LIDTERATURA // PARA LAS MAESTRAS DE CHUBUT Y LOS ESTUDIANTES EN SU DÍA. Origen de la palabra escuela

La palabra maestro viene del latín magister, que a su vez derivada de magis (más), el que más sabe o el más experimentado.

Docente también viene del latín y significa “el que enseña”.

La palabra profesor proviene del latín profiteri, declarar (en público), que a su vez deriva de pro fatio, con el significado de “disponerse a hablar”.

Lo interesante viene con el origen de la palabra escuela.

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La primera acepción que encontramos en el diccionario de la Real Academia española es: “Establecimiento público donde se da a los niños la instrucción primaria.”

Y eso es lo que todes tenemos entendido por escuela. Si pensamos en nuestra etapa de escolarización, lo primero que recordamos en general es que era el lugar al que íbamos por obligación quitándonos tiempo para hacer las cosas más lindas.

Nadie asociaría, la escuela con lo divertido, salvo el jardín de infantes, para quienes pudieron acceder a una vacante.

Sin embargo, según el Breve Diccionario Etimológico de Corominas, la palabra escuela viene del latín schola, y ésta del griego σχολή (scholé) que significaba ocio, tiempo libre.

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Esto quiere decir que tanto en Grecia como en Roma la educación era entendida como el momento de relajarse y disfrutar en el que las personas se cultivaban, y era lo opuesto a la palabra negocio (negación del ocio), que venía a ser el trabajo.

Por supuesto la educación era un privilegio de las familias adineradas, sin embargo, en el momento expansionista del Imperio Romano, como para gobernar también era necesario imponer su ideología, se promueven escuelas públicas.

Vale una aclaración: la educación era bien segmentada y patriarcal. Varones y mujeres recibían la instrucción acorde a lo que se esperaba luego de cada une de elles en la sociedad. El varón al ámbito público para la toma de decisiones y la mujer al ámbito privado para el cuidado de la familia.

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Aun así, es un avance que los romanos impongan por primera vez en la historia a su población, una educación gratuita financiada con fondos municipales o donaciones privadas.

Dentro de ese sistema, la educación de los primeros años, correspondientes a la actual escuela primaria se denominaba ludus, palabra de la que también deriva lúdico, que es todo lo relacionado con el juego y la diversión.

Esta nota sale publicada días después del nuevo paro de Ctera, tras la muerte de las docentes chubutences Jorgelina Ruíz Díaz y María Cristina Aguilar en un accidente de tránsito, ocurrido en el marco del conflicto contra el ajuste de Mariano Arcioni.

El contraste entre aquel original sentido de la palabra escuela y la muerte de estas compañeras es brutal.

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Si la escuela sigue siendo espacio de experimentación, juego y alegría, es porque les docentes con su increíble esfuerzo lo sostienen, y lo sostienen no sólo en el aula sino con su la lucha.

Y si en esta terrible crisis económica y social, la escuela juego, la escuela diversión, es cada vez más difícil de lograr, en Chubut, no hay nada de eso en estos días. Hay rabia y tristeza.

Y también hay un contraste enorme, entre las magister que pasan meses sin cobrar y funcionarios parásitos que buscan aumentarse el sueldo

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¿Y qué pasa con quiénes van a la escuela? La niñez y la adolescencia dejó de ser para muches una etapa lúdica. A la escuela se va a comer y refugiarse del maltrato, esto último sobre todo para les adolescentes que sufren en los barrios la persecución de la policía.

Y tampoco es la etapa de ocio creativo para formar el espíritu sino el paso anterior a ser explotades en lugares como Rapi o Glovo, o ni siquiera eso…

Por último, es bien conocido que la aristocracia romana se divertía asistiendo al circo o anfiteatro, en donde el espectáculo era muchas veces la pelea a muerte entre gladiadores esclavos y animales salvajes. El escritor Tertuliano (¿169-220?d.C.) llamó a estos lugares scholae bestiarum.

En este punto, no hay tanta distancia, hoy como ayer las víctimas que caen son las del pueblo, los esclavos asalariados.

Que nazcan mil Espartacos y Varynias, revelándose para que la vida entera -y no sólo la escuela- sea sinónimo de juego, alegría y goce.