Rodríguez Larreta puso ayer en funciones al nuevo jefe de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires, José Pedro Potocar, en medio de la crisis provocada por el accionar policial en Flores y Mataderos.
Gloria Pagés @Gloria_Pages
Viernes 30 de diciembre de 2016
Fotografía: DyN /EZEQUIEL PONTORIERO
Finalmente la tan anunciada Policía de la Ciudad de Buenos Aires - producto del traspaso de la Federal a la órbita de la CABA - comenzará a funcionar el 1 de enero y ya tiene jefe. Si bien Rodríguez Larreta había dejado trascender que un civil conduciría esta nueva fuerza de seguridad, la resistencia de los uniformados terminó inclinando la balanza para el recientemente designado José Pedro Potocar.
Un hombre del riñón de la Federal
Potocar es un hombre del riñón de la Policía Federal, el segundo en importancia luego del comisario general, Guillermo Calviño.
Como buen jefe de la Federal, practica con el ejemplo: tiene en su haber innumerables denuncias en su contra y allanamientos a comisarías a su cargo por abultadísimas coimas que iban a parar nada menos que a Superintendencia de Seguridad Metropolitana y a la Superintendencia de Asuntos Internos.
Está entre los hombres de confianza y ligados a Daniel Angelici, presidente de Boca y operador político y judicial del macrismo, según echaron su amistad gracias a los operativos de seguridad en los partidos de Boca. Entre la centenares de denuncias que tiene en su contra se encuentran las de coimas, robo de drogas, dejar escapar a un barra de Boca buscado por un secuestro. Como es de esperar, no había delito organizado que no pasara por su órbita. Así, en definitiva, es el accionar de la policía, y esto no es excluyente de la Federal.
El designado jefe de la Policía de la Ciudad desarrolló gran parte de su trayectoria en el ámbito de las superintendencias de Seguridad Metropolitana, Drogas Peligrosas, Asuntos Internos e Interior de la Policía Federal Argentina. Hasta ayer se desempeñaba como Director de Comisarías de la Ciudad de Buenos Aires.
Tiene también entre sus vínculos de confianza al exministro de Seguridad de Cristina Kirchner, Sergio Berni, que supo hacer gala de la represión indiscriminada en cortes emblemáticos como el de los obreros de Lear en la Panamericana entre otros.
Juramento y declaraciones
El juramento de Potocar fue tomado por Rodríguez Larreta ayer en un acto del que participaron la ministra de Seguridad nacional, Patricia Bullrich, el viceJefe de Gobierno, Diego Santilli, el ministro de Seguridad porteño, Martín Ocampo, y los secretarios de seguridad porteño y de Nación, Marcelo D’alessandro y Eugenio Burzaco.
Potocar aseguró que iba a “mejorar la seguridad de los vecinos para que puedan salir a la calle, para que puedan vivir tranquilos y que todos en la Ciudad vivan más seguros”.
Por su parte, el jefe de gobierno porteño Rodríguez Larreta señaló: “Soy consciente que hoy (la seguridad) es la primera preocupación en Flores, Mataderos y en todos los barrios de la Ciudad. El primer paso es crear una policía propia. Hay que hacer un proceso de transformación en muchos frentes: sacar a la policía a la calle, acelerar el proceso de incorporación de nuevos efectivos y dotarlos de mejor tecnología”.
“La Policía Federal va a estar al lado de ustedes, ayudando a que la Ciudad pueda terminar con los problemas enormes que tiene, delitos difíciles y complejos”, dijo Patricia Bullrich luego de haber estado llamativamente ausente durante los conflictos desatados por los hechos de Flores y Mataderos.
Las expresiones de los tres funcionarios no hacen más que ratificar que la política será seguir saturando las calles de más efectivos. Así lo anunciaron también desde el Ministerio de Seguridad Martín Ocampo, luego de la reunión con la familia de Brian, asesinado en Flores.
Más policía, más muertos y represión
El cinismo del gobierno y sus funcionarios es tal que pretenden que a tiro limpio y en patrullero se resuelvan las consecuencias de sus políticas de hambre que llevan a miles a la pobreza, la marginalidad y al delito, que justamente, es la misma policía que organiza y regentea.
El resultado ya es conocido: siempre que se reforzó la llamada “seguridad” las consecuencias son un enorme control social sobre la juventud y los sectores populares. De ahí provienen las víctimas, que no cesan de aumentar, de casos de gatillo fácil policial. Más policía es más muerte y más delito, no la solución. Un joven muere cada 25 horas a manos de las fuerzas de seguridad, esa es la consecuencia más brutal de estas políticas.
A esto agreguemos que Rodríguez Larreta pretende también ir aún más contra la protesta social y “no permitir” más cortes en la Ciudad. Otra tarea que la nueva Policía encarará con gusto.
El legislador del PTS-FIT Patricio del Corro, ya lo había denunciado: "Lo que se busca es concentrar y reforzar el aparato represivo del Estado en la Ciudad. No olvidemos que las fuerzas de la Policía Federal que se traspasan ahora se dedicarán exclusivamente al delito en la Ciudad. A esto hay que sumar que el Jefe de Gobierno, Rodríguez Larreta, acaba de renovar la concesión a las empresas privadas que cumplían tareas de vigilancia y seguridad en distintas zonas de la Ciudad, supuestamente porque no contaban con la Federal. El traspaso sólo puede traer el aumento del control social sobre los sectores más vulnerables, los pobres y la juventud y preparar las condiciones para reprimir aún más la protesta social” dijo .
Y agregó: ”No nos olvidemos que a la trayectoria criminal de años de la Federal el macrismo ha erigido como "modelo" a la Metropolitana, una policía que en su corta vida ya tiene un frondoso prontuario delictivo. Integrada su cúpula por represores que provienen de la dictadura militar y por exonerados de la propia Policía Federal, es experta en espiar a los maestros, en reprimir a los pobres como en el barrio Papa Francisco, y en el gatillo fácil".
Los hechos de Flores y Mataderos expusieron que sin la anuencia y participación directa de las fuerzas de seguridad, los talleres clandestinos, el proxenetismo, el robo de automotores, el narcotráfico y venta de drogas no serían “actividades” rentables. No se trata de delitos menores ni menudeo, detrás de ellos hay multimillonarios y grandes empresarios.
En ese sentido, no podemos depositar la menor esperanza en que esta institución puede ser reformada, ni con cambios en las cúpulas, traspasos o nuevas policías.
La organización de la juventud y los trabajadores, la denuncia permanente de los casos de gatillo fácil y del accionar policial, junto a la izquierda y los organismos de derechos humanos es vital para impedir que se fortalezca una salida de mano dura y para debilitar el poder de esta institución asesina.