Los agresores escaparon impunes tras agredir con palos a varias personas en el Orgullo LGBTI en Murcia, mientras la Policía identificaba y multaba a varios asistentes a la marcha.
Lunes 19 de junio de 2017
FOTO: Twitter @AlvaroLoveWins
Tras haber autorizado desde la Delegación de Gobierno en Murcia una concentración xenófoba del grupo neonazi "Lo Nuestro", al mismo tiempo que la marcha del Orgullo LGBTI, unas 30 personas de este grupo irrumpieron agrediendo con los palos de las banderas a varias personas, activistas LGBTI, menores y un fotógrafo, provocando que numerosas personas huyeran de los golpes.
Una joven de 23 años agredida relata: “Fue muy rápido. De pronto les dieron la vuelta a las banderas de España y empezaron a golpearnos con la base. A mí me han dado varios golpes en la espalda y le pegaron a cuatro o cinco personas más de mi grupo. También vi cómo tiraban al suelo a una chica de 15 años”.
Estos son los agresores del Orgullo de Murcia dejados por Delegación de Gobierno y escoltados por la policia pic.twitter.com/H82Zchk7CR
— juan carlos mohr (@juancarlosmohr) 18 de junio de 2017
La concentración había sido permitida por el Delegado del Gobierno de Murcia, Antonio Sánchez-Solís, pese a las críticas de asociaciones LGBTI y grupos parlamentarios como IU-V, Cambiemos Murcia y PSOE, que piden su dimisión a día de hoy.
Varias personas serían multadas por interferencia en una operación policial con la aplicación de la Ley Mordaza al preguntar a los agentes por su actuación, mientras los neonazis eran escoltados por la Policía hasta el lugar donde se les había autorizado concentrarse, de forma que nadie les molestase.
En palabras de José Luis Álvarez-Castellanos, Coordinador Regional del IU-V, "la actuación policial contra quienes estaban pacíficamente en el desfile al tiempo que los neonazis reventaban el acto y agredían a activistas, sin que ni un agresor haya sido detenido ni identificado, con lo que han salido impunes, mientras que han sido multados activistas de IU-V y del PCE".
A esta agresión se suma la acontecida en Valladolid la noche del domingo 18, cuando una pareja fue agredida por un grupo de 7 personas hasta el punto de tener que ser atendidos en Urgencias hospitalarias.
Según el Ministerio de Interior, en 2016 las agresiones por la identidad u orientación sexual en el Estado Español fueron casi la mitad de los 1.324 delitos de odio cometidos ese año, habiendo aumentado un 15% en los últimos tres años.
Hay que tener en cuenta que muchas agresiones no se denuncian por temor a las represalias, al darse en muchos casos en ámbitos cotidianos como la escuela o el entorno familiar, o porque, como cuenta Rubén López, vocal de delitos de odio de Arcópoli, "hay muchas quejas de que en algunas comisarías los agentes se ríen de la gente del colectivo LGBTI cuando va a denunciar".
Según Movimiento contra la Intolerancia, sólo se denuncian 1 de cada 4 agresiones, siendo algunos de los motivos que se esgrimieron en la encuesta, el 32% la desconfianza en que la policía hiciera algo al respecto y el 19% el miedo a la reacción de los agentes.
Mientras, los fascistas campan a sus anchas llevando a cabo agresiones, publicitando sus eventos y actividades, extendiendo su doctrina de discriminación y odio, contando con la protección de la Policía y la vista gorda de las instituciones.
Esta impunidad que cuenta con la complicidad de los organismos institucionales o la prensa burguesa hacia los grupos fascistas no debería sorprendernos en el contexto del auge de los grupos de extrema derecha en algunos países de Europa.
Hoy en día, cuando miles de personas LGBTI son asesinadas y agredidas por dentro y fuera de la ley en todo el mundo, la autodefensa y la desconfianza en el Estado y sus fuerzas represivas se revela necesaria, pero también es necesaria la lucha por la completa transformación de la sociedad, por la abolición del patriarcado y el capitalismo que lo retroalimenta, por acabar con el machismo, la LGBTIfobia y la opresión de la disidencia sexual.
No hay que tener ninguna confianza en el Estado ni en sus medios represivos como la policía, que ya han demostrado suficientemente del lado de quién están. Frente a quienes confían en el Estado y su justicia de clase como un árbitro imparcial, respondemos que sólo la unidad de la clase obrera y la juventud combativa con todos los sectores oprimidos de la sociedad, como las mujeres, las personas inmigrantes o LGBTI, puede generar la fuerza para limpiar nuestras calles del fascismo.

Jorge Remacha
Nació en Zaragoza en 1996. Historiador y docente de Educación Secundaria. Milita en la Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT) del Estado Español.