Como parte de la conmemoración del 8 de marzo, día internacional de las mujeres, en Perú se dieron diversas acciones que tuvieron como objetivo reivindicar los derechos y la lucha de las mujeres contra las diversas formas de opresión y explotación que, en lo que va del presente año, se han incrementado considerablemente.
Domingo 8 de marzo de 2020 16:00
Dentro de las acciones más destacadas podemos mencionar la marcha realizada el sábado 7 de marzo en la ciudad de Lima, donde participaron aproximadamente cinco mil manifestantes. Esta movilización partió del Campo de Marte y se dirigió hacia la céntrica Plaza San Martín, donde concluyó con un acto artístico y cultural. Uno de los lemas centrales fue: “Trabajadoras sí, explotadas y violentadas no”, el mismo que sirvió para reflejar el incremento de la violencia física y laboral que hoy padecen millones de mujeres en el Perú.
Esta movilización fue convocada por diversos colectivos feministas, ONGs y organizaciones vinculadas a los derechos humanos. Muchas de ellas tienen en común una visión reformista de la lucha de las mujeres, por ese motivo la orientación oficial de esta acción estuvo enfocada en pedir al Gobierno mejoras para las mujeres, pero en el marco del actual régimen económico y político. No olvidemos que diversas ONGs y colectivos feministas que fueron convocantes de esta iniciativa apoyan, desde hace buen tiempo atrás y de manera directa e indirecta, al Gobierno de Martín Vizcarra.
Sin embargo, el actual Gobierno, más allá de su retórica y sus poses a favor de las mujeres, han mantenido las condiciones que preservan a las mujeres en situaciones de violencia tanto en el terreno personal como en el terreno económico y laboral. Por esa razón, el año 2019 cerró con 166 feminicidios, mientras que en lo que va del 2020 ya se han registrado 30 casos de muertes de mujeres. En lo económico, las mujeres siguen siendo el sector social más explotado, ya que sobre ellas – básicamente las más pobres - recaen los peores trabajos, los peores sueldos y las peores condiciones de seguridad laboral, ha ello se deben precisamente accidentes como el ocurrido hace meses atrás en el centro de comida rápida de McDonald’s en el distrito limeño de Pueblo Libre, donde una joven de 18 años perdió la vida electrocutada cuando laboraba sin contar con las condiciones mínimas de seguridad, esta joven ganaba 4.5 soles por hora (1 dólar y medio aproximadamente) mientras que la empresa que la empleaba obtenía ganancias anuales que superaban los 2.500 millones de dólares.
Y si esto ocurre en el Perú es porque el actual Gobierno de Martín Vizcarra continua con las políticas de explotación y saqueo que solo benefician a los grandes capitalistas que - como McDonald’s, la Southern y otros - gozan de enormes privilegios tributarios y de la impunidad para explotar salvajemente a sus trabajadoras y trabajadores. Son precisamente estas políticas, las que llevan a que todos los años se reduzca el presupuesto social del Estado ya que la prioridad es el pago de la deuda pública tanto a acreedores nacionales como extranjeros, lo cual impide, entre otras cosas, que se puedan destinar los recursos necesarios para construir albergues transitorios y debidamente implementados que ayudarían a que las mujeres agredidas física y psicológicamente tengan un espacio para rehacer sus vidas más allá de sus agresores.
No se puede, por tanto, pretender luchar por los derechos de las mujeres sin confrontar las iniciativas políticas de las clases dominantes que hoy se sostienen en el Gobierno de Vizcarra, en un parlamento genuflexo y anodino, y en la casta de jueces y fiscales que solo sirven para legalizar la opresión y la explotación que padecemos las mujeres todos los días. Por eso, nosotras desde Pan y Rosas nos reafirmamos en plantear que el Estado, así como el Gobierno, son los principales responsables de la violencia que padecen las mujeres, por ello, creemos que no será de la mano de las instituciones públicas, ni marchando junto a los funcionarios del ejecutivo o de los municipios o gobiernos regionales, que lograremos nuestras principales reivindicaciones, sino más bien, urge recuperar nuestra independencia tanto de los patrones como del Estado y vincularnos a la clase trabajadora creando espacios de auto organización y de lucha que nos permitan imponer, por la vía de la movilización, nuestras demandas asociándolas a las del conjunto de las y los explotados y oprimidos.
En ese entender, como Pan y Rosas Perú, hemos realizado este domingo 8 de marzo en horas de la mañana un acto de solidaridad y de lucha con las mujeres afectadas por las últimas inundaciones ocurridas en la ciudad de Tacna. Aquí intercambiaremos puntos de vista con este sector de mujeres, la mayoría de ellas trabajadoras y de los sectores más empobrecidos, que lo perdieron casi todo por responsabilidad directa del Estado.