Murió un joven de 25 años víctima de un linchamiento en la zona oeste de Rosario

La víctima del linchamiento fue Franco Velázquez 25 años, falleció en horas de la noche del día 2/10/2020 en el Heca donde permanecía internado en estado reservado desde el 30/9/2020. La familia del joven fallecido, según una nota de Hernán Lascano para el diario La Capital, plantean que la gente de la zona confundió a Velázquez con un ladrón y distintas fuentes coinciden en que fue víctima de un linchamiento.

La fiscal Marisol Fabbro, quien se hizo cargo del caso tras el deceso del muchacho, anunció que pedirá que la autopsia que se realizará en el Instituto Médico Legal se haga bajo el Protocolo de Minnesota ya que “en toda la cadena de circunstancias que siguieron al hecho el joven estuvo bajo custodia de la policía de la provincia”.

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Las primeras informaciones indican que luego del robo de un Volkswagen Vento, el joven se contacta con el dueño del vehículo pactando la entrega del mismo en zona de calle Pasco y Felipe Moré. Desde el Ministerio Público de la Acusación, según el relato del dueño del vehículo sustraído, tras hacerse presente en la zona es apuntado con un arma de fuego y obligado realizar una mala maniobra colisionando su auto contra una pared de una casa vecina. Fue así como, de acuerdo a la información judicial, el ladrón del auto fue reducido y golpeado brutalmente por vecinos de la zona. El conductor del vehículo Corsa, fue demorado y recuperó la libertad horas más tarde.

Aquí es donde las versiones cambian según quien lo relate, el dueño del vehículo se había acercado a la zona y era secundado por un patrullero del comando radioeléctrico. Cuando los policías del Comando finalmente se acercaron, rescataron al joven golpeado por la muchedumbre después de haber impactado el auto en la casa de una vecina y la policía pide la asistencia médica para trasladarlo al Hospital Clemente Álvarez.

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Por su parte, Julio el papá de Franco Velázquez explicó a Canal 3 en una entrevista que a su hijo lo quieren hacer partícipe necesario de un hecho en el que no tiene nada que ver. Que cuando apareció en el lugar el Chevrolet Corsa gris conducido por el hombre al que horas antes le habían robado el VW Vento, su hijo vio que atrás de ese auto llegaban dos móviles del Comando y “se asustó, dejó el porrón de cerveza y salió corriendo, pero el tipo del Corsa aceleró, lo atropelló y lo reventó contra la pared de la casa. Después se juntaron los vecinos, pero nadie me dice que le pegaron. Sus heridas son porque el tipo lo pasó por encima con el auto”.

Además, Julio explicó que “la policía se portó muy mal con mi hijo, le metieron un arma que él no tenía, le pegaron, le quebraron los dedos y le patearon la cabeza para hacer creer que lo linchó la gente y hacerlo cargo de algo que él no hizo.”

Los hechos fueron a pocas cuadras donde fue el homicidio de David Moreira, un muchacho de 18 años, asesinado al ser linchado por alrededor de 70 personas en barrio Azcuénaga, en marzo del 2013. David Moreira fue acusado junto a otro joven de haber protagonizado el robo de una cartera este el barrio de la zona oeste de la ciudad. Fue perseguido, golpeado, arrastrado varios metros, apaleado en la calle; vio aplastada su cabeza con la puerta de un auto, hasta que murió a la edad de 18 años. Una cacería sin atenuante alguno.

La derecha y los medios que dicen que “los delincuentes entran por una puerta a la cárcel y salen por la otra”, no se preocupan por esta “puerta rotativa”. Por supuesto: a los pobres, si roban, hay que darle palos y rejas. A los empresarios, ricos, poderosos o asesinos que gozan de la impunidad estatal, hay que darles eso: más impunidad.