“En el norte del país hay mucha música, y es un emergente de todo lo que pasa, hay muchas cosas por decir y la música da cuenta de eso”. Esto es algo que nos decía una tarde cualquiera, mates de por medio, Julito Arias, bajo y voz de Estonia.
Viernes 15 de abril de 2016
Fotografía: Rodrigo Luna
Larga charla sobre cómo es esto de hacer rock en el norte del país, y la elección del arte como grito contra el sistema y la vida que el capitalismo nos impone. Un músico que no busca entretener, sino que la música sea herramienta para sacudir estructuras y conciencias.
LID: ¿Todos podemos ser artistas?
J: Mirá, cuando vos decís que vas a ser artista, no existe la visión de que vas a ser un obrero artista, el trabajo de artista no existe, siempre te dicen “Ah bueno, pero eso es un hobby, ¿de que vas a vivir?”. El punto es cómo se ve al arte. El arte como trabajo. Es muy poca la gente que va a tener la posibilidad de vivir realmente de esto, porque en esta división del trabajo, tiempo libre y hasta la familia, el trabajo no es libertad, no es algo que uno elija, entonces aquello que uno elige no es trabajo.
De esa forma, el arte como trabajo es difícil concebirlo. Y tiene que ver con el hecho de que la libertad se maneja con que uno vende su fuerza de trabajo, cuando el trabajo no es libre. De alguna manera, hay formas de obligarte de hacer lo que ellos quieren. Hay formas ideológicas de controlarnos, con un aparato mediático, iglesias, escuelas. Un montón de cosas para decirte que sos un esclavo de una forma nueva. Nosotros como artistas, dentro de ese medio ideológico, no nos manejamos con otras cosas que no sean las ideas. Ideas para romper esas cadenas.
LID: Siguiendo esto último que decís, podemos entrar en a discusión del rol del arte, en este caso la música. Una discusión en la que hay visiones muy diversas y hasta contrapuestas
J: Hay músicos que plantean que lo que hacen es para que la gente se divierta, que salga un poco de la mierda que vive día a día, y que eso es lo único que se puede hacer. Yo discrepo con eso, porque en ese discurso se renuncia a la responsabilidad que tiene la cultura, como si fuera que la cultura no tiene ninguna influencia en el orden, y yo creo que sí...somos parte de la pintura del sistema y nosotros decimos si queremos quitar el revoque y poner otra pintura o sí queremos seguir pintando la realidad con esa basura que hay.
Es muy importante el hecho de que uno asuma que el artista tiene que ver con el consenso de lo que la cultura arma como parte del sistema y nosotros decidimos sí queremos seguir perpetuando lo mismo o no. Desde el lugar de artistas, en nuestra organización, tenemos la posibilidad de crear nuevas herramientas. Muchos renuncian a entender esto porque no se quieren hacer cargo de ese cambio. Pero me parece que es importante entender que, por lo menos yo desde mi lugar de músico tucumano, no pienso ser un músico de entretenimiento, creo que no se trata de distraer a la gente, sino hacerla ver a la gente que no se distraiga. Es responsabilidad del arte terminar con el consenso.
LID: ¿Cómo es la cosa por aquí?
J: En el norte del país hay mucha música, y es un emergente de todo lo que pasa, hay muchas cosas por decir y la música da cuenta de eso. En el interior es mucho más difícil, si querés ser escuchado te tenés que hacer grabar en Bs As o tenés que hacer otra cosa en Bs. As. Hace falta que se apueste a la movida local, hay gente que te sigue y te acompaña. Por suerte en Tucumán no es sólo el rock, hay muchos géneros como el Hard Core que aquí tiene mucho más la naturaleza de autogestión y lucha desde abajo. Hay grandes bandas que hoy se producen y hacen todo con gran calidad. Pero se hace difícil organizarse, porque la mayoría de las bandas están formadas por gente que además de hacer música tiene que trabajar todo el tiempo, y tiene una vida jodida.
LID: ¿Y cómo es la relación con el mercado cuando elegís ser un artista independiente?
J: Para las instituciones de la música ser independiente significa que vos sos dueño de tu producción, no hay una discográfica ni una productora que maneje tu música. Tenés derecho a hacer lo que quieras. Ahora eso es simplemente contractual, podría ser más profundo . Hay otras cosas que nos regulan también, como las leyes del mercado. Hay que saber vender dicen algunos. Pero saber vender implica que tenes que renunciar un poco a lo que querés expresar. Nos quieren hacer creer que hay una naturaleza de consumo, que el que consume lo hace porque siempre aspiramos a eso. Y no es así. Tenemos bandas de hardcore como Factor Común que se pueden ir a Rosario, a Bs As, a Brasil, y tienen gente que los escucha y los sigue. Y algunos podrán decir “ay esa gente gritona! que no vende mucho porque el género es así”. Y el género es así porque está armado en función de lo que quieren decir, y rompen estructuras, son emergentes de la ira y la opresión. No me pueden decir que no se vende porque a la gente no le gusta, porque hay mucha gente que se puede identificar con eso, pero no tiene la posibilidad de escucharlo.
LID: Armás una banda. Querés salir a tocar, ¿hay espacios?
J: Para tocar tenés que pagar. El lugar en el que más se toca te cobra 4 lucas. Y es medio ridículo porque los tipos se quedan con la venta de las bebidas, vos le llevas gente y ellos venden por eso, y no conforme con eso, le cobran a la banda. Es algo desmedido me parece. Ahora hay mucha hermandad entre las bandas, porque cómo es todo tan caro, se juntan 4 o 5 para llegar a pagar lo que te cobran en algunos lugares. Lo que tiene de bueno de eso es que ha hecho crecer un poco la movida.
Los lugares que te cobran más barato no te dan sonido, y el sonido cuesta miles de pesos. Por otro lado, está la movida de hacer cosas clandestinas, vos podés hacer tu fiesta, pero te cae el IPLA y te puede llevar hasta los instrumentos y los equipos. Tienen una impunidad que pueden hacer lo que quieren. Esos son los riesgos que corrés si no seguís por los lugares que ellos disponen. Antes había otras cosas, había un referente de la movida que ha sido Digo No, pero cuando estaban construyendo el Hotel Hilton hicieron un operativo en el que cayeron 40 policías en medio de un recital a reprimir a la gente. El lugar tenía todas los papeles de habilitación y más allá de eso vinieron y dijeron: ahora porque está el Hilton en esta zona no se puede hacer y nos corrieron.
Nos llenan de condiciones para que la música no sea para todos los sectores, la música es para otro sector y así lo organizan desde las leyes hasta el planeamiento urbano de la ciudad.
Que sea rock: