Solicitan que se considere el autocultivo de cannabis para tratar a sus hijos sin ser perseguidas por la justicia. El amparo colectivo fue presentado a principios de julio.
Úrsula Vivas @ursulavivas
Jueves 2 de agosto de 2018 14:39
Ediles firman apoyo al amparo colectivo
El pedido tiene el acompañamiento médico y psicológico de la Asociación de Usuarios y Profesionales para el Abordaje del Cannabis (AUPAC), en coordinación con el Laboratorio de Análisis de la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas de la Universidad Nacional de Rosario.
Un caso inédito en la Argentina ya que es la primera vez que se presenta un amparo colectivo de estas características, donde ocho madres muestran una historia comprobable de los beneficios del cannabis en los respectivos casos, acompañados de informes médicos. Junto con el amparo se presentó un Hábeas Corpus preventivo para evitar allanamientos y por tanto la persecución a las madres que cultivan en sus hogares. Presentado con el patrocinio de Gabriela Durruty y Jesica Pellegrini, recayó en manos de la jueza federal en lo civil Silvia Aramberri, y todavía se espera un pronunciamiento; mientras que en el ámbito penal le tocó al juez Marcelo Bailaque, quien desestimó el Hábeas Córpus por no considerar delito la práctica. El Concejo Municipal de la ciudad de Rosario firmó en apoyó al pedido en el mismo día de la presentación judicial.
Mientras el Estado no les provea una solución, los niños y niñas precisan continuar con un tratamiento probado en los hechos como beneficioso; los fundamentos se encuentran en la letra de la medida cautelar mediante el testimonio de las madres, donde se relata de forma personalizada cada uno de los casos, dando cuenta de los padecimientos que ha ocasionado el tratamiento médico tradicional, en contraposición a los efectos del uso de aceite de cannabis. “Yo no era la única que había visto estos cambios, éramos muchas mamás que vieron los cambios en sus hijos y muchas que querían averiguar”, cuenta Erika Rojas, para quien el acompañamiento personalizado fue fundamental, "nos propusieron hacer un seguimiento con un médico y un psicólogo y poder cromatografiar los aceites, y así se abrieron más puertas para nuestros hijos, Santino está bien, y yo no estoy sola".
En el transcurso, uno de los niños falleció, poniendo sobre la mesa el carácter indispensable del suministro de aceites para las patologías que sufren cada uno de los niños y niñas, estando en juego su integridad física y psíquica. Para todas se trata de también volver a vivir, es una lucha y un compromiso: “Es muy difícil expresar la magnitud de nuestra historia, la intensidad de todos estos años. Lo primero que puedo asegurar es que el cannabis medicinal me devolvió la vida. Para contar cómo cambió Juan Cruz desde que usamos aceite de cannabis, debo empezar por explicar que antes era todo con señas, era decir sí o no”, expresa Carina Prieto en otro testimonio.
Lo novedoso también está en las patologías, que se amplían a las ya reconocidas por la ley como la epilepsia refractaria. Autismo, Síndrome de Doose, Sindrome de Tourette, Sindrome de West, parálisis cerebral, epilepsia; el trabajo es pionero y todavía queda un trayecto por recorrer. Sofía Maiorana, médica de AUPAC que acompaña el tratamiento y diagnóstico de cada paciente, ratificó la inexorabilidad de los avances: "Cambia mucho la historia de vida de los niños, se ven cambios increíbles. Acá hay ocho personas que quieren tener una vida, estas madres buscan curar a sus hijos, y también darles una calidad de vida mejor, como poder dormir, o comer, o ir a la escuela". El tránsito de estas madres todavía es por fuera de la ley, mientras que la calidad de vida de sus hijos “depende de un gotero”.