En el deporte en general y sobre todo en el fútbol y los espectáculos deportivos masivos, las expresiones racistas y xenófobas son moneda corriente. En esta sección deportiva de La Izquierda Diario hemos dado cuenta de noticias relacionadas con este problema (las sanciones al club Gremio de Porto Alegre por expresiones racistas contra Aranha, arquero de Santos, por ejemplo) y diversas columnas de opinión al respecto.
Augusto Dorado @AugustoDorado
Viernes 10 de octubre de 2014
Ese tipo de expresiones brutales generalmente son repudiadas por los medios de comunicación que cubren deportes y suelen hacerse eco de campañas contra la discriminación. Difícilmente encontremos en las páginas de Olé o el nuevo “El Gráfico” palabras discriminatorias contra inmigrantes o jugadores de otras razas, como sí escuchamos lamentablemente en las gradas de cualquier estadio.
Sin embargo, otro tipo de expresiones discriminatorias están no sólo aceptadas sino también totalmente naturalizadas en los medios deportivos: la exposición de la mujer como objeto y -en algunos casos- la homofobia parece que no entran dentro del criterio de lo “políticamente correcto” que manejan los grandes medios masivos de comunicación.
El diario Olé en su edición del lunes 21 de septiembre tituló en tapa “El diablo puso la cola”, a propósito de la goleada sufrida por Independiente (club apodado “Diablo Rojo”) ante River Plate: un dicho popular (“el diablo metió la cola”) transformado en un supuesta “cargada” de inocultables tintes homofóbicos. Entre las hinchadas de fútbol, las expresiones homofóbicas están asociadas a la idea de cobardía (“son todos p…” cantan a los rivales en las tribunas) o a perder (“se van con el c… roto”, otro cantito típico en las canchas sudamericanas); si esa asociación es de por sí una agresión discriminatoria, que un medio masivo como Olé lo reproduzca intencionadamente (y en la tapa, lo que evidencia un criterio editorial y no el “desliz” de un pasante) es inaceptable. Desde La Izquierda Diario estamos en la vereda contraria al de ese tipo uso de expresiones (lamentablemente) populares que hacen medios como Olé y pondremos toda nuestra energía en lograr la reflexión por parte de trabajadores y trabajadoras de prensa al respecto, para desterrar estas expresiones del ámbito deportivo.
El Diario Popular tiene un suplemento deportivo en que publica en contratapa una fotografía de la “Chica Popular”, generalmente jóvenes en ropa interior, con el solo objeto de mostrar lo que presuponen que espera el público de un suplemento deportivo, que también presuponen -prejuiciosamente- que se trata exclusivamente de varones heterosexuales. Lo mismo sucede en el citado diario Olé (la “diosa del día” en la versión en papel, la sección “diosas” en su sitio online) y hasta el sitio “Cancha llena” del diario La Nación contiene entre las fotos destacadas del día a “la Miss”, la chica-objeto del día.
En el periodismo en general son muchos los casos en los que se pone el foco en algún deporte desde una perspectiva machista: en el tenis femenino es una constante. El caso más emblemático es el de la tenista rusa Anna Kournikova, mucho más famosa popularmente que otras deportistas de su generación como Mónica Seles o Arantxa Sánchez, a pesar de no haber ganado jamás un título (aunque competía en el circuito profesional y obtuvo triunfos relativamente importantes). El motivo de su fama: el simple hecho de ser “linda” de acuerdo a los cánones estéticos de los años 90 y al criterio de diarios y noticieros. Igual suerte corren hoy, independientemente de sus dotes deportivos y títulos obtenidos, Carolina Wozniacki (ex nº 1) o María Sharapova, que suelen ser adjetivadas estéticamente en los medios.
En el periodismo deportivo, pareciera que hay un tipo de discriminación repudiable y otro corrientemente aceptado acríticamente y hasta difundido conscientemente. A escasas horas de que se inicie el XXIX Encuentro Nacional de Mujeres en Salta, desde la sección deportiva de La Izquierda Diario queremos comenzar a señalar críticamente y desterrar estas expresiones que lo único que logran es ajustar aún más las cadenas de los sectores oprimidos de la sociedad.
