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Red Internacional
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Pan Y Rosas. “Por #NiUnaMenos luchar juntas, y si es en la calle, mucho mejor”

Se realizó en Córdoba la charla “La fuerza de las mujeres”, con la legisladora Laura Vilches y trabajadoras de la Secretaría de Trata y de la Dirección de Violencia Familiar. Asistieron trabajadoras que habían sido despedidas y lograron su reincorporación.

Viernes 4 de marzo de 2016 17:41

La charla, organizada por la Juventud del PTS y la agrupación Pan y Rosas, se desarrolló en el hall de la Facultad de Psicología. Estuvieron presentes la mayoría de las trabajadoras que habían sido despedidas de la Dirección de Violencia Familiar y fueron reincorporadas gracias a la lucha, que recibieron una ovación de las más de 200 personas que asistieron. La reflexión de las participantes giró en torno a la conmemoración del 8 de marzo y la pelea de las mujeres por sus derechos.

María Julia Oliveto, trabajadora social despedida de la Secretaría de Trata, trazó un panorama de las tareas de dicha dependencia, que son numerosas y siempre se cumplieron con muy poco personal: “El 22 de enero despiden a 14 trabajadores de los 45 que éramos. Luego empiezan a reducir los objetivos de la Secretaría, clausurando la parte de capacitación. Unieron en el refugio ‘8 de marzo’ a las víctimas de trata con las víctimas de violencia familiar y redujeron el personal, a veces las administrativas tenía que brindar asistencia terapéutica a las víctimas”. Desde su punto de vista, lo más grave es la falta de seguimiento de las personas víctimas de trata una vez que abandonan el refugio, ya que el momento de salida es el más vulnerable. “Si se deja sola a una persona que ha estado en esa situación se la expone a que la vuelvan a captar, porque no tienen redes familiares ni sustento económico”, explicó.

Para Julia, el discurso del gobierno provincial sobre la defensa de los derechos de las mujeres es pura demagogia: “Nuestros derechos como trabajadores y como mujeres fueron vulnerados, ¿desde qué lugar se plantea entonces la política de derechos para las mujeres? Las compañeras que quedan están sometidas a un nivel de explotación muy grande, no tienen un espacio en el que se pueda plantear algo distinto para hacer. Además está el miedo que genera el despido de 14 personas”. Pero además, ellas luchan todos los días con las inconsistencias y contradicciones de la justicia: “Si la persona víctima de trata no puede delimitar el momento de captación, el delito no se puede caratular como trata, que es un delito federal. Pasa a ser explotación sexual o violencia de género y ya no se le podemos brindar asistencia desde la Secretaría. No hay ningún organismo que asista a las víctimas de explotación sexual y tampoco hay personal para llegar a todos los casos de trata. Con estos despidos se está desmantelando la Secretaría”.

María José Igarzábal es delegada por ATE de la Dirección de Violencia Familiar, donde se logró hace unas semanas la reincorporación de los trabajadores y trabajadoras que habían sido despedidos a fines de enero.

Contó que en su repartición se vive una situación similar en cuanto a la falta de personal y de recursos: “Todas las áreas están desmanteladas. No hay trabajo de prevención. Hay sólo dos personas para atender a las 900 mujeres que tienen el botón antipánico en la provincia. En 6 horas de trabajo pueden hacer 4 entrevistas, en un mes son 80, o sea que quedan 900 mujeres sin entrevistar, sin tener en cuenta que haya casos nuevos. En el 0-800 pasa lo mismo, hay 4 teléfonos pero detrás hay una sola persona”.

María José planteó que, a pesar de todas las dificultades y situaciones terribles que han vivido con sus compañeras y compañeros, descubrieron que hay que mantenerse unidas para pelear mejor. “Como dice un lema muy usado en las luchas por los derechos de las mujeres: Si tocan a una tocan a todas, eso fue una de las razones por la cual mis compañeras están trabajando de nuevo. (…) Seguimos trabajando ahí porque estamos convencidas de que se pueden lograr cosas grandes, estamos convencidas de la militancia respecto al género. Pero merecemos estar bien pagas y tener condiciones de salubridad básicas. Cuando narramos todo esto nos damos cuenta de que hemos logrado cosas, cuando no nos fue bien es porque no nos pudimos despegar de la ubicación individual y mirar todas para el mismo lado. Esa fue la lección del #Ni Una Menos: juntas, y si puede ser en la calle, mucho mejor”.

Laura Vilches, a su turno, esbozó una perspectiva más general, donde la pelea por los derechos de las mujeres está enmarcada por una situación de ajuste y despidos. “Las áreas que atienden sectores vulnerables son las primeras en ser atacadas, porque se piensa que son secundarias. Las mujeres vamos a ser las primeras en pagar los platos rotos, por eso las primeras despedidas son mujeres”.

“Y eso también es violencia hacia las mujeres. La violencia económica, el rol naturalizado de las mujeres como cuidadores de otros, el hecho de que las mujeres no podamos disponer de nuestros cuerpos y que en el país mueran 300 mujeres por abortos clandestinos, que la trata sea uno de los negocios ilegales más rentables del mundo, que el 85% de las víctimas de las redes de trata sean mujeres: son todas formas de violencia”, agregó.

Laura planteó la situación de las mujeres en la sociedad capitalista como grupo socialmente vulnerable se combina con nuestra condición de clase. “¿Qué mujeres necesitan refugios? Las que no tienen recursos para mudarse de casa, los sectores de trabajadoras y de los sectores populares. El aborto está prohibido para todas, pero las mujeres trabajadoras no tienen los 6.000 pesos que sale hacerse un aborto ilegal en condiciones salubres. Esta situación tiene responsables, son políticos y es el Estado. Y el Estado también tiene un carácter de clase, está al servicio de los empresarios. Están dispuestos a pagar 15.000 millones de dólares a los fondos buitres, pero no hacen campañas de prevención de la violencia hacia las mujeres, para hacer refugios”.

Laura cerró invitando a todas las presentes a organizarse en sus lugares de trabajo y de estudio para luchar contra la violencia hacia las mujeres, comenzando por marchar este 8 de marzo en Córdoba. “Desde el PTS y Pan y Rosas opinamos que, a la par que impulsamos la organización y la movilización de las trabajadoras, la lucha de las mujeres tiene que estar puesta en perspectiva por la lucha por superar este sistema que se asienta sobre la legitimación de que hay un grupo de empresarios y sus gobiernos que viven de la explotación del conjunto de los que producimos las riquezas de este planeta. Si no peleamos por terminar con este sistema, las distintas formas de opresión seguirán en pie”.