Luego de la foto de tres intendentes kirchneristas sonrientes junto a Pichetto, Cristina realizó un “control de daños” en Escobar. En el universo peronista nadie se pierde… todos se transforman.
Martes 10 de octubre de 2017
Hace menos de una semana, la selfie de Miguel Ángel Pichetto junto a los intendentes Gustavo Menéndez (Merlo), Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas) y Santiago Magiotti (Navarro), aparecía en la tapa de todos los diarios. El derechista y xenófobo jefe del bloque de senadores del PJ-FPV, afianzaba su aproximación al peronismo bonaerense. Y las sonrisas nos recordaban la “lealtad” es sólo un día en el calendario (si cae en tiempos electorales, la celebración se pospone...).
“Tenemos que hablar con todos y si a futuro queremos construir una nueva mayoría, necesitamos de todos: de Pichetto, de Massa, de Randazzo y de Cristina”, afirmaba Menéndez. Aunque aclaró: “Cristina es nuestra candidata”.
Te pude interesar: El peronismo y el eterno retorno de los “traidores”
Al día siguiente, la expresidenta tomaba un café en el Instituto Patria con el intendente de Hurlingham, Juan Zabaleta. Pocas semanas atrás, “Juanchi” abandonaba el espacio randazzista y anunciaba su apoyo a la candidata de Unidad Ciudadana. Fue ella quien difundió el encuentro a través de su cuenta de Telegram.
Pronto llegó el fin de semana y el domingo trajo nuevas fotos para la colección. Cristina había viajado a Malvinas Argentinas donde se aprestó a contener el “efecto Pichetto”. Luego de encabezar un acto, reunió en una quinta de Escobar a todos los jefes comunales de la primera y tercera sección electoral en una cena. Además de Ariel Sujarchuk, quien fungió de anfitrión, también estuvieron Nardini, Menéndez, Juan Ustarroz (Mercedes), Ricardo Curutchet (Marcos Paz), Julio Pereyra (Florencio Varela), Mariano Cascallares (Almirante Brown), Alberto Descalzo (Ituzaingó), Jorge Ferraresi (Avellaneda), Mario Secco (Ensenada), Walter Festa (Moreno), Verónica Magario (La Matanza), Fernando Gray (Esteban Echeverría), Marisa Fassi (Cañuelas) y Patricio Mussi (Berazategui). Muchos fueron menemistas y duhaldistas o coquetearon con distintos espacios; otros, como Descalzo, gobiernan el municipio hace más de veinte años.
Dicen que se buscaba evitar fugas en el tramo final de la campaña. Esta vez Zabaleta no compartió el asado, así como tampoco Hernán Y Zurieta de Punta Indio.
Martín Insaurralde (Lomas de Zamora) fue otro de los invitados. Aún no subió una imagen a las redes sociales, como sí hizo Jessica Cirio la semana pasada, cuando la pareja tuvo una cita doble con el intendente de Lanús y su esposa. Se trata del macrista, Néstor Grindetti.
Hermosa noche en el Teatro Colón con @Nestorgrindetti y @mkarinaspalla . Disfrutando de "La bella durmiente del bosque" ❤@minsaurralde pic.twitter.com/RV06Gt84Lm
— Jesica Cirio (@jescirio) 4 de octubre de 2017
Cambian, todos cambian (para que nada cambie)
En una entrevista reciente frente a Beto Casella, Cristina evitó responder si consideraba a Pichetto un “traidor” como había trascendido en las escuchas. “Mis conversaciones privadas no las comento”, aclaró. Como había resumido en otra ocasión, para ella “‘traición’ es una palabra muy fuerte, divisoria de aguas”.
En el peronismo, lealtad y traición son conceptos maleables. Varían su significado, su recipiente y hasta su ponderación. Como bien nos dice Cristina en sus últimos discursos, ella es peronista. La reunión con los intendentes funciona como un recordatorio más.
Por ahora, el espacio se encuentra disgregado y sin un rumbo claro. Todavía está por verse qué pasará con el kirchnerismo (mucho depende del resultado electoral) ni en torno a qué figura alternativa podría concretarse una unidad. “Traidores” y “oportunistas”; “ortodoxos” y “renovadores”; kirchneristas y pejotistas de pura cepa… todos negocian y disputan su propio lugar. Los burócratas sindicales también juegan y buscan su tajada. No sorprendería que en unos meses el propio Massa participe de la rosca. Si algo enseñó la historia es que en el PJ no hay combinaciones imposibles: para un traidor, no hay nada mejor que otro traidor.