Martes 2 de junio de 2015
Vivimos tiempos donde el femicidio es tapa de diarios y una verdad que no se puede ocultar más; cientos de mujeres son asesinadas por una sociedad machista y patriarcal, en la que la mujer es simplemente una cosa.
Pero cuando hablamos de femicidios debemos hablar también de las mujeres y niñas que se mueren por abortos mal hechos, de mujeres y niñas que son explotadas en los trabajos, de mujeres y niñas que son abusadas sexual y psicológicamente, sin derecho a un subsidio u hogar de contención. En fin, cientos de formas de explotación hacia las mujeres que este sistema propicia, permite y oculta.
Desde mi lugar de trabajo, el Puerto de Buenos Aires, donde el 90% de los trabajadores son hombres, la cuestión de género y el femicidio no se charla ni se discute en las largas jornadas laborales.
El domingo al mediodía, a escondidas de la empresa y de todos los jefes, con mis compañeros de trabajo decidimos hacer un asadito, para sobrellevar el domingo laboral.
Entre charlas de fútbol, salario, impuestos y políticas del gobierno, sale el comentario de los femicidios. Les comento que desde Pan Y Rosas, una agrupación de mujeres a la que pertenece mi compañera, están impulsando una campaña contra el femicidio y que parte de la campaña era sacarse una foto con el cartel #NiUnaMenos, basta de femicidio, que luego serían publicadas en La Izquierda Diario. Varios empezaron a comentar casos de maltrato y las consecuencias de eso sobre las mujeres.
Otros se acordaron de la pregunta de Mirtha Legrand: “¿Qué hiciste vos para que te pegue tu marido?", comentario que fue muy repudiado por los compañeros. La charla fue reflexiva, nos sacamos unas fotos y me sorprendió la buena predisposición.
Recuerdo que en diciembre del 2012, algunos sindicatos portuarios (guincheros, capataces y estibadores) organizaron junto a funcionarios del gobierno kirchnerista, una fiesta para rendirle homenaje a Isabel “Coca” Sarli, fiesta en la que la bautizaron como “Una Mujer Nacional, Popular y Encantadora”.
Busco el video en youtube y lo encuentro. Al grito de: Olé, Olé, Olé, Coca, Coca. Se los ve subir a Andrés Larroque, Juan Cabandié y Guillermo Moreno, quien lleva de la mano ni más ni menos que a la “Coca”. Andres Larroque afirmó desde el escenario: “Hoy estamos haciendo justicia con la Coca Sarli como emblema de la cultura popular. Estamos dando una batalla cultural frente a la oligarquía”. Por su parte, Juan Cabandié agregó: “el peronismo que encarna la Coca Sarli es la alegría, la fiesta, es la mejor combinación, es lo más peronista que hay”.
Esta fiesta demuestra la cara más machista y retrógrada de las direcciones sindicales, en este caso del puerto. Isabel Sarli, Miss Argentina 1955 y amiga de Gral. Juan D. Perón. El trueno, uno de sus primeras películas, fue el primer desnudo total del cine argentino. Fue un símbolo sexual de su generación, si bien en esa época rompía las reglas de la Argentina peronista, nunca dejó ser un símbolo de la sociedad machista en la que vivimos, donde la mujer es sólo un objeto. Pero no sólo imágenes de alto voltaje erótico había en sus películas, también había golpes y hasta violaciones, como sucede en la película Carne, en la cual su personaje es violado por empleados de un frigorífico.
Recordamos, con uno de los trabajadores, las vidas de mujeres que fueron desaparecidas y asesinadas y encontramos que en el Puerto de Rosario en el año 1928 fue asesinada la obrera portuaria anarquista Liliana Lallana por la Liga Patriótica por su actividad política sindical.
Lejos de homenajear a Liliana por su lucha en el comité de mujeres portuarias en apoyo a las huelgas a los estibadores de Rosario, los funcionarios del gobierno y los sindicalistas homenajean a Isabel Sarli como ícono cultural de los argentinos. Lejos de hacer algo por las cientos de mujeres que mueren por violencia y por abortos clandestinos, homenajean al símbolo de una filmografía que no sólo toma a las mujeres como objeto, sino que naturaliza y reivindica maltratos y violaciones hacia ellas.
Sin duda, en estos funcionarios y dirigentes, la campaña #NiUnaMenos es de un cinismo total.