La multinacional anunció el cierre de su planta en la zona norte de Buenos Aires. Los trabajadores han comenzado un plan de resistencia para evitar que se concreten los despidos.
Domingo 25 de junio de 2017
El martes 20 de junio, un día no laborable en Argentina, los 600 trabajadores y trabajadoras de Pepsico encontraban un cartel donde se les informaba que debían darse por despedidos.
Pepsico Argentina emitió, el miércoles pasado, el anuncio del cese de operaciones de su planta en Florida, en la zona norte de Buenos Aires, y el despido de los trabajadores de la misma “debido a los obstáculos inherentes a la ubicación de la planta en un área mayormente residencial, su compleja estructura de costos y extensos requerimientos logísticos”, por lo cual anuncia su relocalización en su planta de Mar del Plata.
En el marco de la crisis económica que atraviesa al país, la multinacional quieren hacerle creer a la población que no les quedó más alternativa que tomar esta decisión.
Pero los balances de la empresa desmienten los argumentos esgrimidos para intentar dejar a cientos de familias en la calle. Pepsico no es precisamente una pequeña empresa en dificultades, sino que se trata de un gigante multinacional de origen estadounidense de bebidas y aperitivos. Tiene su sede en Purchase, Nueva York, y en 2016 obtuvo ganancias por U$S 10,3 mil millones a nivel mundial, de las cuales el 8 % salieron de su división en América Latina.
El mismo comunicado emitido por la empresa muestra la magnitud de sus operaciones en Argentina cuando informa que “posee operaciones en Argentina desde hace 58 años, llegando a sus consumidores a través de 15 sucursales de venta, 5 centros de distribución y una red de distribuidores que cubre 900 rutas de venta para alcanzar 200.000 puntos de venta en todo el país”. Incluso el comunicado afirma que “el objetivo de estos planes (se refiere al cierre de la planta de Florida) es asegurar el crecimiento y desarrollo sustentable de Pepsico en Argentina en el largo plazo”.
Gerentes millonarios, obreras y obreros despedidos.
A la multinacional que anunció el despido de más de 600 trabajadores y trabajadoras, no escatima a la hora de “premiar” la labor de sus ejecutivos. “Indra Nooyi, presidenta ejecutiva de PepsiCo Inc, recibió 29.8 millones de dólares en remuneración por su trabajo en 2016. Nooyi, de 61 años, recibió 14.4 millones en bonos en efectivo y 8.91 millones de dólares en acciones asignadas, de acuerdo con documentos presentados a los reguladores el viernes. Su paquete también incluye un sueldo de 1.73 millones de dólares”. Los datos surgen de una nota que lleva el ocurrente título “PepsiCo endulza ganancias de su CEO Indra Nooyi” del medio especializado Economía Hoy, entre otros.
Según anunció la compañía en abril pasado, PepsiCo obtuvo un beneficio neto atribuido de 1.318 millones de dólares en el primer trimestre del año, un 41,5% más que en igual período de 2016. Estos números pre anuncian que Nooyi tendrá un nuevo e importante aumento.
Solo en Argentina la facturación de PepsiCo, sumando su división bebidas y snacks, aumentó 800 millones de pesos según el último balance publicado por la revista Mercado.
Las y los trabajadores despedidos, en base al sueldo que cobraban, tardarían 2200 años en ganar lo que cobró Nooyi solo en uno. Pero ahora encima la CEO quiere sacarles hasta ese derecho.
Los trabajadores anuncian plan de lucha contra los depidos
La Comisión Interna de los trabajadores respondió anunciando la continuidad de un plan de lucha en defensa de los 600 puestos de trabajo, exigiendo la reapertura de la planta, porque la misma “está en perfectas condiciones de producir”.
El referente de la Comisión Interna de Pepsico habló con La Izquierda Diario y denunció el cierre de la planta llevado a cabo por la patronal.
En este sentido, desde hace años los trabajadores de Pepsico vienen denunciando el vaciamiento de la empresa que se encuentra en Florida (con cierre de líneas de producción, retiros voluntarios y maniobras antisindicales), y llevando adelante medidas de lucha como bloqueos y actos para enfrentarlo. El objetivo de la multinacional es trasladar la producción a otra planta de la misma firma en Mar del Plata, donde el trabajo es más precario, o bien seguir produciendo también en Florida pero con menos personal e incorporando obreros nuevos más flexibilizados.
No es la primera vez que se escuchan argumentos parecidos para justificar el cierre de una empresa. En AGR-Clarín, donde la empresa esgrimió como causa del cierre que la Comisión Interna había rechazado aceptar peores condiciones de trabajo.
Los trabajadores reclamaron al Sindicato de la Alimentación que ponga plata al fondo de lucha, la dirección del mismo encabece la pelea por la reapertura y que haya un paro de todo el gremio.
Luego de casi tres horas de plenario y de que la referente combativa de los trabajadores de PepsiCo, Katy Balaguer increpó a Rodolfo Daer y a todos los congresales “verdes” que estaban traicionando la lucha, Daer planteó la votación de forma ambigua, haciendo resaltar que había prevalecido la mayoría que planteaba que durante estos diez días donde está en discusión el preventivo de crisis, el STIA va a pelear por la reapertura y cuando se termine el plazo planteará una mejor indemnización.
Frente a esta situación el plenario se partió en dos, por un lado estaban los que traicionaban la lucha quedándose en las instalaciones, por el otro los y las trabajadoras de PepsiCo junto a los compañeros de la CRI Mondelez Planta Victoria y la Bordó de Mondelez Pacheco y Victoria se retiraban del STIA para concentrarse a una cuadra, realizar una asamblea y decidir marchar al Ministerio de Trabajo donde se iba a llevar adelante una nueva audiencia.
Las obreras y obreros de PepsiCo dieron una gran lección: fueron masivamente al STIA a exigirle que convoque al paro, ante la traición de Daer y el STIA no se desmoralizaron y marcharon al Ministerio de Trabajo y luego desconcentraron, terminando en una importante reunión de reflexión en la puerta de la Planta Florida.
Si la lucha obrera se desarrolla, y en el transcurso se conquista más vigor y ardor combativo, es posible derrotar a PepsiCo.
Esta es la perspectiva. Por la reapertura de PepsiCo, todos al paro nacional de todo el gremio de la alimentación y por un gran fondo de lucha nacional.