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Red Internacional
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Obama más cerca del suelo en Irak

El jefe del Estado Mayor Conjunto de EE.UU., Martin Dempsey, no descartó ayer que soldados estadounidenses tengan que volver al terreno en Irak en la lucha contra el Estado Islámico. Esta afirmación contradice el intento de Obama de referirse a la operación que acaba de emprender como una simple ofensiva aérea y pone a EE.UU. es una situación compleja y de resultado incierto.

Juan Andrés Gallardo

Juan Andrés Gallardo @juanagallardo1

Miércoles 17 de septiembre de 2014

Fotografía: EFE

En una audiencia ante el Senado desarrollada durante el día de ayer, Martin Dempsey dijo que no descartaba la posibilidad de recomendar Obama el despliegue de tropas norteamericanas sobre el terreno para determinadas operaciones. Se refirió en particular a lo que podría ser el intento de retomar una ciudad como Mosul, la segunda en importancia en Irak y con una población de casi 2 millones de personas, que está bajo control del Estado Islámico (EI) desde junio.

Estas declaraciones se dan a menos de una semana del anuncio oficial de Obama para crear una “gran coalición” de países con el objetivo de combatir al EI por medio de la ampliación de las operaciones militares mediante los bombardeos en Irak y su extensión a Siria. Como parte de su anuncio Obama había evitado hablar de “guerra”, confirmando que no habría tropas norteamericanas combatiendo en el terreno, y que solo enviarían a 470 militares para apoyo logístico y entrenamiento del ejército iraquí y de los "peshmerga" (combatientes) kurdos.

El plan de guerra anunciado por el presidente de Estados Unidos se ajustaba a la perfección con el resultado de las encuestas difundidas por el Washington Post y ABC News, tras la aberrante decapitación de dos periodistas por parte del EI, en las que la mayoría de los norteamericanos (71%) decía estar de acuerdo con que sus fuerzas armadas bombardeen Irak . Sin embargo como lo acaba de confirmar el propio jefe del Estado Mayor Conjunto de EE.UU., el plan no se ajustaba a la realidad de la situación en Irak y Siria, poniendo a las tropas norteamericanas, una vez más, cerca de entrar al teatro de operaciones.

Volviendo a tierra

Si hay algo que Obama no deseaba, y a lo que sobre todo la población norteamericana le tiene poca tolerancia, es volver a hablar de una incursión terrestre de sus tropas luego de las pesadillas que significaron las guerras de Irak y Afganistán. Sin embargo el alto mando norteamericano no tardo más que unos días en dar por tierra con esos deseos.

Según la agencia EFE, Dempsey dijo ante el Comité de las Fuerzas Armadas del Senado que "Si las circunstancias cambian recomendaría que (las tropas) asesoren cerca del combate y acompañen (a las tropas iraquíes o kurdas) en este tipo de misión (...) aunque ahora mismo no lo considero necesario". También reconoció que en casos específicos podría ser necesario que fuerzas especiales estadounidenses u otros aliados de la coalición contra el EI avancen con las tropas iraquíes y se encarguen de marcar objetivos y coordinar operaciones militares complejas. Es decir que el despliegue de tropas norteamericanas en Irak ya no sería solo para apoyo logístico y que su entrada en acción podría ser cuestión de tiempo.

Los militares estadounidenses implicados triplicarían el número informado por Obama y llegarían a los 1.600, desplazándose a suelo iraquí para operar como asesores militares, personal de inteligencia, operadores de drones y seguridad diplomática. Aunque parezca un número bajo en relación a las tropas desplazadas durante la “guerra contra el terrorismo”, es el aumento más significativo de presencia norteamericana desde el fin de la guerra de Irak en 2011.

Durante el informe de ayer, el Pentágono trató de evitar profundizar sobre la posible presencia de tropas norteamericanas en el frente y definió su estrategia cómo una ayuda al Ejército iraquí y los "peshmerga" kurdos, en Irak; y el reclutamiento y entrenamiento de 5.000 soldados de la oposición moderada a Al Assad en Siria. Un plan bastante general que según la agencia EFE levantó dudas entre los propios senadores norteamericanos.

Por el momento, Estados Unidos extendió ayer hasta 162 los ataques aéreos y realizó bombardeos cerca de Bagdad, ampliando por vez primera estas misiones iniciadas a comienzos de agosto.

Las declaraciones de Dempsey son expresión de las contradicciones que tiene EE.UU., y la coalición que va a intervenir en Irak y Siria, para enfrentar al Estado Islámico, que es mucho más que una milicia irregular y que ha logrado un importante control territorial, con una amplia red de instituciones gubernamentales y administrativas con las que busca legitimarse y que le permiten regular la vida de la población.

A pesar de las promesas de Obama, Estados Unidos parece estar cada vez más cerca de ingresar a una nueva guerra de la que no se sabe ni cómo, ni cuándo pueda salir.


Juan Andrés Gallardo

Editor de la sección internacional de La Izquierda Diario

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