Al cumplirse cinco años de las combativas jornadas de lucha del 4 de agosto de 2011, los estudiantes chilenos volvieron a las calles este jueves para pelear por la gratuidad de la educación.
Viernes 5 de agosto de 2016
El 4 de agosto del 2011, miles de estudiantes chilenos salieron a las calles como parte de las jornadas que se extendieron en todo el país exigiendo la gratuidad de la educación. El gobierno de Sebastián Piñera había prohibido que se realizaran las marchas convocadas por secundarios y universitarios. A pesar de esta prohibición y del inmenso despliegue policial, cientos de miles de estudiantes salieron de todas formas a las calles, a defender el legítimo derecho a la protesta y a manifestarse por la gratuidad universal.
Este jueves 4 de agosto, al cumplirse cinco años de esas jornadas quedaron en la memoria de todos los estudiantes, se realizaron nuevas movilizaciones contra la reforma educacional presentada por el Ejecutivo. Miles de jóvenes mantienen la lucha por educación gratuita universal y contra el gobierno de Bachelet que alcanza tan solo el 17% de aprobación.
Las movilizaciones en Santiago comenzaron antes del mediodía. La marcha convocada por la Confech, se desarrolló con algunos incidentes, como el ingreso de personas a la Iglesia de la Gratitud Nacional, y la represión con bombas lacrimógenas y carros lanza agua por parte de la policía. Sin embargo, miles de estudiantes siguieron marchando por la Alameda, aunque teniendo que en enfrentar la represión policial que cortó la marcha en diversas ocasiones.
En conversación con La Izquierda Diario Diego Arraño, vocero de la ACES (Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios), aseguró “Como movimiento estudiantil nosotros lo hemos dicho, el segundo semestre debe ser un semestre donde como movimiento social por la educación salgamos a las calles. Ya no se habla solo de educación, sino que se está hablando de ‘no + AFP’, del CAE (Crédito con Aval del Estado), del Sename (Servicio Nacional de Menores), son todas cosas que vienen de un sistema desigual y neoliberal”.
Por su parte Daniel Gedda, presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica (Feuc), se refirió a la importancia de “poder articularnos” contra la reforma. Ante la pregunta de si incidir en la reforma o disputarla en las calles, el dirigente aseguró que “ahí se arma una falsa dicotomía, yo igual creo que la incidencia no se descarta”, agregando que “tampoco se trata de hacer lobby”, y planteando que hoy los estudiantes deben concentrarse en la “contrapropuesta” más que en un “plan de acción” para las demandas.
La Izquierda Diario también conversó con Bastián Silva, estudiante del ex Pedagógico, vocero del “Cordón Macul” e integrante de la Agrupación Combativa y Revolucionaria (ACR): “Desde los cordones nos venimos articulando y levantando un espacio donde confluimos con trabajadores. Nosotros creemos que este segundo semestre debemos continuar nuestra movilización nacional y dar una lucha también interna en nuestras universidades, porque el parlamento corrupto no nos dará nada, pero sí podemos confluir con los trabajadores de la educación, funcionarios y nuestros profesores”, afirmó Silva.
“Hace poco hubo una marcha nacional con medio millón de personas, familias trabajadoras, estudiantes, jubilados, luchando contra las AFP, lo que demuestra que pueden abrirse nuevas luchas y movilizaciones donde podamos articularnos con otros sectores”, concluyó el estudiante.
En cuanto a las luchas locales que se vienen dando en ciertos espacios estudiantiles, según el concejero de la Facultad de Filosofía y Humanidades, e integrante de la agrupación Vencer, Jorge Sanhueza, “se vienen abarcando varios temas. En el caso de la Universidad de Chile, se han realizado instancias triestamentales, lo que “ha implicado que como estudiantes podamos ir organizándonos junto a los funcionarios, por ejemplo, en mi Facultad al haber espacios liberados, se da paso a instancias triestamentales, donde se cuestiona mucho el autoritarismo universitario que existe, y hay estudiantes y funcionarios que exigimos derecho pleno a decidir, mediante un Cogobierno Triestamental”, afirma el dirigente.
“Aquí la unidad con los trabajadores de la educación y funcionarios es fundamental, pues son actores que junto a nosotros rechazan la reforma educacional que mantiene el negocio. La clave es que seamos nosotros mismos los que pensemos y decidamos qué reforma y propuesta queremos, y no las direcciones del movimiento estudiantil como Izquierda Autónoma y las Juventudes Comunistas que quieren incidir en una reforma que no responde a nada”, aseguró Sanhueza.