En medio de los episodios xenófobos y la crisis de migración masiva de venezolanos, Maduro presenta un "plan de regreso a Venezuela" ocultando que es el responsable de la tragedia social que ha causado esta ola migratoria.
Lunes 24 de septiembre de 2018 00:47
Fotografía de Rodrigo Buendia
Colaboración de Kodak Glasses
En medio de los ataques xenófobos recibidos a los inmigrantes venezolanos en la ciudad fronteriza de Pacaraima (Brasil) el pasado mes de agosto, el cual llegó a hacerse viral en redes sociales y noticia en muchos canales y medios informativos, Maduro intenta aparecer como preocupado por las condiciones de los inmigrantes presentando un plan de regreso a Venezuela a quienes se han ido, cuando es responsable de la tragedia social que ha causado esta ola migratoria de millones que huyen desesperadamente de la crisis, la más grande en la historia contemporánea de Venezuela y una de las más profunda en la historia de América Latina.
Los países fronterizos y la xenofobia
El enorme éxodo de venezolanos sigue acarreando ataques de xenofobia en los países más cercanos al país sudamericano, por ser estos a los que pueden acceder la clase pobre y trabajadora venezolana, quienes no disponen de recursos para pagar un pasaje de avión o hasta en muchos casos deben salir del país sin pasaporte por los problemas administrativos que complica su obtención y su alto costo.
Colombia, Brasil, Ecuador y Perú han sido los países a los que más recurren como auxilio los venezolanos pobres a emigrar, pero se enfrentan a la realidad de leyes migratorias obsoletas y limitantes para el ejercicio laboral como ciudadanos extranjeros, por lo cual no consiguen trabajos dignos, vivienda ni estabilidad económica para mantenerse y mucho menos ayudar a sus familiares aún en Venezuela.
La situación de vulnerabilidad y pésimas condiciones en las que se encuentra la clase pobre de venezolanos que emigran, aunada a la Ideología reaccionaria y xenófoba de las clases dominantes y gobiernos, han generado una descomposición social y un claro ejemplo de ello fue lo ocurrido recientemente, el pasado 18 de agosto en la ciudad fronteriza de Pacaraima.
Un plan para tapar la realidad de Venezuela con un dedo
En medio de toda esta odisea, pesa la estigmatización xenófoba que viene atravesando la ola migratoria de venezolanos, el gobierno de Maduro implementó una nueva misión para que los venezolanos que se fueron al exterior se retracten de haberlo hecho y regresen al país; el nombre del plan es el título del poema de Juan Antonio Perez Bonalde “vuelta a la Patria” y consiste básicamente en que mediante este programa las y los venezolanos deben expresar voluntariamente su deseo de volver y se les otorgará un pasaje en avión de regreso desde el país que estén a Venezuela.
No es de extrañar que este nuevo plan se haya implementado bastante cercano a las nuevas medidas económicas en el país como el nuevo cono monetario y el nuevo "vuelco" de la economía, cuyo eje es buscar la sobrevida de una alta burocracia estatal chavista y de los negocios de los grandes empresarios, como lo ha hecho siempre en el pasado con sus nefastas medidas económicas.
Te puede interesar: Maduro aplica un paquete de “racionalidad” capitalista contra los trabajadores y el pueblo
El pueblo trabajador que se quedó sigue viviendo una situación catastrófica donde la hiperinflación ha pulverizado el salario, el nuevo cono monetario no ha servido de mucho, solamente se ha visto un cambio en los billetes y en el salario nominal, mas no en el poder adquisitivo, ahora afectado además por el aumento del IVA. Tanto los servicios públicos como la salud, el transporte, el suministro de energía, el servicio de agua, etc., siguen desmoronándose.
La realidad es que la crisis en Venezuela no ha sufrido ninguna mejora sustancial con esos planes económicos y lo que pretende el gobierno de Maduro con este supuesto plan solidario a los venezolanos en el exterior víctimas de discriminación es aprovechar su vulnerabilidad actual para engañarlos con falsas esperanzas, de esta manera presentar una máscara a la vista internacional de que las medidas económicas han dado buen fruto y por eso vuelven al país los venezolanos.
“Puente aéreo” construido sobre la nada
Mediante la máscara de este nuevo plan para los venezolanos en el exterior, se esconde los fondos de donde el gobierno pretende ayudar a regresar al país a los 3.039 venezolanos que ya se han inscrito en el plan “Vuelta a la Patria”.
Aunque en el plan cita textualmente que es “El Gobierno Bolivariano, en atención a la situación de vulnerabilidad o dificultad económica que padecen ciudadanos venezolanos residentes en el extranjero [quien] realiza un esfuerzo logístico, social, diplomático y económico para ofrecerle una mano solidaria y un instrumento de apoyo a todos y todas para su regreso y reinserción.” en transmisión nacional el día 20 de septiembre el presidente Maduro anunció que le iba a solicitar al ex vicepresidente de Guatemala, Eduardo Estein, quien fue nombrado como representante especial de la ONU, para evaluar la situación de migrantes de Venezuela, 500 millones de dólares para el pago de los aviones que se usaran para llevar a cabo el “puente aéreo” que regresará a los Venezolanos.
Esto demuestra lo inestable, inseguro y nefasto de su plan fallando incluso desde aspectos tan básicos como el aspecto económico, es una ayuda “solidaria” que no posee y que compromete aspectos de soberanía nacional.
¡Bienvenidos y Bienvenidas a la Patria de Simón Bolívar y Hugo Chávez!
La conclusión del Plan dando la bienvenida a la patria de Simón Bolívar y Hugo Chávez deja a relucir las verdaderas intenciones de esta nueva misión, “Al llegar a la Patria, todos y todas podrán -sino ya no lo están- integrarse al sistema de protección social de la República Bolivariana de Venezuela y al Sistema de Misiones Sociales y Podrán registrarse en el sistema del Carnet de la Patria”.
La misma presión que ha venido haciendo todo este tiempo el gobierno de manera autoritaria y burocrática, es lo que pretende hacer con los venezolanos que regresen: implementar a personas a un miserable sistema político-social que ofrece oportunidades de empleo, vivienda y salud que no existen, sin tomar en consideración los reclamos obreros que han empezado a hacerse a lo largo del país que entre otras cosas exigen un salario al nivel de la canasta familiar.
Este plan del gobierno de Maduro sin duda no representa en absoluto lo que queremos los venezolanos pobres y de clase trabajadora en el interior ni en el exterior, aunque sí es cierto que en los demás países hay xenofobia, este es un tema que no podrán resolver los gobiernos de esos países, custodios de la estructura de los Estados nacionales (subordinados y dependientes) que se alimenta los rencores entre los pueblos, por esto lo que han hecho (sea con demagogia soberanista o humanitaria) es reproducir y naturalizar la xenofobia y con ello la explotación laboral y precariedad de los inmigrantes.
Tampoco es cierto que Venezuela ofrezca mejores oportunidades para quienes decidan regresar, los inmigrantes al volver solo se conseguirán con más crisis de la que había cuando emigraron, así que este plan es solo una cortina de humo para dar una vista internacional falsa del país. De igual manera, confiar en que la ONU, o que cualquier ONG solucionará algo tampoco es la solución, porque sabemos cómo prometen muchas cosas para la comunidad de migrantes y esas promesas quedan en “veremos”, como la propuesta de “ayuda humanitaria” de la ACNUR.
La clase obrera es una y sin fronteras
Los problemas que padecemos los inmigrantes, tales como discriminación, racismo y xenofobia se unen a las necesidades de toda la clase obrera, quienes nos vemos todos afectados por la influencia capitalista y neoliberal de los distintos gobiernos y empresarios, son los mismos quienes nos niegan derechos y salarios justos, de ahí surge la necesidad del internacionalismo proletario independientes de la derecha y de los empresarios, rechazar firmemente todo acto de xenofobia, toda ideología reaccionaria que busca dividir y enfrentar las fuerzas de nuestra clase, crear fuerzas productivas de la propia clase obrera, poniendo nuestros intereses comunes por sobre las fronteras nacionales y las divisiones que impone la burguesía