En el encuentro realizado por la Comisión Provincial por la Memoria, La Izquierda Diario dialogó con un sobreviviente de “Pabellón Séptimo”, otro de “República de Cromañón” y dos familiares de “La Masacre de Pergamino”.
Alan Gerónimo @Gero_chamorro
Sábado 2 de diciembre de 2017
Corría el año 1978, el 14 de marzo, en plena dictadura cívico- militar un incendio en el pabellón siete de la Unidad Penitenciaria de Devoto deja según datos oficiales: 65 muertos. La versión reproducida por los medios que dejó correr la cúpula militar fue la de “motín”. Hasta el día hoy esa terrible masacre se conoce comúnmente como: “Motín de los colchones”
En el año 2004, más precisamente en el auge del Gobierno kirchnerista ocurre en “República de Cromañón” en pleno barrio de Once, el peor incendio en un boliche bailable, 194 personas mueren y deja un saldo de 1.500 heridos, la primera versión oficial de los hechos: “Fue la bengala”
El 2 de marzo del 2017 en la Comisaría 1° de la Ciudad de Pergamino, un incendio arrebata la vida de 7 chicos: Sergio Filiberto, Federico Perrotta, Alan Córdoba, Franco Pizzarro, John Mario Carlos, Juan José Cabrera y Fernando Emanuel Latorre. Según la “versión oficial”: “los chicos se amotinaron”, “fue un motín”.
La Izquierda Diario en el encuentro anual de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) juntó a familiares de la “Masacre de Pergamino”, a un sobreviviente de “República de Cromañón” y a otro sobreviviente de la “Masacre de Pabellón Séptimo” para desenmascarar las versiones de los Gobiernos de turno y las empresas periodísticas que dibujaron y dibujan motines sacando responsabilidades políticas y policiales donde hubo masacres y desidia por parte del Estado y su brazo armado.
Asimismo muestra el hilo de continuidad de las “Políticas de Estado” en materia de hacinamiento carcelario, corrupción, maltrato policial, judicial y otro hilo conductor poco esperado: La canción del Indio Solari “Pabellón Séptimo (Relato de Horacio)”.
¡Me asfixio! ¡Dios! Pienso en mi cara…
Hugo Cardozo (59) oriundo de la Ciudad de La Plata es sobreviviente de la “Masacre de Pabellón Séptimo”. Andrés Morais (33) actualmente vive en la Ciudad de Pergamino es sobreviviente de la “Masacre de República de Cromañón” y participa activamente del colectivo “Justicia por los 7”. Silvia Rosito (47) y Ludmila Díaz (21) son mama y prima (aunque ella se siente hermana) respectivamente de Fernando Latorre, asesinado en la “Masacre de Pergamino”.
La primera respuesta que dio a este diario Ludmila ante la pregunta de de que los unía a ellos fue “el fuego”, pronto se darán cuenta que los unen otras cosas.
AndrésMorais, Ludmila Díaz, Hugo Cardozo y Silvia Rosito
La izquierda diario (LID) - ¿Cómo se enteran respectivamente de lo que les sucedió los unos a los otros?
Hugo Cardozo (H.C) – Yo me entero de la “Masacre de Pergamino” porque vivo pendiente a través de la web de todo lo que es violencia institucional, de lo que es tortura, de lo que es gatillo fácil, de todos los delitos que comete el Estado y que normalmente quedan impunes. Cuando me entero bien de los pormenores de la “Masacre de Pergamino” obviamente me pego muy fuerte, me toco el alma, el alma que de por sí tengo herida por lo que me paso a mí en la “Masacre de Pabellón Séptimo”. Estuve muy mal ese día, el siguiente también. Reviví todo lo que había pasado en el pabellón. No voy a entrar en detalles escabrosos, pero reviví el infierno, la asfixia, las quemaduras, el saber que vas a morir ahí encerrado sin ningún otra posibilidad, sin que nada te pueda atar un poquito a la esperanza de vida. Sentís que se te va el alma del cuerpo.
Silvia Rosito (S.R) - Yo me entero de la “Masacre de Pabellón Séptimo” a raíz de todo lo que pasó con los chicos. Creo que fue en una conversación me dijeron “paso lo mismo que en Pabellón Séptimo”. Hay un tema, tal vez a ese tema lo escuché miles de veces pero como que nunca le presté atención. A mi edad esa música, el Indio Solari era la música de jóvenes. Escuchando bien la letra y después buscando en internet, buscar quien eran ustedes y vi un reportaje. Ahí me entero de lo que sucedió ese 14 de marzo de 1978.
Andrés Morais (A.M) - Básicamente yo sobreviví a Cromañón, pero no es que pude salir, yo quede atrapado adentro como una hora ahí adentro. No pude salir por mis propios medios. Relacionándolo con la “Masacre de Pergamino”, la noticia llegó al instante de lo que estaba pasando. Después viendo las fotos que empezaron a correr prácticamente yo me sentí uno más de los pibes porque se por todo lo que pasaron, nada más que yo tuve la suerte de no morirme. Yo ya estaba preparado para morir en Cromañón, ya me había atado la mochila en la mano, había acomodado el documento para que me reconozcan, sepan quién soy y que le entreguen el cuerpo a mi vieja lo más rápido posible y decir “lo mejor que me puede pasar ahora es morirme”, ya fue, ya no quería estar más ahí adentro. Yo me desperté junto a cientos de cadáveres, esa famosa foto, a mi me tiraron ahí porque pensaban que estaba muerto.
S.R. – Las fotos de las cual habla Andrés de la “Masacre de Pergamino”, son fotos que enseguida empezaron a correr por todos lados, eran las fotos de los cuerpos de los chicos. Yo al otro día, un sábado, estábamos velando a mi hijo, me llegaron. Le di el teléfono a Ludmila alcancé a decirle “fijáte que es esto” y ella pudo borrarlas. Eran los cuerpos de los chicos.
Ludmila Díaz (L.D) – Esa misma noche, estaba afuera de la Comisaria 1° y no habían dado los nombres de los chicos y ya las fotos las tenía en el teléfono, nada más que no las había visto porque entre corridas de una esquina a la otra y sumado a la represión policial en la puerta, no me estaba fijando el celular. Es más, yo a la foto del cuerpo de mi primo la tuve en el teléfono y yo no lo reconocí.
H.C. – Mirá, yo quiero decir que antes de saber que te morís quemado, llega la asfixia, lo digo porque me ocurrió, yo sentía el calor. Las llamas se venían hacia nosotros y la llama que no me tocaba, el calor mismo hacia que te ampollaras. Pero peor era la asfixia, yo me entregué, como dijo Andrés, entre el fuego y la asfixia preferí entregar mi vida, me envolví con una toalla y me tire boca abajo en el fondo y ahí sentí una paz, eso no les va a reconfortar el alma, pero en ese momento sentí una paz que no había sentido en mi vida. Una paz blanca, estaba en un paraíso que no puedo describir, lo sentís, pero era lindo ¡mira lo que te digo! Solo que tres horas después yo me despierto y veo casi en penumbras que ya se habían apagado las llamas, habían quedado las camas en rojo y había quedado un poco del humo de los colchones.
A.M. – Yo nunca sentí miedo, yo quería que se terminara todo ahí, no es que me moría con miedo, yo ya no lo tenía, estaba entregado. Más allá de que yo veía que podía salir en un momento, pero en verdad no me podía ni mover ya. No podía ni gritarles a los Bomberos que estaban entrando. En un momento pensé “¡Acá tengo que tener un culo!” porque yo estaba en un lugar donde los bomberos no entraban, ellos iban directo al salón, yo quedé para el lado contrario, no iban a entrar nunca ahí y de casualidad a un chabón se le ocurrió entrar. Hasta el día de hoy no sé quien fue.
S.R. – Lo que contás es saber un poco el dolor que tuvo Fernando, por todo lo que pasó él. Nunca vi el cuerpo de mi hijo, no lo pude ver, pero si tenía la necesidad de saber, porque no lo había visto. En la sala velatoria no me dejaron verlo porque estaba todo quemado. Yo no lo había visto a mi hijo muerto, entonces de alguna manera quería verlo, me mostraron dos fotos de la autopsia y ese no era mi hijo. Solo sé lo que fue pasando por los chicos que sobrevivieron. Saber que él era uno de los que estaba agarrado de la reja y pidiendo auxilio, eso me llena de mucha bronca, mucho dolor. Saber el sufrimiento que tuvo ¿Por qué fueron tan perversos? ¿Por qué dejaron que todo pasara así? Si pudo ser evitable, era un fuego que ellos lo podían apagar, eso es lo que a veces no entiendo.
Indio Solari: “Pabellón Séptimo (Relato de Horacio)
El tema del Indio Solari fue escrito en base a los dichos testimoniales de un sobreviviente de la “Masacre de Pabellón Séptimo”; Horacio quien horas después de la masacre fue al Hospital Salaberry (hoy conocido como el Hospital Santojani). Como si fuera “Siglo XX Cambalache” la canción traspaso su época y se transformo en un “himno” atemporal de la desidia estatal propinada por los distintos Gobiernos de turno en materia de políticas en contexto de encierro.
LID - ¿Qué sienten al escuchar esa canción?
H.C. – Yo no podía escuchar ese tema.
L.D. - Me siento muy identificada, yo al tema del Indio lo conocía ya porque me gusta y cuando pasó lo de Fernando es lo primero que me acordé.
H.C.- Yo hace muy poquito que lo pongo, lo escucho si estoy solo. Por ahí si vengo en el auto con mi compañera, el disco va pasando y llega “Pabellón Séptimo” apuro para llegar a casa, paré la camioneta y listo. Solo me animo a escucharlo cuando estoy solo. Todavía me sigue quemando.
L.D - Irónicamente hacemos lo mismo a la distancia, yo cuando necesito desahogar lo escucho. Yo no estuve ahí, pero la imaginación lastima más.
H.C. – La letra te lleva. Casi cuarenta años después de nuestra masacre, la “Masacre de Pabellón Séptimo” tiene la misma similitud con la “Masacre de Pergamino”.
S.R. – Es que es muy fuerte el tema.
El Estado es responsable
No fueron “motines”, tampoco fue la bengala, ni lo fue el rock and roll. El empresariado y el Estado juegan sus cartas con las vidas humanas. Las cárceles de la miseria existen porqué hay una política que el mismo Estado alimenta, se dice que se gasta $ 40.000 por persona en contexto de encierro, pero mientras tanto, vemos en las distintas Unidades Penitenciarias del país largas filas donde familiares llevan el bulto semanal con comida para los privados de su libertad.
Mientras es investigado el que fue durante mucho tiempo el Jefe del Servicio Penitenciario Federal, Fernando Díaz quien “curiosamente” es investigado por corrupción en los servicios de catering.
En Cromañón una media sombra hacia de tapete para no gastar electricidad, cientos de inspectores, comandados por Aníbal Ibarra, pasaron por el lugar aceptando gustosamente las coimas dadas por el empresario ya fallecido, Omar Chaban.
Otro hilo de continuidad entre las distintas épocas, cambian los Gobiernos, pero la corrupción queda.
S.R. – Ludmila decía que nos unía el fuego, pero también nos une el Estado. El Estado siempre ausente para todo. Porque en una Comisaría donde no puede haber tantos detenidos y en largos periodos de tiempo. Mi hijo hacía cuatro meses que estaba detenido sin tener condena, lo pasaban de audiencia en audiencia, el 15 de marzo tenía otra para definir su situación. Muchos chicos de los que estaban ahí todavía no habían sido procesados. Es más, la mayoría tenía la libertad firmada, tenían que salir.
H.C. – Es tremendo que el Estado te tenga cuatro meses en una Comisaría cuando todavía no sos culpable de nada. Además no deberían tenerte en una Comisaría. Se había logrado que las Comisarías no alojen mas detenidos de ningún tipo, por ninguna razón, para eso habían hecho las Alcaidías, pero aparentemente con el cambio de Gobierno, creció la represión, creció la barbarie, creció el gatillo fácil y creció la impunidad que tenia contenida la “fuerza del orden”.
LID - ¿No crees que sea un hilo de continuidad propiciado por los distintos gobiernos?
H.C. – Sí, es un hilo de continuidad incrementado y propiciado por las políticas de este Gobierno, donde le da lo mismo reprimir a un trabajador que lo echan con un papelito, hasta dejar que mueran pibes en la Comisaría, cortándoles el agua, no permitiendo que entren los bomberos, “perdiendo la llave”. A siete chicos que ni siquiera eran culpables todavía y tampoco tenían que estar en ese lugar. Se están manejando con una impunidad terrible. Así que pregunto ¿Hasta cuándo vamos a seguir viendo, llorando, agrandado la pena que tenemos desde años a todos lo que pasamos por esta situación? ¿Hasta cuándo vamos a seguir contando muertos con esta política?
A.M. – En Cromañón se logró sacar al Jefe de Gobierno Aníbal Ibarra, pero realmente no tuvo un juicio y tampoco iba a ser justo, le iban a dar 3 años a Ibarra.
S.R. – Nosotros recién logramos que el Intendente de Pergamino saque un “buscado” en los medios locales a 9 meses de la masacre. Donde todavía el Comisario Alberto Sebastián Donza sigue prófugo, nadie lo busca. A Pergamino fue María Eugenia Vidal, fue Cristian Ritondo con Bulrrich y nunca fuimos atendidos por ellos. Cuando se lo planteamos al Intendente nos dijo con una voz burlona “¡ah! Ustedes querían una entrevista con él”. A ver ¿Quiénes son los responsables? ¿Quiénes son los que tienen que dar una explicación de la situación de hacinamiento de las Comisarias? Te digo, del Gobierno no se nos acercó nadie.
H.C. – Los Gobiernos siempre miran para otro lado. O sea, siempre pero con cierta clase social, tenemos preso a De Vido, está preso Amado Boudou, está preso Castillo de “La Salada”, está preso el “Pata” Medina ¿En qué momento te enteraste que hubo algún incidente de violencia? algún motín, algún suicidio de esos mágicos de esos que aparecen en un calabozo donde no tenés ni siquiera una tela de araña para colgarte y aparecen colgado los pibes. En esos pabellones donde están estas personas no ocurre nunca nada. Entonces cuando hablamos de la responsabilidad política, no dejemos a ninguno afuera. Lo que tenemos que hacer es ir al Congreso a golpearle la puerta a cada uno de los Diputados para que vayan a pedirle explicaciones al Intendente, al Juez, al Fiscal, porque si no nunca va a parar esto y ponerle como ejemplo esos lugares VIP nunca sucede nada como en los pabellones comunes.
S.R – Como acá mismo también, en esta causa hay un policía que está en una Comisaría en Rojas que es un pueblito cerca de Pergamino, hace 8 meses que está alojado en esa Comisaría, es un preso VIP.
H.C. – Seguro nunca tuvo ningún problema, ni de motín, ni de nada.
L.D. – No, el oficial Alexis Eva nunca tuvo ningún problema, ningún golpe, ni nada como si lo tenían los chicos. Es más, en la defensa de ellos dice que no se podía tener tanto tiempo en una Comisaría a los chicos y el resulta que está hace 8 meses ahí.
H.C. – Hay leyes que impiden que la gente esté detenida en Comisarías, sean del palo que sean. Pero vos tenés a chicos de una condición social hacinados en las peores condiciones como castigo por que todavía no tienen condena, entonces como no tienen condena lo castigan los vigilantes por las dudas. Por otro lado tenemos al represor, al que mató por gatillo fácil, etc. como preso VIP. En mi caso el responsable político fue la dictadura cívico-militar pero después pasó lo mismo en la cárcel de Magdalena, pasó lo mismo en Santiago del Estero, pasó lo mismo en la Comisaría de Quilmes donde murieron personas de la misma forma horrible que nos tocó a nosotros.
L.D. – La misma metodología utilizan en todos los casos.
H.C. – Exacto y el rotulo es “motín”. O sea, mira la lógica, “yo hago un motín, no para tomar la Comisaría, hago un motín para morir quemado, encerrado, sin asistencia de Bomberos, sin agua” según ellos hago un motín para morir de esa forma.
LID- Es lo mismo que decir que la bengala mató a las personas en Cromañón ¿no?
A.M. – Sí, a ver, el Estado ya había garantizado que en Cromañón iba a pasar lo que pasó. Estaban las condiciones dadas para que eso pasara, después la banda garantizó el hacinamiento de la gente excediendo la capacidad. Cromañón iba a pasar si o si, yo había estado otras veces que se incendió, pero no de esa manera. Eso sumado a que Callejeros coimeo para sobrepasar la capacidad garantizó el atrapamiento. Tal vez con 2.000 personas en Cromañón no se moría nadie, con 5.000 se fue todo a la mierda. Hasta el día de hoy el Estado no se hizo cargo.
S.R. – En la Comisaría 1° también se sabía que esto iba a pasar, esto estaba denunciado desde mucho tiempo antes.
L. D. – Hay registros de casos similares, en febrero fue uno. El año anterior también hubo 19 chicos…
H.C. – Bueno, en años anteriores había pasado en la Comisaría de Quilmes. Si te pasa en Quilmes, te pasa también por ejemplo en San Fernando, te pasa en Pergamino, no podes esperar que no te pase en Zarate.
La lucha interna y externa cotidiana
LID - Batallan contra el Estado por un lado y por otro contra el dolor de ustedes mismos ¿Cómo enfrentan esta lucha?
L.D. – No es fácil, porque en mi caso soy familiar. Uno deja su dolor de lado, aunque a veces es imposible, seguís porque tenés una familia. Mi familia es mi tía, mi mamá, mi abuela, mi hermana, Fernando y yo. Ahora somos una familia que nos sostenemos por ritmos básicamente. Todas las familias de los chicos decimos lo mismo, dejamos el dolor de lado para que la gente sepa lo que pasó y sepa que no tiene que seguir pasando. Los chicos no se matan, los chicos se recuperan, nadie tiene el derecho de hacer eso, sea quien sea el otro. La vida se tiene que respetar ¡Basta de esto! Si vos te pones a pensar casi todos los días una familia está pasando por lo que nosotros estamos pasando hace 9 meses atrás. No hay que esperar a que le toque a uno para abrir los ojos. Nosotros lamentablemente los abrimos por un baldazo de agua de fría, si no, no sé si estuviéramos acá. Ese es lado bueno de todo esto, nos toco abrir los ojos y empezar a luchar no solo por los nuestros, sino también por los que quedan, por los que se fueron, por todos. Todos los días me levanto pensando que se puede hacer. La causa tiene que estar visibilizada, si o si, en Pergamino, en Buenos Aires o en donde sea. Te invitan desde la otra punta de Argentina, y vamos, vemos como hacemos, pero vamos. Estuvimos en el encuentro de “Jóvenes y Memoria” organizado por la CPM y uno se pone a pensar que no todo está perdido, porque esos chicos toman su tiempo libre en trabajar en hechos de gatillo fácil, en la “Masacre de Pergamino” para mostrar como todos los días se quiebran tus derechos, donde el poder de turno traspasa sus límites y termina matando gente que no tendría que estar muerta. Eso es lo que más te sostiene, el pensar, así sea una utopía, que un día no se sume una familia más a nuestra causa, por que los chicos se van, pero las familias quedan.
A.M. – Yo me acerqué desde un primer momento para destacar la importancia de estar organizados. Con los familiares a las dos semanas de la “Masacre de Pergamino” subimos a una camioneta y nos fuimos a Rosario a ver a Vanesa Orieta (NdR: Hermana de Luciano Arruga) que daba una charla. Vos veías ahí que había dos familias decididas a buscar respuestas de todo esto, eso se transformó en organización. Después yo no creo en está justicia, en Cromañón asesinaron a 194 pibes y se suicidaron 16 y no hubo justicia, le dieron 8 años a un Comisario que ahora en diciembre sale en liberad.
H.C – La mochila fue muy pesada durante muchos años hasta que encontré la manera de ir alivianándola, convertí ese dolor, convertí esa sensación de impunidad hacia mí y hacia lo que yo pretendía lograr en reconocimiento y el hacer justicia lo pude convertir en lucha. Las lastimaduras en el cuerpo sanaron, pero todas esas lastimaduras que me quedaron en el alma logré convertirlas en militancia.
A.M. – A mi Cromañón no me hizo un luchador, es mas yo nunca me movilicé por esto, yo me he movilizado por muchas cosas, yo por mí no me movilice nunca, como que hice un bloqueo de eso y fue como algo que siempre tuve pendiente. Los primeros dos años fueron muy duros, estuve tres meses sin salir de mi casa y cambié un infierno por otro infierno. Pero recién hoy yo caigo y ahora puedo decir que puedo ser un militante del la “Masacre de Cromañón” que nunca lo fui en 12 años y por esto el 30 de diciembre va a ser la primera vez que marche.
S.R. – Yo quiero que se haga justicia, que todos sepan lo que pasó ahí. Estoy fuerte, me siento fuerte y sé que voy a luchar hasta las últimas consecuencias por la memoria de mi hijo, porque a mi hijo lo mató la Policía, no quiero que le pase a ningún pibe mas lo que le paso a Fernando, voy a luchar, voy a salir a la calle, voy a gritar, a organizarme, no le tengo miedo a nada, voy a ir hasta las últimas consecuencias.
Los abrazos finales se hacen eternos y se abrazan a la distancia “Hoy hable con Hugo” u “Hoy hable con Silvia y Ludmila” son mensajes que llegan por privado a este cronista. Las heridas internas tardaran en sanar pero esas heridas se transformaron en motor de lucha de estar personas que dicen “Basta de violencia institucional”; “El Estado es responsable”.