Miles de haitianos reclamaron la renuncia del presidente Jovenel Moïse, en una movilización en la ciudad de Gonaïves el miércoles. Se preparan nuevas protestas este viernes en Puerto Príncipe ante la llegada de un representante de EEUU. La catástrofe social y la corrupción de la casta política vienen siendo los motores de las protestas.
Viernes 6 de diciembre de 2019 14:22
Las manifestaciones contra el Gobierno de Jovenel Moïse datan desde noviembre del 2018 dejándolo en jaque en su momento por la renuncia de varios ministros. Luego de un impasse, se reanudaron las protestas en septiembre de este año a contra la escasez de combustibles que provocó cortes en el suministro eléctrico, problemas con transporte público, aumento de precios en productos y servicios básicos. Desde un primer momento las manifestaciones fueron brutalmente reprimidas por el gobierno dejando un saldo que supera los 40 muertos y cientos de heridos.
Luego de estas movilizaciones, la oposición se sentó con el Gobierno en busca de negociaciones para forzar un gobierno de transición, sin embargo en todo este tiempo no lograron avanzar en las distintas mesas que se montaron, pero sí permitieron ir dándole aire a Jovenel Moïse, quien se ha ido endureciendo, sobre todo por el gran apoyo brindado por Estados Unidos.
De allí, que ante la negativa del presidente Jovenel Moïse a renunciar, varios partidos de oposición hablan ahora de “volver a las calles”. A causa de eso, nuevamente el presidente haitiano pidió ayuda a Washinton. Por esta razón llegará este viernes a Haití David Hale, el subsecretario de Estado para Asuntos Políticos del gobierno de Estados Unidos para reunirse con Moïse para brindar apoyo a su gestión.
Enfrentar la crisis política y económica que evite la dimisión de Moïse es prioridad norteamericana. Esta visita del representante de la Casa Blanca forma parte de una serie de delegaciones que EEUU está enviando desde junio al país con el mismo propósito. A finales de noviembre la misión estuvo en manos de la representante permanente de Estados Unidos en Naciones Unidas, Kelly Craft.
La movilización de este miércoles en Gonaïves fue convocada por sectores de la oposición para mostrar músculo, justamente en una ciudad que se considera su bastión. Pero en este caso, se trata de sectores de la oposición pertenecientes al establishment político como los senadores Youri Latortue y Nenel Cassy que han venido siendo parte de las mesas de negociación y que utilizan la movilización de masas para presionar una transición que deje el poder en sus manos. Ellos sostienen que “la dimisión de Moïse constituye el primer requisito para la reanudación de las actividades económicas y académicas”, pero lejos de los intereses del pueblo haitiano.
Para este viernes está convocada una marcha en Puerto Príncipe, la ciudad de la independencia, que culminará frente a la embajada de Estados Unidos. La movilización parte de catalogar como injerencista la llegada de Hale a Haití. El representante yanqui piensa reunirse con Jovenel Moïse, el canciller Bocchit Edmond entre otros líderes políticos para discutir “los problemas que ha enfrentado Haití” y promover “el diálogo nacional”, siempre obviamente manteniendo a Moïse en el poder. Esta es la segunda visita del funcionario norteamericano en menos de un año, y la cuarta de representantes de Washington en el mismo periodo.
Mientras tanto, los trabajadores del sector público de la Dirección General de Impuestos (DGI), están sosteniendo una huelga que reclama al recién instalado titular interino de Hacienda, Jouthe Joseph, aumentos salariales, pagos regulares, cuotas de vivienda, mejores condiciones laborales y reconocimiento de su estatus especial, además del pago inmediato de los sueldos adeudados de los últimos cinco meses. No se trata del primer movimiento de huelga del sector, ya que, en junio último, los empleados de la DGI protagonizaron un paro de un mes con las mismas demandas. El ex-ministro de Economía, señaló en ese momento, que la huelga en la DGI y el mal funcionamiento de la Administración General de Aduanas, provocó pérdidas de unos 35 mil millones de gourdes (más de 380 millones de dólares), en otras palabras, echándole la culpa a los trabajadores.
Producto de la crisis que atraviesa el país, varias empresas cerraron sus puertas, redujeron personal y disminuyeron los salarios de sus empleados, el sector público viene siendo de los más golpeados, así como el conjunto de los sectores más pobres de Haití. En medio de una fuerte agitación social, con las escuelas cerradas desde septiembre, protestas que no retroceden ante la represión, decenas de bloqueos de caminos, y una economía prácticamente paralizada, se les está haciendo difícil a los partidos políticos opositores pactar sin pagar costos políticos.
Este jueves 5 de diciembre, según el medio haitiano Alterpresse, hubo una concentración donde participaron cientos de activistas políticos, con organizaciones sindicales, populares y estudiantiles frente a la embajada de Francia en Puerto Príncipe para denunciar su injerencia en los asuntos internos, exigiendo que los franceses dejen de apoyar a Jovenel Moïse.
Ni el gobierno de Moïse, ni la oposición, son una alternativa para el pueblo haitiano. Ya que estos últimos, ofrecen una salida que reemplace al odiado presidente con la designación de un Juez de Casación acordado por el “Foro Patriótico para un Acuerdo Nacional” y un primer ministro que encabezarían un proceso de transición de 3 años para “reencausar” al país. Una solución que no propone romper con la histórica subordinación a Estados Unidos y al FMI que viene destruyendo al país, que consecuentemente mantendría casi sin cambios el sistema de corrupción que las masas repudian en las calles.
El proceso de lucha que viven las masas empobrecidas haitianas debe conducir hacia un desarrollo en la organización independiente de las mismas, empezando por impulsar organismo propios de lucha, discutiendo los problemas profundos y estructurales en función de sus grandes necesidades. Se hace necesario detener inmediatamente la subordinación del país a los intereses del imperialismo, volteando al gobierno lacayo de Moise y todos aquellos que quieran mantener lazos con el FMI.