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Red Internacional
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DEBATE FEMINISMO / 8 DE MARZO. ¿Mujeres policías feministas?

El 8 de Marzo pasado delegaciones de mujeres policías participaron en la movilización por el Día Internacional de la Mujer. El movimiento feminista no tomó postura sobre este hecho. Aquí algunas reflexiones.

Domingo 26 de marzo de 2017

Mientras miles y miles de mujeres colmaban plazas y calles de todo el país para repudiar la violencia machista, la discriminación laboral, la violencia institucional y el acoso callejero, en la manifestación de Montevideo se hicieron presentes varias mujeres policías. Ese día – y para evitar que nadie haga paro – muchas dependencias de la administración pública decretaron asueto, entre ellas el Ministerio de Defensa y del Interior.

En el movimiento feminista la noticia pasó al menos desapercibida. Sin embargo, debemos debatir profundamente acerca de la presencia policial en la manifestación en el Día Internacional de la Mujer y del carácter de las fuerzas represivas.

Cuando las estadísticas marcan que al menos 8 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o ex parejas, y cuando varias de esas muertes fueron de mano de hombres que pertenecen a las fuerzas represivas, es en principio un contrasentido que integrantes de esas mismas fuerzas participen de nuestras manifestaciones.

La discriminación, el acoso laboral y callejero, el no reconocimiento de las tareas domésticas y de cuidado es algo que comparten la mayoría de las mujeres porque vivimos en una sociedad patriarcal. Las mujeres somos discriminadas en los trabajos, solemos tener los trabajos más precarizados y se nos paga menos que al hombre por la misma tarea. Además de la opresión de género, las mujeres trabajadoras y de las clases populares padecen la explotación de este sistema capitalista que las condena a la pobreza y a padecimientos económicos, sociales y culturales. Pero, ¿somos todas iguales?

Distinciones de clase en el movimiento de mujeres

Una primer distinción es para las mujeres de las clases más pudientes, liberadas de las penurias económicas. Pero también hay otra distinción para aquellas mujeres que integran las fuerzas represivas y de seguridad.

Las mujeres policías son parte de una fuerza que tiene por objetivo central mantener el orden social – entiéndase tanto al capitalismo como al patriarcado -, fuerza que estigmatiza a la juventud pobre de los barrios con operativos de seguridad donde se violan los más elementales derechos. Son las fuerzas como el DOE (Departamento de Operaciones Especiales) que espían a los luchadores y luchadoras sociales, que se infiltran en movilizaciones para “marcar” a los y las dirigentes y activistas del movimiento estudiantil, como ocurrió en la marcha de los Mártires Estudiantiles. Son las que reprimen la protesta social como ocurrió con el desalojo violento del Codicen hace dos años en el marco de la lucha educativa por el 6%. Son las mismas que se mantienen desde la dictadura que torturó y asesinó a militantes sociales y de la izquierda y que – impunidad mediante – hoy actúan recicladas y amparadas por el poder político de turno. Son las que dicen enfrentar la “inseguridad” pero protegen a los verdaderos estafadores, narcotraficantes y el crímen organizado.

Quienes integran las fuerzas represivas no son agentes estatales iguales que el resto del funcionariado público sino que tienen una función represiva y constituyen el brazo armado de un estado que gobierna al servicio de los grandes empresarios, las multinacionales y los intereses imparialistas en la región.

De aliados y aliadas

El movimiento feminista y las mujeres que salen a enfrentar la violencia machista no podrán encontrar “aliadas” en estas fuerzas del orden, si es que el mismo pretende luchar contra un sistema doble – patriarcado y capitalismo – origen y causa de nuestra opresión y de la explotación de una clase parasitaria sobre la mayoría de la población.

Nuestra alianza, por el contrario, estará en las filas de quienes también sufren las penurias de este “matrimonio” entre patriarcado y capitalismo, entre los sectores de la clase trabajadora y el pueblo pobre. Por supuesto que aquí también tendremos que luchar y combatir hasta el cansancio los prejuicios y prácticas machistas y patriarcales, pero si ganamos esta pelea encontraremos a los aliados que pueden darle un golpe certero al “matrimonio”.

Por esto desde la Agrupación Pan y Rosas hacemos una clara distinción de clase al interior del movimiento de mujeres y pretendemos contribuir en conformar un movimiento de mujeres que enfrente la discriminación y la violencia patriarcal, pero que también promueva la organización de las mujeres trabajadoras, ya que a través de ellas podremos dar una pelea para ganarnos a los varones de la clase trabajadora en pos de la liberación de toda la humanidad. Por eso impulsamos comisiones de género e intergénero en los lugares de trabajo y estudio y la organización independiente de las mujeres respecto del estado represor y de los partidos del régimen que lo sostienen.

Un problema aparte constituye la sindicalización de los elementos represivos o, como permite la dirección del PIT-CNT, la afiliación de los sindicatos policiales a la central sindical. No se puede incluir a nuestros verdugos dentro de nuestras organizaciones. Esas mismas fuerzas de seguridad no dudarán en reprimirnos cuando cuestionemos la ganancia capitalista y la opresión patriarcal.

Es necesario separar de las filas del movimiento sindical a los sindicatos policiales, de la misma manera que es necesario separar a las mujeres policías – representantes del brazo armado del capital y el patriarcado – del movimiento de mujeres.

Como diría el gran dirigente de la Revolución Rusa – de la que se cumplen 100 años – León Trotsky en un capítulo del libro La lucha contra el fascismo en Alemania: "El hecho de que los policías hayan sido elegidos en una parte importante entre los obreros socialdemócratas no quiere decir absolutamente nada. Aquí, una vez más, es la existencia la que determina la conciencia. El obrero, convertido en policía al servicio del Estado capitalista, es un policía burgués y no un obrero. ¿Acaso la sindicalización de la policía en Francia sirvió para que sus demandas "confluyeran con las de otros trabajadores"?. Por el contrario, sirvió para equipar de mejor armamento e instruir con nuevas técnicas represivas, fortaleciendo "el carácter irrevocablemente represivo del Estado capitalista". La posibilidad eventual de un compromiso efectivo de una parte de la policía para no reprimir a los trabajadores e incluso rebelarse ante esa orden, sólo es posible en una situación de lucha de clases aguda (es decir revolucionaria) que produzca el quiebre y descomposición del Estado y de sus instituciones coercitivas y la radicalización política y social de las grandes masas. Sólo bajo esas condiciones la clase trabajadora podría establecer un acuerdo favorable a sus intereses en pos de quebrar la cadena de mandos, suprimiendo la disciplina vertical de la alta oficialidad, debilitando así el poder represivo del Estado burgués, sobre la base de la movilización revolucionaria de las grandes masas, lo que presupone la autoorganización y el armamento obrero y popular, un gran factor de "persuasión" sobre las fuerzas represivas, mucho más realista que las campañas por la "sindicalización" en momentos de relativa "normalidad" de la lucha de clases."