La cuarentena obligatoria golpea duramente a los más vulnerables, que viven día a día de changas o venta de comidas, como los papás de Sabrina.
Lunes 23 de marzo de 2020 00:37
Frente a la crisis sanitaria los más afectados son los que viven del día a día, haciendo changas o como en el caso de los papás de Sabrina vendiendo comida en la entrada de Palpalá.
Su ingreso era la venta de comida pero con la cuarentena y el régimen policiaco de Morales que solo les permite vender hasta las 19:30. A lo que se suma que a las personas solo nos permiten salir al supermercado o a la farmacia, por lo que ir a comer una tortilla en la plaza dejó de ser una opción.
Si no queres que te corran brutalmente de la plaza, como hace días vimos que corrían brutalmente a jóvenes del Parque San Martín.
Esto tiene un efecto brutal en la vida de miles de familias que sobreviven de la changa diaria, y ahora no cuentan con ingresos.
Por eso, Sabrina nos dice “Hoy la policía les dio permiso a mis papás para vender pero hasta las 7:30, y nada más, pero no vendieron nada porque nadie va a la plaza".
Para peor, "Haciendo delivery la policía le chocó la moto a mi hermano y le querían secuestrar la mercadería", agrega Sabrina.
"Si el coronavirus no nos mata, capaz nos morimos de hambre”, concluye con desesperación.
La policía no es respuesta, no combate el virus, sino que controla y reprime a las personas que buscan poder llevar el pan a sus casas.
Si realmente se quiere prevenir y controlar el virus es necesario que se realicen tests masivos para aislar los casos donde haya infectados, se garantice contar con respiradores y camas suficientes en los hospitales, entre otras medidas de un plan sanitario integral.
Claramente la cuarentena no es igual para todos. Esta medida, sino va acompañada de un plan de emergencia de conjunto que contemple subsidios de 30.000 a las personas que viven el día a día como los padres de Sabrina, no es respuesta a lo que vive la clase trabajadora día a día.