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Argentina. Mónica Baltodano en la Legislatura de Buenos Aires: la excombatiente sandinista habló sobre los DD.HH. en Nicaragua

Como parte de una gira internacional en el exilio, estuvo en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires denunciando los atropellos a los derechos humanos en Nicaragua.

Isabel Infanta

Isabel Infanta @isabel_infanta

Sábado 29 de abril de 2023 16:03

Mónica Baltodano en conferencia de prensa en Serpaj junto a Adolfo Pérez Esquivel, Alejandrina Barry (PTS-FITU), Claudia Korol (Pañuelos en Rebeldía, Mariano Rosa (MST-FITU) y Pablo Almeida (IS-FITU).

Mónica Baltodano en conferencia de prensa en Serpaj junto a Adolfo Pérez Esquivel, Alejandrina Barry (PTS-FITU), Claudia Korol (Pañuelos en Rebeldía, Mariano Rosa (MST-FITU) y Pablo Almeida (IS-FITU).

Mónica Baltodano es Diputada Nacional (MC) en Nicaragua. Fue comandante guerrillera del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Hoy se encuentra refugiada en Costa Rica, perseguida por el régimen de Ortega-Murillo.

En febrero de este año, el gobierno nicaragüense retiró la nacionalidad de Mónica Baltodano y la de casi una centena de opositores de todo el arco político, como Luis Carrión, activistas feministas como Francisca Ramírez, pasando por escritores como Sergio Ramírez y Gioconda Belli, hasta periodistas como Wilfredo Miranda y Carlos Fernando Chamorro, que al igual que Mónica se encuentran exiliados. Ellos se sumaron a 222 ex presos y presas políticas que habían sido previamente desterrados a Estados Unidos y posteriormente desnacionalizados.

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En su paso por Argentina como parte de una gira internacional que ya incluyó a Brasil y Uruguay, Mónica Baltodano tiene una agenda cargada. En la mañana del viernes se encontró con el premio Nobel de la paz Adolfo Pérez Esquivel y luego participó de una conferencia de prensa en SERPAJ de la que participaron también diputadas y legisladoras del Frente de Izquierda y los Trabajadores Unidad.

Por la tarde Mónica estuvo en la Legislatura Porteña en un conversatorio junto a las legisladoras Alejandrina Barry (PTS-FITU) y Mercedes de Mendieta (IS-FITU) y el legislador (MC) Pablo Almeida (IS-FITU).

Estuvieron presentes Claudia Korol, de la agrupación Pañuelos en Rebeldía, Rafael Santos (PO-FITU) y Mercedes Trimarchi (IS-FITU).

Desde allí denunció las violaciones a los derechos humanos perpetradas por el régimen orteguista desde una perspectiva de izquierda, anticapitalista y antiimperialista.

En esta ocasión, Mónica habló de las mutaciones en el FSLN bajo la dirección de Daniel Ortega y la génesis del régimen actual.

"Cómo puede mutar algo tan hermoso a algo tan monstruoso"

Mónica explicó cómo, a principios de los años 90, las nacionalizaciones llevadas adelante por la revolución nicaragüense no se transformaron en una apropiación colectiva sino en la apropiación personal por parte de Daniel Ortega y una parte de los dirigentes. Allí observa una causa fundamental de la transformación del FSLN.

También explicó cómo el poder popular que residía en las organizaciones surgidas de la revolución fue apropiado por Ortega a través de mecanismos como la distribución de cargos y privilegios.

De esta manera, Ortega sentó las bases para controlar y contener al movimiento de masas de la población, carga que jugaría a fines de los años 90 en el pacto con el expresidente Arnoldo Alemán (98-99), a quien ofreció gobernabilidad a cambio de cuotas de poder.

Mónica contó que ese pacto se dió en el marco de luchas populares contra las privatizaciones. Explicó que la revolución nacionalizó las minas, las bananeras que funcionaron como zonas de enclave durante el somocismo, recordando que Nicaragua sufrió continuas intervenciones norteamericanas al punto que después de 1909 funcionó como un protectorado yanqui. Después del 90 se vivió todo un proceso de privatizaciones de las propiedades nacionalizadas y confiscadas.

En ese marco, el pacto de Ortega y Alemán fueron la base para el tránsito de las leyes neoliberales sin que hayan movilizaciones y huelgas. "La poca institucionalidad que se pudo avanzar luego de la revolución la desbarata este pacto", dijo Mónica.

También mencionó el avance meteórico de Rosario Murillo, esposa de Ortega, luego del apoyo que le dio a su marido frente a acusaciones de abuso realizadas por su hija Zoilamerica.

Mónica recordó que Ortega adoptó un discurso antiimperialista y anticapitalista hasta después llegar al poder, porque le convenía inscribirse en la iniciativa del ALBA, pero su política fue de consenso con el gran capital.

Cuando llegó al poder ya no tenía nada que ver con un proyecto revolucionario

Su inscripción en el ALBA tenía el propósito de conseguir un acuerdo petrolero con Venezuela, el cual fue aprobado por el Parlamento, pero después fue ejecutado de forma privada, sin pasar por el Presupuesto General de la República. Es decir, su manejo fue oscuro. Recordó que en ese entonces como diputada le preguntó por qué los fondos no irían al presupuesto general de la República, a lo que Ortega contestó "Porque está siendo administrado por mecanismos privados".

De esta manera fue construyendo poder, ofreciendo cargos, expandiéndose hasta subordinar incluso a los magistrados liberales.

Mónica también habló sobre los medios de comunicación. Contó que hoy en día prácticamente todos los canales de televisión abierta pertenecen a los hijos de Ortega. El Estado es el principal empleador del país, el principal publicista, y además aprieta a los canales privados.

"La rebelión de abril de fue la explosión de una inmensa olla de presión"

Así es como se llega a la "sublevación social" de abril de 2018, que calificó como una "inmensa olla de presión" que venía calentándose por los repetidos fraudes electorales y por la represión contra todas las movilizaciones, y en especial las de los campesinos por la concesión que se otorgó para la construcción del Canal Interoceánico.

Esta olla explotó a partir de incendios en reservas Indio Maiz, y por el decreto del sistema de pensiones que reducía las jubilaciones. Las protestas fueron respondidas con balas. Los muertos se multiplicaron y la sublevación, que comenzó para defender a la movilización, avanzó hacia la demanda de que se vaya Daniel Ortega. “Exigir que un gobernante que ordena que se dispare contra el pueblo no es golpe de estado, es una demanda legítima”, afirmó y mencionó las experiencias de Argentina (2001) y Bolivia (2003).

El régimen acusó a los manifestantes de golpistas. Algunos jóvenes que habían participado de su primera manifestación, sufrieron violaciones. Los presos de las redadas 2021 sufrieron "tortura blanca", privados de todo, un método usado para desestabilizar a las personas.

Mónica contó que en ese momento ya muchos militantes se habían ido del FSLN. Muchos fueron capturados, otros exiliados. Recientemente, 222 presos fueron liberados y enviados a Estados Unidos, aunque todavía no cuentan con calidad de exiliados y no pueden salir. Se encuentran sin nacionalidad, tuvieron todos sus bienes confiscados, incluso sus jubilaciones.

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Mónica contó que al día de hoy hay 37 personas presas, entre ella el Obispo Alvarez. Este obispo, recordó, ya se había puesto a la cabeza de un movimiento contra la minería a cielo abierto en Rancho Grande en 2017, que fue tan fuerte que Ortega tuvo que suspender la concesión, aunque ahora que tiene todo sometido ya la reanudó.

Ortega hizo todo esto con un discurso de izquierda, antiimperialista, y cuenta con el apoyo de países que se dicen de izquierda. "Daniel Ortega no tiene ideología, ni religión, solo busca mantenerse en el poder de forma vitalicia, como él ha dicho ’hasta que Dios me de vida’".

Seguir construyendo la solidaridad internacional activa con Nicaragua

Desde la mesa, Alejandrina Barry dijo que lo que queda claro es que "el Gobierno de Ortega lo que no tiene nada es de izquierda o antiimperialista". Alertó que "la derecha denuncia a Daniel Ortega para lograr una sumisión total de Nicaragua, mientras que nosotros lo hacemos por izquierda, desde una posición antiimperialista".

Barry recordó el intenso viaje realizado a Costa Rica junto a legisladores del FITU y personalidades de la izquierda internacional para denunciar las violaciones a los Derechos Humanos del régimen de Ortega e intentar entrar a Nicaragua para verificar la situación con los presos políticos. Desde allí pudieron comprobar la fiereza del régimen, que cerró la frontera con 200 efectivos para impedir el ingreso de los diez miembros de la delegación solidaria.

También remarcó la importancia de la solidaridad internacional, como también fue el viaje que realizó junto al diputado nacional Alejandro Vilca (PTS-FITU) a Perú para apoyar la resistencia al gobierno golpista de Dina Boluarte, y el claro posicionamiento de las bancadas del FITU como las de Myriam Bregman y Nicolás del Caño.

Pablo Almeida reivindicó el hecho de que en Nicaragua "sigue existiendo resistencia, incluso en la situación más adversa del exilio" y la honrosa excepción de personas como Mónica frente a la transformación monstruosa del FSLN, que están dispuestas a "volver a poner en alto las banderas de la revolución y el socialismo". Recordó varias anécdotas del viaje a Costa Rica y definió que "no hay nada que se pueda reivindicar del régimen de Ortega" frente a la "putrefacta propaganda de que Daniel es un compañero de izquierda y antiimperialista". También denunció que hoy no existe la sociedad civil en Nicaragua.

Desde el público, Rafael Santos trajo el saludo del legislador Gabriel Solano y de la diputada nacional Romina del Plá.

"No nos damos por vencidos porque estamos convencidos que vamos a poder"

Luego de las intervenciones del resto de la mesa, que habían recordado el viaje a Costa Rica, Mónica Baltodano enfatizó su importancia. "Por primera vez los jóvenes pudieron ver una solidaridad patente de gente que habla con el lenguaje de la izquierda y por el socialismo contra Ortega y las violaciones a los derechos humanos". En ese sentido reivindicó la conformación de comités de solidaridad a nivel internacional.

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