En Argentina y Chile surgió la misma pelea de los estudiantes, enfrentar la educación sexista.
Martes 21 de junio de 2016
"Ni sexista ni machista, pa’ que el Winter se trasvista"
El pasado 13 de junio, los estudiantes secundarios del colegio Winterhill, de Viña Del Mar en Chile, realizaron una intervención contra el código de vestimenta que rige en las escuelas. Ese día cada estudiante asistió al colegio vestido con ropa que “siguiendo las normas” debe usar el sexo opuesto, las mujeres con pantalón y corbata y los hombres en pollera, realizaron todas las actividades como en una jornada normal.
La intervención tenía el objetivo de cuestionar las normas machistas que rigen en las instituciones educativas, como que haya ropa para cada sexo, y para exigir un cambio curricular con el fin de que se deje de enseñar bajo la cultura del patriarcado.
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Los estudiantes del Winterhill por las redes sociales y entrevistas a los medios declararon qué "Realizamos una intervención cultural, al interior de nuestro espacio educativo, en la cual lxs estudiantes nos vestimos de un sexo distinto al nuestro, pasando una jornada completa vestidos de esta forma" contaron los organizadores y agregaron "El objetivo de la intervención era poner en cuestionamiento y demostrar que los secundarios no estamos ni ahí con las lógicas sexistas que tiene la educación en Chile e incluso, a veces, en nuestro colegio"
"¿Cómo es posible que no se permiten ciertas vestimentas por la ‘’sexualización’’ de estas?, ¿Cómo es posible que en algunos liceos no se permita a los y las estudiantes ocupar aros y piercings? ¿Cómo es posible que siendo el año 2016 todavía existan liceos para hombres y liceos para mujeres?", decían.
"Queremos transformar la educación, pero un cambio en esta, va más allá del financiamiento y la administración de los procesos educativos, el factor central es, ¿para qué educar? ¿que tipo de relaciones construimos al interior de la educación? solo resolviendo colectivamente estas preguntas, podremos construir la educación que Chile y su pueblo necesita", declararon.
El Colegio Winterhill, también se encuentra en toma desde el día 15 de junio por problemas de infraestructura y por el conflicto estudiantil que se viene dando en Chile por conquistar la gratuidad de la educación.
De ambos lados de la cordillera, se levanta la lucha por las polleras
En Argentina, los estudiantes secundarios están dando una lucha similar contra el machismo que se reproduce en las escuelas. Hace unos meses, el colegio Normal 1, ubicado en la Ciudad de Buenos Aires, decidió realizar un "pollerazo" donde los hombres fueron al colegio con faldas y vestidos.
El fin era tirar abajo el código de vestimenta que hace que las autoridades de las escuelas persigan a las mujeres solo por vestirse como quieren. "Nosotros logramos tirar abajo el código de vestimenta machista en nuestro colegio después del pollerazo. Fue el puntapié para organizarnos. Sembramos la idea de que se puede" dijo Luca Bonfante, militante de la Juventud del PTS y uno de los integrantes de la acción.
Al mismo tiempo también se sumaron los estudiantes del Pellegrini para enfrentar la violencia machista y el autoritarismo en la escuela y por eso fue tomado durante dos semanas.
La escuela y los medios los reproductores seriales del machismo
El parecido entre Argentina y Chile no es una casualidad, la educación desde el nivel inicial tiene como objetivo inculcarnos las normativas con las que se rige la sociedad actual. Los medios de comunicación hacen su parte a la hora de cubrir cada caso de femicidio sufrido por una joven, poniendo en cuestión como estaba vestida, si estudiaba o iba a boliches, etc.
La educación es machista y hecha con las ideas de los ricos.
Si no veamos al PRO que en estos años de gestión en la ciudad con la ayuda de las leyes kirchneristas y a nivel nacional ahora, pretende que en las escuelas entren las empresas privadas, al mismo tiempo que nos niega derechos elementales como que se aplique de una vez por todas la ley de educación sexual.
Las estudiantes de la Capital Federal, empezaron a organizarse en sus colegios, creando la agrupación “No Vamo a Calmarno”, donde nos proponemos ser cientas las que nos pongamos de pie, para cuestionar las normas impuestas en la educación que reproducen el machismo de la sociedad.
Desde abajo en cada escuela debe levantarse la voz de quienes no la tienen: por educación sexual, contra los códigos de vestimenta sexistas, para conquistar el derecho al aborto legal y seguro, y que #NiUnaMenos sea un grito de miles porque las más jóvenes y pobres somos las que sufrimos día a día la violencia machista.