El conflicto de AVANZA (en el bus urbano de Zaragoza) es una lucha que puede ser un punto de apoyar para extender la pelea por la subida de los salarios al nivel que suben los precios, pero también es una oportunidad para profundizar el cuestionamiento de la organización capitalista del transporte
Lunes 12 de septiembre de 2022

A lo largo de esta huelga la plantilla en lucha del bus urbano de Zaragoza ha sufrido una constante campaña de desprestigio y descalificaciones en la prensa. Prácticamente a diario, desde los periódicos, las radios y las televisiones controladas por la burguesía de Zaragoza han lanzado consignas contra los trabajadores en huelga. Con afirmaciones como que: “tienen secuestrada a la ciudad y a los usuarios del bus”, “son unos privilegiados por sus condiciones laborales y salariales, como se les ocurre pedir más”, “ya vale del chantaje que les están haciendo a los zaragozanos” o “hay que intervenir de la forma que sea para parar esta huelga”.
No es algo nuevo, ya en la huelga de 2016 y otras anteriores del bus urbano de Zaragoza las rotativas funcionarios en una dirección parecida: tratar de enfrentar a este sector en lucha de la clase trabajadora con el resto de sectores. Como si la pelea de la plantilla de AVANZA por la subida de sueldos ante una inflación que se come los salarios no fuera también un avance para quienes cogemos el bus para ir a trabajar y una oportunidad para rodear de solidaridad de la huelga y extender la lucha por la indexación de salarios a las subidas del IPC.
La huelga recomenzó el pasado 12 de julio tras una aplastante mayoría de votos a favor en el referéndum celebrado entre la plantilla de Avanza. En un principio los paros afectaban solo tres días por semana sin embargo durante este mes se extenderán a la semana completa. A lo largo de la vida del conflicto de Avanza se han desarrollado numerosos intentos por acabar con él, a través de las negociaciones con la empresa y las mediaciones con el SAMA, pero las negociaciones no han llevado al fin del mismo.
La responsable de ello es la dirección de Avanza, debido a sus constantes negativas a negociar las propuestas que propone la plantilla añadiendo además del uso de chantajes al comité de huelga. Por su parte, el ayuntamiento de Jorge Azcón (PP), caracterizado por su posición contra la huelga y las peticiones de la plantilla, se ha posicionado en numerosas ocasiones del lado de la empresa.
Las reivindicaciones de la plantilla pasan por mantener el poder adquisitivo, mejorar la conciliación de la vida laboral y familiar, reducir la jornada para crear empleo y acabar con las miles de horas que se realizan mensualmente y que implican puestos de trabajo que no se están creando. La plantilla de Avanza -como muchas otras- lleva dos años con el salario congelado y esto se le une la situación actual de inflación generalizada que el pasado mes de agosto se incrementaba hasta un 10,4%.
El Colectivo Unitario de Trabajadores (CUT) mostraba esta situación crítica en la portada de su revista Entalto del mes de septiembre También las Federaciones de Asociaciones de Barrios expresaba este verano su malestar con la situación ya que el estado actual de los autobuses de la ciudad afecta de forma directa a los barrios obreros desde donde nos desplazamos a los lugares de trabajo o a otros puntos de la ciudad.
La FABZ señalaba una posible pérdida de confianza en el transporte público por parte de los usuarios, un escenario nada favorable para las medidas que es necesario tomar de cara a una transición ecológica a la altura de la situación climática actual. Pero esta pérdida de confianza no es culpa de la plantilla ni de lo usuarios. Las constantes campañas de desprestigio de los trabajadores en lucha por parte de la propia directiva de Avanza, ayuntamiento y los medios de comunicación locales suponen que una gran parte de población no entienda e incluso se oponga a las reivindicaciones de un sector tan estratégico para la vida urbana y la lucha contra el cambio climático como el transporte público de la ciudad. Cuán distinto sería con un transporte público que no estuviera vendido a una empresa privada, sino bajo estatalizado y bajo control de la plantilla que lo maneja.
En junio de 2023 está previsto que termine el contrato de cesión del servicio a Avanza, un momento que desde CUT ven como una gran oportunidad para municipalizar la empresa. En esta línea el pasado martes CUT lanzó la propuesta de realizar un referéndum a la ciudadanía zaragozana para decidir bajo que forma debe brindarse este servicio de transporte público de la ciudad. Ya en las luchas de 2016 del transporte de Zaragoza la remunicipalización era una medida de lucha frente a una concesión millonaria a una empresa que no sube los salarios al nivel de la subida del coste de la vida.
La lucha ejemplar de la plantilla del servicio de autobuses de Zaragoza debería interpelar a otros sectores de la clase trabajadora a comenzar a reivindicar cuestiones mínimas como el mantenimiento del poder adquisitivo frente a la inflación. Además, es necesario que el resto de la ciudad, movimientos sociales, jóvenes, jubilados... que se ven profundamente afectados por la degradación en la que se encuentra el servicio bajo las manos de Avanza, apoyen y se unan a las reivindicaciones de los trabajadores.
Es central para las ciudades desplazar urgentemente de su centro el beneficio del capital e imponer medidas que supongan un servicio de transporte público y gratuito de calidad para toda la población y bajo control obrero, con el eje puesto en reducir al mínimo las emisiones que aumentan las perjudiciales consecuencias del cambio climático para el medio ambiente y la salud de las personas.
Los ataques de la patronal en los buses no es un caso aislado, el conjunto de la clase obrera del resto de estado está sufriendo un duro ataque con la complicidad del gobierno. En cada lucha y conflicto es una nueva oportunidad para que la izquierda sindical y política pase a la acción y pongamos en pie una gran campaña unitaria en solidaridad con todas las luchas actuales –como la de los buses urbanos- y que unifique a toda la clase obrera detrás de un programa para que la crisis la paguen los capitalistas.