La cruda realidad que viven las mujeres migrantes en nuestro país y en el mundo, triplemente oprimidas y explotadas, nos impulsa a marchar con más fuerza este 8 de Marzo.

Valeria Yañez Actriz Colectivo Artístico Tarea Urgente, gestora cultural Casa Marx Santiago
Lunes 4 de marzo de 2019
Chocantes resultan los casos de mujeres migrantes que han sufrido discriminación, desde el caso de Joane Florvil, joven haitiana que murió producto de la prepotencia policial y la discriminación que sufrió culpada de abandonar a su bebé; la joven venezolana agredida física y verbalmente mientras trabajaba en el servicentro COPEC, o el último caso de Vitha Malbranche quien recuperó a su hijo después de 20 días separados, tras sufrir una crisis de ansiedad en un bus desde Santiago a Brasil, donde en Iquique la bajaron y separaron de su hijo. Son algunos de los casos que revelan la cruda realidad que viven las mujeres migrantes en nuestro país y en el mundo, triplemente oprimidas y con peores condiciones que el resto de la clase trabajadora.
La inmigración ha aumentado sustancialmente, siendo Chile uno de los principales países de destino en Sudamérica. Son más de 1 millón 200 mil trabajadores y trabajadoras quienes principalmente por motivos económicos se ven en la necesidad de migrar de sus países, en busca de “mejores oportunidades”. En su mayoría son jóvenes entre 20 y 39 años, de los cuales la gran parte son mujeres. Según los datos de la encuesta CASEN 2015, el 51,9% de los inmigrantes en Chile, hasta ese entonces, eran mujeres.
El gobierno de derecha de Sebastián Piñera en Chile ha impulsado políticas discriminatorias, alimentando el odio chovinista, el racismo y la xenofobia. Parte de ésto fueron las declaraciones del ministro de Salud, Emilio Santelices, quien vinculó el aumento del VIH con la población migrante, o la llamada “Operación retorno” que bajo el discurso de “ayuda humanitaria” consiste básicamente en devolver a las y los residentes con nacionalidad haitiana a su país impidiéndoles volver a Chile antes de que pasen 9 años luego de su salida.
¿Desde dónde se migra más a Chile?
Según el Departamento de Extranjería y Migración (DEM) y el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), con los datos obtenidos hasta el 31 de diciembre de 2018, Venezuela pasó a ser el país de origen con mayor cantidad de habitantes migrantes en Chile (23%), ‘desplazando’ a Perú al segundo país de origen (17,9%), y Haití en tercer lugar (14,3%).
No es casualidad que precisamente dos de los tres países que lideran las posiciones sean Venezuela y Haití, países con profundas crisis políticas, económicas y sociales. En Venezuela con un peligro a la intervención imperialista y el intento de golpe de Guiadó, que se debe rechazar desde ya, y del cual la derecha se quiere aprovechar más para profundizar esta crisis. En Haití, el país más pobre de América Latina y el Caribe, que hace más de un mes vive protestas masivas con enfrentamientos con la policía producto de la crisis de hambre y pobreza y contra el gobierno de Moise, quien gobierna a favor del imperialismo norteamericano.
Mujeres trabajadoras e inmigrantes
Hoy las mujeres son casi el 50% de la fuerza laboral en el mundo, quienes tienen los empleos más precarios e inestables y sueldos menores que los varones. Esta opresión se multiplica para mujeres migrantes que sufren las consecuencias de las leyes de extranjería, la deportación, la persecución policial y la mayor explotación en los peores trabajos. Además, de la “barrera idiomática”, de la cual los empresarios sacan provecho para precarizar aún más y no respetar sus derechos laborales. Estos aprovechamientos por parte de los empresarios llegan a niveles brutales con el trabajo en negro y las empresas de subcontrato, además de vivir hacinadas en viviendas donde se llegan a concentrar dos e incluso tres familias por pieza.
En cuanto a la ocupación que realizan las mujeres inmigrantes, un 25,3% trabajaría en hogares privados, es decir, en servicios domésticos, siendo trabajadoras de casa particular en casas de empresarios o de profesionales, o incluso de otras madres trabajadoras que no tienen con quién dejar sus hijos e hijas, porque las empresas no son capaces ni siquiera de garantizar salas cunas en la mayoría de los trabajos y el cuidado de las y los niños recae en las mujeres.
Luego un 20,2% trabaja en comercio, atendiendo en sector de retail por ejemplo o en algunas aplicaciones móviles y un 12,8% en hoteles y restaurantes, como las cadenas de comida rápida. De conjunto entre estos tres grupos de ocupaciones (servicios domésticos, comercio, comida y hotelería) ya es más de la mitad del total la cantidad de mujeres migrantes que en ellos trabajan, siendo además por lo general los trabajos más precarios.
Cuando decimos que luchamos “por igual trabajo igual salario” nos referimos por una parte a que las mujeres no deberían recibir menos que sus compañeros varones por realizar el mismo trabajo. Pero también con esto queremos decir que nuestras compañeras migrantes deberían recibir los mismos sueldos que quienes trabajan con nacionalidad chilena por hacer el mismo trabajo. El subcontrato a su vez tienen rostro de mujer, pues vemos que las más afectadas son las mujeres migrantes, en ese sentido también nuestra pelea es por terminar con el subcontrato y el trabajo precario.
Sabemos que los empresarios y la derecha con la xenofobia, el racismo y chauvinismo sólo buscan separarnos. Nadie es ilegal, la clase obrera es una y sin fronteras. Lo que vivimos es la barbarie de las y los empresarios que solo buscan llenar sus bolsillos y mantener sus privilegios, aquí y tras las fronteras que solo obedecen a sus intereses, y no a los de las y los trabajadores.
Se acerca el 8 de marzo, día internacional de las mujeres trabajadoras y el movimiento de mujeres se ha levantado a nivel internacional con el fin de hacer temblar la tierra, porque nos cansamos de la discriminación, del trabajo doméstico no remunerado, de ganar menos que los varones, de vivir acoso y abuso sexual, nos cansamos de que nos maten, pero por sobre todo, nos cansamos de la opresión y explotación.
La clase obrera es una y sin fronteras
Las mujeres que levantamos la organización Pan y Rosas internacional estamos convencidas que movimiento de mujeres puede ser un dinamizador de la clase obrera, para que las trabajadoras del mundo se pongan al frente en la lucha por nuestra emancipación para terminar con todas nuestras cadenas, es por esto que nos organizamos en nuestros lugares de estudios y trabajo, levantando comisiones de mujeres. Queremos poner en pie movimientos de lucha de las mujeres, independiente del Estado y los partidos políticos del régimen. No solo queremos visibilizar las problemáticas de las mujeres, o hacer cambios culturales, sabemos que la única opción nos que queda es organizarnos porque nuestros derechos tendremos que arrebatarlos luchando.
Porque la clase obrera no tiene fronteras, nos hermanamos con las mujeres que en Francia vienen poniéndose al frente de la lucha de los Chalecos Amarillos por la renuncia de Macron y mejores condiciones de vida, es por eso que levantamos Pan y Rosas a nivel internacional. Nos organizamos en países como Chile, Brasil, Argentina, el Estado Español, Francia, Alemania, EEUU, México, Bolivia, Uruguay, Costa Rica y otros países. Somos feministas socialistas de la clase trabajadora, quienes luchamos por conquistar hasta nuestros más mínimos derechos, pero con un objetivo superior muy claro: queremos superar este sistema de opresión, explotación y miseria.
Estamos convencidas de que podremos lograr nuestra emancipación definitiva cuando barramos con todos los vestigios de esta sociedad basada en la explotación y opresión de millones de seres humanos y construyamos, sobre sus ruinas, una nueva sociedad socialista.
Este 8 de marzo tenemos que levantar bien alto las banderas del antiimperialismo y de las mujeres trabajadoras al frente, es por esto que te invitamos a participar este 5 de marzo a la asamblea abierta que están organizando las trabajadoras de la comisión de mujeres del GAM a las 18:30 horas en la plaza central.
Las compañeras de Pan y Rosas luchamos por esta perspectiva, por la emancipación total de las mujeres trabajadoras y su clase, te invitamos a levantar estas banderas este 8 de Marzo, a marchar junto a Pan y Rosas.
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Retrato de Joane Florvil, víctima de la violencia racista y la xenofobia del Estado.