El ministro de salud y la ministra educación Marcela Cubillos anunciaron el envío de un proyecto que permita actualizar la ley N° 20.418 sobre la implementación de la educación sexual para niñes y adolescentes en los establecimientos educacionales reconocidos por el Estado ¿Llegará la educación sexual integral de parte del gobierno que está contra el aborto?, ¿De la mano de escuelas católicas y conservadoras?
Sábado 18 de mayo de 2019
Este miércoles Emilio Santelices y Marcela Cubillos -ministro de salud y educación respectivamente- anunciaron el envío de un proyecto que permitirá actualizar la ley 20.418 sobre la educación sexual en los establecimientos que reconoce el Estado. Recordemos que está ley actualmente -y gracias al anterior gobierno de Piñera- sigue siendo optativa, es decir, los establecimiento pueden escoger si llevarlo a cabo o no. Esto, es una verdadera “objeción de conciencia”, donde cada establecimiento educacional interpreta de forma diferente dicha ley, lo que genera sesgos y exclusión de contenidos en sexualidad, otorgándole a la normativa un carácter inespecífico en cuanto a forma y contenidos mínimos que garantizar en materia de educación sexual.
Ahora bien, La propuesta impulsada por los ministerios de salud y educación plantean la obligatoriedad de impartir un programa de educación afectivo-sexual desde quinto básico. Sin embargo, este programa se desarrollará según el proyecto educativo de cada establecimiento, además de las creencias y convicciones que adopte e imparta cada uno de ellos, en conjunto con los centros de padres y apoderados.
Ante esto, Narcisa Calderón, activista trans, estudiante de pedagogía en la Universidad de Tarapacá y militante de Pan y Rosas denuncia:
“El ministro de salud y la ministra de educación hablan de educación sexual obligatoria mientras la subordinan al proyecto de cada establecimiento. En un país donde más del 50% de los establecimientos educacionales son de orientación religiosa, especialmente de la iglesia Católica, ¿qué clase de educación sexual van a impartir las mismas iglesias que se oponen a nuestros derechos sexuales y reproductivos? Desde Pan y Rosas exigimos la separación efectiva de la Iglesia del Estado, queremos una educación sexual integral y laica, donde el enfoque no sea moralista y reproductivo sino basado en el disfrute libre de nuestra propia sexualidad".
Educación sexual ¿Para qué?
Según datos del Ministerio de Educación entregados por vía Ley de Transparencia, a la fecha, el 50% de las mujeres quedan embarazadas mientras cursan su educación escolar y no continúan sus estudios. Pese a que las mujeres gestantes que están matriculadas en un establecimiento educativo entre 14 y 41 años ha disminuido, de 1769 casos el 2013 a 1030 en el 2017, la mitad de ellas, en cada año, deja sus estudios, es decir, la tendencia se mantiene. Además el 40% de las estudiantes embarazadas son adolescentes entre los 14 y los 17 años.
Por otro lado, el nivel socioeconómico: según el Informe sobre salud sexual, salud reproductiva y derechos humanos en Chile Realizado el 2016, respecto al nivel socioeconómico y el uso de métodos preventivos, se observa que los segmentos más altos señalan haber utilizado algún método de prevención en su última relación sexual, correspondiente al 94%, mientras que en el nivel socioeconómico más bajo esto ocurre en un 85%.
En concreto, la educación sexual integral es una necesidad, pero no solo en términos de reproducción como plantea el gobierno o la Iglesia. Ya que la sexualidad es mucho más que reproducirse. Es afectividad, es la forma en la cual nos relacionamos con otres y con nuestro propio cuerpo, tiene relación con el placer y con mucho más que la Iglesia y la moral conservadora ha demonizado, cuestiones tan básicas o mínimas como reconocer nuestro propio cuerpo.
Así, queda en evidencia los distintos nudos críticos que posicionan a la educación en sexualidad como un desafío pendiente en nuestro sistema educativo, pero no en términos conservadores y mercantiles. Por esto, nace una necesidad de luchar por el derecho a la educación sexual integral, desde la formación inicial de les estudiantes, abarcando puntos reproductivos, como también de auto-cuidado, prevención de violencia de género y diversidad sexual, desde una perspectiva laica, no heteronormada y no sexista.