Por segundo año consecutivo se realiza la conmemoración del 21 de Mayo entre pandemia y cuarentenas. Alrededor se congregaron manifestantes y familiares de detenidos desaparecidos en dictadura para protestar contra la Armada, institución que históricamente, y en la rebelión, se han encargado de cometer crímenes de lesa humanidad.
Sábado 22 de mayo de 2021
En otra conmemoración del 21 de Mayo, la Armada, al igual que todos los años, realizó las respectivas celebraciones, esta vez en conjunto con el ministro de Defensa Baldo Prokurica. Ésta vez ante muy poca gente y en presencia de manifestaciones contra las violaciones a los Derechos Humanos cometidos por la institución.
Esta fecha tiene por lo regular manifestaciones hace años, tanto así que cuando antes de 2017 coincidía la fecha con la cuenta pública, se realizaban marchas en Valparaíso hasta el Congreso, las cuales eran duramente reprimidas. No es de extrañarse que estas manifestaciones acontezcan.
Los medios financiados por los grandes empresarios argumentan que la celebración se realiza así de “escueta” por la situación sanitaria, pero tampoco pueden negar que en este momento tienen que estar más a la defensiva. Ya se ven más cuestionados por la población desde la rebelión comenzada en 2019 y su gobierno se encuentra algo más débil después de las últimas votaciones para la convención que se vendrá en 2 meses.
Entre los lienzos y pancartas de la manifestación que aconteció, se podía leer “La Armada debe responder por torturar, asesinar y desaparecer a compatriotas”, así como carteles con la frase “¿Dónde están?” en relación a detenidos desaparecidos.
Nada hay de glorioso en las torturas, desapariciones, asesinato, infiltraciones o montajes y abusos que ha cometido la Armada tanto en la rebelión como en la historia anterior, pero sin embargo aparece de todas formas enarbolando la bandera de sus “glorias”, sólo porque gozan de la impunidad que les entrega el Estado y los partidos tradicionales. Es tan así, que incluso se intentó integrar charlas de la Armada en los planes de “Formación Ciudadana” para colegios y liceos, con el objetivo de blanquear la imagen de las Fuerzas Armadas.
Pero la historia de la institución está escrita con sangre y plagada de crímenes de lesa humanidad contra la clase trabajadora y sus partidos políticos durante 17 años de golpe y dictadura militar de clase. Crímenes en impunidad por los pactos de silencio que se han llevado a la mayoría en la más absoluta y podrida impunidad de este régimen que los protege, mientras mantiene a cientos de jóvenes luchadores y luchadoras en prisión política. Aún se encuentra vigente la lucha por la verdad, la justicia y la cárcel para los represores del Estado de ayer y de hoy.
