El ministro de educación no es más que un títere del capital en Chile, saben que la piedra angular del retorno a su normalidad es el reinicio de la actividad en las escuelas, colegios y liceos del país, mientras esto no suceda, no podrán lograr su objetivo. Esto, mientras aun no hay una condición segura para la vuelta a clases de millones de niños, niñas y adolescentes.
Martes 13 de octubre de 2020
Es claro que el criterio del plan de retorno a clases del ministerio no garantiza el bienestar de los trabajadores de la educación y del conjunto de las comunidades educativas y que tiene el objetivo de echar a andar lo que les queda de la economía a costa de la salud sobre todo de los niños y niñas de los sectores populares y sus familias
Ante eso el CDP no ha elaborado ningún plan de organización del profesorado para resistir unificadamente un retorno a clases que aunque el gobierno lo pinte de voluntario, en los hechos su opción ha sido comenzar a presionar de a poco hasta que se generalice. Contrario a esto Mario Aguilar, que al parecer aun cree que es posible que el olmo de peras, propone, en su respuesta a los dichos del ministro Figueroa en el programa Tolerancia cero hace un par de semanas, conformar una mesa de trabajo para que “se oiga la voz de todos los actores pertinentes y de las comunidades educativas”, cuestión que es absolutamente infértil ya que todos sabemos que esas mesas no terminan en más que cantos de sirena.
Sin embargo el Colegio de Profesores solo se ha limitado a emitir pronunciamientos, y enviar cartas al ministro, cuestión que ya desde comienzos de este mes se demuestra que es totalmente insuficiente ya que el retorno paulatino a clases presenciales es un hecho, sobre todo en comunas que no han avanzado en índices de contagios y sectores acomodados, el problema que es realidad no puede homologarse al resto del país y menos en los sectores populares. Sin duda la realidad del ministro es absolutamente distinta, el no tiene el problema de traslado de sus hijos por ejemplo ya que probablemente tenga chofer. Nuestros niños, niñas y niñes tienen que viajar en micro y metro para llegar a los establecimientos y eso sin duda sería un foco de contagio tanto para ellos como para el conjunto de la población.
Por otra parte el penoso ministro de educación en los medios de prensa ocupa la cuña de: “No les neguemos la posibilidad a los alumnos de reencontrarse en las escuelas”
Parece un chiste de mal gusto, que el gobierno se muestre como el defensor de los intereses de les niñes, siendo que hace unos días se cuadro en la defensa de carabineros ante el intento de homicidio de un niño de 16 años. Es terrible ver como los personeros de gobierno buscan chantajear a la opinión pública con ideas como esta, poniendo sobre la mesa el supuesto interés por el bienestar de los niños, para lograr llegar a su ansiada “nueva normalidad”, que no es más que obtener mano de obra barata para reactivar la economía y dar una imagen social de estabilidad para intentar salvar al gobierno de un derrumbe que dada las condiciones de la situación política no puede descartarse.
Sin embargo la gran mayoría del pueblo no confía en este gobierno ni en el régimen político, por eso el papelón del ministro con el retorno frustrado a clases en la comuna de Pirque. En el fondo el ministro de educación no es más que un títere del Piñera y del gran capital, ya que saben que la piedra angular del retorno a su normalidad es el reinicio de la actividad en las escuelas, colegios y liceos del país, mientras esto no suceda, no podrán lograr su objetivo.
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Ahora, de seguro les profesores y profesoras quisieran volver a clases presenciales, ya que el nivel de sobre carga laboral y de estrés por tener que cumplir con sus labores desde sus casas es muy alto, el punto es que eso no ocurrirá mientras las condiciones de salubridad no lo permitan, porque claro para sr Figueroa es fácil decir “el protocolo es mantener 1 metro de distancia”, pero el punto es que todes quienes hayamos pasado por la educación pública eso es totalmente irreal, aunque dividan los cursos o los hagan ir menos días a la semana, o requería un intento de disciplinamiento marcial, que probablemente sea del agrado del gobierno, pero que para millones de estudiantes y miles de profesores no es una opción pedagógica.
La solución debe pasar por acabar con el subsidio estatal a los empresarios de la educación, y fortalecer la educación pública en todos sus niveles, para que así la cantidad de alumnos por sala y el tamaño de las mismas no dependa del tamaño del bolsillo de las y los apoderados, ya que el modelo de “libertad de enseñanza” que tanto han defendido todos los gobiernos y que particularmente este gobierno y el ministro lo defienden con uñas y dientes, tiene que ver con la libertad de sectores acomodados de hacer empresas educativas privadas, esa es la libertad de enseñanza que Figueroa defiende, la libertad de lucrar con el derecho a la educación.
En este proceso constituyente es fundamental repensar el sistema educativo y como este se concatena con los demás ámbitos de la economía y la sociedad de conjunto. Por ejemplo, si los miles de millones de pesos públicos anuales que van para los empresarios de la educación se invirtieran en educación pública, gratuita y de calidad, podríamos tener escuelas con 15 estudiantes por sala, sistemas de co-docencia, para que de mínima existan 2 profesionales de la educación por aula, podríamos mejorar los sistemas de alimentación escolar, tener buenos centros médicos escolares, plataformas extra programáticas efectivas y que ayuden a fortalecer y enriquecer los proceso educativos de les niñes y jóvenes.
Además no podemos pensar un sistema educativo de esas características sin pensar la reducción de la jornada laboral para acabar con la cesantía y las jornadas extenuantes, el aumento del sueldo mínimo igual a la canasta familiar, para que las condiciones materiales de vida de les hijes del pueblo trabajador dejen de estar profundamente precarizadas y logren acceder a todos sus derechos básicos sin depender de las aprobaciones del mercado para lograrlo.