En el marco de la campaña por la absolución de Dahyana Gorosito, compartimos un escrito de Karina Cocha, trabajadora social que ofició de perito de control en la causa en la que la joven fue condenada por la muerte de su hija.
Viernes 29 de diciembre de 2017
Así sin dudar sabemos que Dahyana Gorosito es víctima de violencia de género. Para algunos no son suficientes los indicadores de violencia presentes en los últimos años de su vida en pareja con Luis Oroná: golpes, control, celos, obligarla a parir en condiciones infrahumanas, abandono, control económico, amenazas, impedimento de transitar libremente, insultos.
Para otros, no es suficiente que ella haya sobrevivido a la violencia de género en el ámbito familiar, para dar cuenta de que Dahyana es víctima.
Muchas veces la familia es ese lugar donde un sinnúmero de mujeres padecen las peores vejaciones, los peores tormentos. A veces se ven las marcas inscriptas en los cuerpos, otras veces las marcas aparecen, se develan a partir de una escucha atenta, la observación de conductas, los silencios. A través de indicadores sutiles presentes en la vida diaria de muchas mujeres que sufren violencia de género en silencio.
Dahyana Gorosito se crió en una familia donde la violencia de género estaba instalada e impregnaba las relaciones. Solo este hecho la hace víctima de violencia con todas las consecuencias que a nivel personal eso implica.
Buscar ayuda afuera, lo hizo. Escaparse, lo hizo. Salvarse no pudo, pero lo sigue intentando.
Salir de una situación de violencia de género es posible con ayuda. Es necesario modificar las reglas de juego que nos impone el sistema patriarcal, donde el poder siempre está del lado del varón. Sistema en el que las mujeres quedamos en un lugar de inferioridad y sometimiento porque la distribución del poder es desigual y entonces las relaciones que se generan entre varones y mujeres son asimétricas. Se desvaloriza lo femenino y se lo subordina a lo masculino.
Cuando hablamos de violencia de género, la víctima siempre es la mujer, porque el factor de riesgo o lo que nos hace vulnerables es el hecho de “ser mujeres”, por lo tanto los varones no son víctimas de violencia de género.
Se ha investigado, estudiado, medido, cuantificado, escrito, hablado, pero en el común de la gente como en algunos profesionales sigue arraigada la idea equivocada de que la violencia de género afecta “mayoritariamente a las mujeres”. Un varón no es víctima de violencia de género, puede sufrir violencia, pero nunca violencia de género, por qué? Porque no es mujer.
Selene murió de frío, recién nacida, dentro de un bolso de cuero en el que la dejó su padre a minutos de su nacimiento y en el que fue encontrada 18 días después. En este juicio también se acusa a su madre, por omisión.
Dahyana siempre creyó que su hija estaba viva, según lo que le dijo Luis Oroná, a Selene la tenía una familia. Exigir a las mujeres que tienen hijos conductas que exceden lo humanamente posible nos habla de “valores”, que son mandatos patriarcales sobre los que se asienta el poder judicial, que lejos de poner el foco en el padre de la Selene que es quien genera las condiciones de su muerte, lo hace sobre la madre de la niña víctima también de este varón.
#JusticiaParaSelene
#AbsoluciónParaDahyana
Ella, una niña pequeña se tapa los oídos en la noche para no escuchar los gritos de su padre y su madre peleando.
Ella una niña, ve por la puerta entreabierta como su padre le da una golpiza a su mamá. El corazón le late a mil, está muda de tanto miedo.
Ella, con la vista nublada, temblándole de terror el cuerpo y el alma, dolorida después de la golpiza que le da su papá.
Ella, escapando, una y otra vez de esa casa que nunca llegó a ser un hogar, que nunca le dió sensación de seguridad y calma.
Ella adolescente, enamorada y feliz por su libertad, duró muy poco, empezaron los gritos.
Ella, feliz por el hijo que iba creciendo en su vientre. Nació hermoso.
Ella llorando de preocupación porque su hijo está internado. Permanece a su lado día y noche durante 9 días. Sola.
Ella gritándole a Luis que el dinero de la asignación es de su hijo, no para el auto.
Ella recibiendo golpes.
Ella tratada como una puta.
Ella descalificada como madre.
Ella sin poder salir a la calle. Para hacerlo tiene que pedir permiso y solo lo obtiene si sale acompañada por alguien de la familia.
Ella aguantando. Tiene una familia. Qué va a decir la gente. Cómo va a hacer sola con su hijito. Qué va a pensar el niño si ella se va. Ella tiene que aguantar, es lo que aprendió. Para ella es así estar en pareja.
Ella embarazada por segunda vez, la acompaña la tristeza y también la esperanza. Es una niña, se llamará Selene. Es la hermana de Luisito. Es la hija de Luis Oroná.
Ella intentando hacerle comprender a Luis que Selene es su hija. Él castiga, le dice puta y también que la va a matar.
Ella sabe que Selene va a nacer, tiene dolores. Quiere ir al hospital, Luis Oroná la lleva a un descampado. Es la mañana más fría del 2016.
Ella no aguanta más. Nace Selene. Luis se apresura, corta el cordón, la envuelve y guarda a la niña en un bolso. Se la lleva. Dahyana queda tirada. Se desmaya del dolor. Selene murió de hipotermia. Encontraron su cuerpo 18 días después de su nacimiento, en el mismo bolso en la que su padre la metió.
Dahyana y Selene están esperando Justicia y que su caso sea mirado con la lupa de la perspectiva de género.
Esa lupa que permite que se vea el sometimiento cotidiano de las mujeres solo por ser mujeres. Esa lupa que muestra con mayor claridad la violencia ejercida por los varones a lo largo de su corta vida. Ella tiene 22 años.
Esa lupa que sirve también para mirar la cronicidad de estas violencias donde el parto en condiciones infrahumanas y la posterior muerte de Selene han sido los episodios más terribles y que sacaron a la luz todo lo que ocurría hacia el interior de la familia.
Pero hubo mucho más. Hay mucho más.
Ella junto a muchas mujeres tenemos esperanza de que la justicia pueda ampliar su mirada a través de esta lupa y también de que la perspectiva de género sea un eje de la Justicia y no una opción personal.