El pasado viernes, una pareja de lesbianas denunció en las redes sociales la agresión LGTBIfóbica que sufrieron en un bar de Bilbao. Su historia, forma parte de una realidad todavía demasiado común en el Estado español.
Marta Clar Barcelona | @MartaClar1
Lunes 26 de septiembre de 2016
Patricia y Carolina son pareja. El viernes pasado iban a pasar una tarde de pinchos por el centro de Bilbao. Se sentaron en el Bar Basterri, charlaron, se abrazaron y pidieron algo para cenar. En definitiva, hicieron lo que haría cualquier pareja.
La sorpresa, la rabia y la indignación vinieron después, cuando la camarera se acercó para comunicarles que tenían que irse. ¿Por qué? Recibía órdenes de su jefa, que no quería tolerar a dos lesbianas visibles en su bar.
La noticia, publicada en los perfiles de Facebook de la pareja, pronto se hizo viral. “He luchado mucho en mi vida para ser aceptada, por lo que no me puedo permitir esta falta de respeto hacia mi dignidad, por mi inclinación sexual”. Con estas palabras, Patricia cerraba su publicación en Facebook, que en pocas horas se llegó a compartir más de 23.000 veces, acumulando decenas de comentarios de solidaridad, repudiando la homofobia de la que fueron víctimas.
Como ellas, centenares de personas LGTBI reciben cada día el duro golpe de la homofobia en la calle, en sus casas, en los colegios o en sus centros de trabajo. Una homofobia que en su fórmula más común se manifiesta en forma de comentarios, insultos, burlas.
Pero que en no pocas ocasiones acaba llegando a las agresiones físicas, como ocurrió el pasado abril en Madrid, cuando a los gritos de “maricon, travesti, sidoso, comepollas” un chico gay de 34 años fue increpado por otro hombre, mientras le propinaba duros golpes en la espalda y el resto del cuerpo.
En Febrero, Daniel, un adolescente transexual, denunció una agresión transfóbica en su barrio, en la ciudad de Granda. Se produjo cuando dos jóvenes se acercaron a él y entre insultos le empezaron a golpear el cuerpo, mientras le decían que “si Franco estuviese vivo, me fusilarían”.
En Barcelona, durante el mes de septiembre, dos hombres, de 51 y 30 años, fueron golpeados en los barrios del Raval y Poble Sec respectivamente.
Del mismo modo que Patricia y Carolina, millones de personas LGTBI asumen la lucha de vivir una vida fuera del closet, defendiendo su derecho a vivir una vida sin discriminaciones y haciendo frente las agresiones. Mientras a nivel institucional, los diferentes grupos parlamentarios apuestan por la implementación de leyes y campañas de concienciación de por sí insuficientes para frenar la homofobia.
Este lunes, como reacción contra la homofobia y a raíz de lo ocurrido en Bilbao, se convocó una concentración y besada en la plaza Bombero Etxaniz, en la que se podían escuchar consignas como “por tu fobia a las lesbianas te vas a hacer famosa”, la jornada de protesta finalizó con una besada LGTBI a las puertas del bar y una serie de identificaciones a las manifestantes por parte de la Ertzaintza.
Todos estos casos ponen de manifiesto la urgencia de poner en pie un fuerte movimiento contra la LGTBIfobia en todos los ámbitos de la vida y por el derecho de vivir una vida con derechos plenos. Un movimiento que levante las demandas del colectivo LGTBI, señalando los límites de las leyes existentes y la homofobia, que forma parte de las raíces mismas de este sistema y que con total impunidad encuentra su mejor altavoz en la Iglesia Católica.