobre la violencia hacia las mujeres. Responsabilizándonos de escoger “entornos riesgosos” y señalándonos como “grupo vulnerable”.
Estas declaraciones las hizo en el marco de su participación en la Primera Sesión Ordinaria del Sistema Estatal para Prevenir, Atender, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las mujeres.
Cabe destacar que Puebla, es uno de los Estados de la República que ha registrado altos índices de feminicidio. A partir de ello, ha habido movilizaciones contra la violencia hacia las mujeres, y el gobierno del Estado ha respondido con la creación de la Secretaría de Igualdad Sustantiva.
Declaró:
“Muchas veces las mujeres, no todas, buscan un entorno que les es riesgoso. Y como son un grupo vulnerable, acaban sufriendo las consecuencias. Hay que cuidarlas como autoridad, como sociedad, y tienen que cuidarse más las mujeres.”
No es novedad, que los discursos intenten responsabilizar a las mujeres de la violencia vivida. Desde que el fenómeno del feminicidio se extendió en Cd. Juárez, los medios de comunicación, políticos y empresarios, poniendo como responsables a las jóvenes y trabajadoras víctimas de feminicidio, señalándolas de estar involucradas en el narcotráfico o por estar a altas horas de la noche en las calles.
No bastando con eso, replicó también uno de los discursos misóginos, en los que se responsabiliza a las mujeres, por la "educación familiar":
“Culturalmente, parte de la sociedad poblana es machista, es una sociedad donde se educa a los niños a los jóvenes, con esa visión, respecto a la relación de hombres y mujeres, en muchas ocasiones las propias mujeres educan así a los niños”
El entramado del sistema capitalista y patriarcal
Pero analicemos poco a poco las barbaridades enunciadas por el mandatario. En primer lugar, decir que las “mujeres buscamos un entorno riesgoso”, pretende sí responsabilizarnos, pero también obvia las condiciones estructurales a las que están atadas las mujeres que mayoritariamente viven la violencia, algo que no se elige, sino que está condicionado por este sistema capitalista patriarcal.
Recordemos que las mujeres que comenzaron a hacer carne las cifras de feminicidio en Juárez eran trabajadoras de la maquila, que tenían que transportarse a sus trabajos a altas horas de la noche o en la madrugada, sin iluminación, caminando largos tramos, un caldo de cultivo para la desaparición de mujeres. Este mismo entorno se replica en otros espacios como el Estado de México, Guanajuato, Puebla, entre otros. A esto se sumó la supuesta “guerra contra el narcotráfico”, con la que se justificó la militarización, y se mostró que el ejército participaba activamente en la desaparición y asesinato de mujeres.
Ahora bien, también habla de la violencia hacia las mujeres, como un tema meramente cultural de machismo. Es real que el capitalismo y el patriarcado sostienen una cultura que promueve y reproduce la opresión y la violencia hacia las mujeres, no se reduce a algo meramente "cultural". Hablamos de medios de comunicación, instituciones, la religión, tribunales y una educación, todo sostenido e impulsado por el sistema, que tiene como bases fundamentales la opresión y la explotación.
Es decir, una serie de condiciones superestructurales que acompañan a una estructura basada en la explotación, de la cual se apoyan del patriarcado, para profundizarla. Por esos, “los esfuerzos” de cambiar las condiciones culturales, no podrán ser reales si no cambian las condiciones estructurales de las mujeres.
Por otro lado, habla de las mujeres como “grupo vulnerable”, como si fuera inherente a una condición biológica o natural, que las mujeres estemos oprimidas porque sí. Sobre esto, sostenemos que no hay nada inherente a las mujeres, para ser un grupo homogéneo y vulnerable, y que la opresión –y sobre todo la violencia que vivimos ahora- se desprende de las condiciones estructurales que genera el capitalismo en contubernio con el patriarcado. Es decir, no somos un “grupo vulnerable” sino que el sistema capitalista, genera las condiciones para que las mujeres vivamos la violencia actual.
Ahora bien, a partir de ficharnos como “grupo vulnerable”, justifica que las autoridades tutelen de nuestras vidas. Nuevamente, esto no es un discurso reciente. A partir de la denuncia del feminicidio y su tipificación, el Estado ha intentado lavarse la cara con la promoción de “políticas públicas”, quitándose toda responsabilidad con respecto a la violencia.
Este mismo discurso que victimiza a las mujeres, no solo pretende reforzar el Estado, sino también, ponernos a las mujeres en una posición de indefensión, quitando la idea de que podemos ser sujetos políticos capaces de transformar el sistema.
Con la justificación de que las mujeres somos un grupo que necesita “cuidarse”, han implementado el reforzamiento del sistema jurídico, penal y las fuerzas públicas y armadas. Como por ejemplo con la Alerta de Violencia de Género (AVG), que pone el énfasis en el reforzamiento de las fuerzas públicas incluyendo bases de operaciones mixtas entre policía, marina y militares.
Pero volvamos dos pasos atrás. Veíamos que la violencia no está provocada porque sí, no es una condición inherente a las mujeres, ni se trata solo de la cultura machista. Desde Pan y Rosas denunciamos que la opresión y la violencia hacia las mujeres, tiene un carácter estructural, y es una condición inherente al sistema capitalista y patriarcal. Por ende, el discurso de que “las mujeres deben ser cuidadas por la autoridad”, lejos está de cumplir su objetivo, si son esas mismas autoridades, y el Estado de conjunto, quien genera las condiciones para que la violencia en contra de nosotras exista.
En ese entramado están las cosas “menos evidentes sobre la violencia”, como la precarización, los tribunales e instituciones de impartición de justicia que ponen trabas y son omisos cuando se denuncia la violencia, el gobierno que recorta presupuesto para refugios, el impedimento de que las mujeres elijamos libremente sobre nuestro cuerpo, educación sexual sexista, medios de comunicación que mercantilizan los cuerpos de las mujeres, y un largo etcétera.
Todo lo anterior no es casual, sino que responde a un sistema, que como mencionamos, se basa en la explotación y la opresión.
Aunque pareciera menor, este tipo de discursos llevan detrás todo el entramado, que no se reduce a los dichos de un político que no le importa la violencia, sino a un sistema. Un sistema tan complejo como el capitalista y patriarcal, que no se va a caer, sino que hay que poner nuestras fuerzas para tirarlo, y construir sobre sus ruinas un mundo nuevo, sin opresión ni explotación.