Una vez más el gobierno va en busca de los migrantes, en medio de la enorme crisis sanitaria desatada por la pandemia. Los lineamientos de esta política a todas luces xenófoba, tratando a personas de primera y segunda categoría, solo muestra la decadencia de Piñera y su séquito, quienes buscan dividir al pueblo trabajador, mientras salvaguardan las grandes fortunas empresariales.
Lunes 12 de abril de 2021
FOTO: EMOL
“Estamos poniendo orden en nuestra casa”. Esta fue la frase con la que el presidente Sebastián Piñera se refirió la nueva ley xenófoba de migraciones, la cual otorga mayores facultades administrativas a funcionarios y autoridades para expulsar a inmigrantes que hayan ingresado al país, de manera “ilegal”.
"El principal objetivo de esta nueva ley de migraciones, es poner orden en nuestra casa, a través de una política de migraciones ordenada, segura y regular, que permita la migración legal y combata la inmigración ilegal" señaló en mandatario de acuerdo a EMOL, agregando "Chile siempre ha sido un país abierto y acogedor con los migrantes que vienen a nuestro país a iniciar una nueva vida, cumplir nuestras leyes, trabajar en forma pacífica, aportar al desarrollo integral y desarrollo integral de nuestro país (...) pero no queremos que ingresen a nuestro país el crimen organizado, el narcotráfico, el contrabando, el tráfico y trata de personas, o aquellos que no respetan nuestras leyes". Es claro que para Piñera en este sentido la necesidad de emigrar hacia un país nuevo buscando un mejor futuro, y el crimen organizado, no tiene diferencia.
Sobre los procedimientos
En lo que refiere a los procedimientos, queda en evidencia la política persecutoria y de control que busca implementar el gobierno hacia las, los y les inmigrantes, manifestando que quienes ingresen, desde el primer momento deberán “sincerar sus motivaciones, junto con solicitar su visa en los respectivos consulados, de acuerdo a lo mencionado por el Ministro del Interior, Rodrigo Delgado, para CNN. No por nada la celeridad en la expulsión vía administrativa es la que corona esta ley anti-migrantes.
Aunque claro, como es costumbre del gobierno y su política de las apariencias, buscando mostrarse como el gran amigo del pueblo, lanzó el Servicio Nacional de Migraciones, y sus Direcciones Regionales, pero que sólo patenta el filtro de inmigrantes de primera y segunda categoría de acuerdo a los estándares del gobierno.
La ofensiva del gobierno en su agenda anti-migración
No es nueva esta actitud del gobierno cuando se trata de política de migraciones. Su nivel de xenofobia ha sido tan evidente, que se hace imposible olvidar las palabras del actual ministro de Relaciones Exteriores (RR.EE), Andrés Allamand, que llegó incluso a mencionar que se le negarían las vacunas COVID19 a los inmigrantes “ilegales”, cuestión de la que tuvo que retractarse inmediatamente, tras el llamado de atención de las autoridades. Esto, en plena crisis abierta en la comuna de Colchane, en que miles de inmigrantes intentaron cruzar la frontera norte desde Bolivia.
El gobierno, a su vez, ha desplegado un plan de militarización y vigilancia que junto con evitar el ingreso de personas de otros países, promueve la expulsión de migrantes de manera express. Ya hace unos días se mencionaba en distintos medios los vuelos programados por las autoridades, embarcando a más de 1800 extranjeros en vuelos dirigidos a los países de Venezuela y Colombia respectivamente. Todo vía una licitación de vuelos privados que alcanzaría una cifra de $300 millones.
¡Ni los migrantes ni los trabajadores son los culpables de esta crisis! ¡Este gobierno empresarial es el responsable!
Está más que claro que frente a la crisis económica y sanitaria en la que nos encontramos actualmente, el gobierno buscará de todas las maneras posibles encontrar un enemigo común sobre el cual descargar la responsabilidad. Incluso manifestando con total arrogancia que la culpabilidad en el incremento de los contagios a un nivel record, ha pasado por las personas que no siguen los protocolos sanitarios correspondientes.
En el caso de los migrantes, quienes de manera constante son golpeados por el trabajo precario e irregular, corresponde uno de los sectores que se ha visto mayormente afectados por la situación actual, en que el confinamiento afecta económicamente a miles de familias. Una situación que no sólo se expresa en Chile, sino que en diversos países que son abandonados muchas veces por familias, buscando encontrar una mejor situación en la que poder vivir.
Por su parte los grandes empresarios Luksic o el mismísimo presidente Piñera incrementan sus fortunas, mientras este gobierno blinda con sus leyes a sus amigos los magnates, mientras las familias trabajadoras deben enfrentar el desempleo, las suspensiones laborales, y la precariedad en el trabajo.
Es frente a este contexto que resulta fundamental estrechar los lazos de solidaridad entre trabajadores nativos y migrantes, junto con organizarse en contra de los ataques de este gobierno que promete el cielo, y sólo trae miserias.
Denunciar y luchar contra la ley de migraciones que promueve la xenofobia, el patrioterismo, y el racismo hacia entre las hermanas y hermanos de la clase trabajadora, y generando barreras que resquebrajan la unidad internacional de las y los trabajadores.
¡Ni lo inmigrantes ni el pueblo trabajador son responsables de esta crisis! ¡Que la crisis la paguen los grandes empresarios!