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Red Internacional
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FÚTBOL. ¿Por qué el fútbol femenino debe ir de a poco?

En 1894, Nettie Honeyball, una activista de Inglaterra, fundó el primer club femenino denominado “British Ladies Football Club”. Tuvieron que pasar casi 125 años para que en Argentina se dispute el primer torneo semiprofesional, jugado en modo amateur desde hace casi tres décadas ¿Por qué las mujeres dependen de las decisiones de una industria manejada por hombres? Radiografía de poder en el fútbol: del plano económico, al cultural y simbólico, de la AFA al Enard.

Lunes 30 de septiembre de 2019 20:00

En marzo de este año, Claudio “Chiqui” Tapia anunció la creación del Campeonato de Fútbol de Primera División que comenzó a disputarse con 17 clubes, sin presencia del Interior y con un apoyo económico de la AFA de 120 mil pesos mensuales para los participantes, aunque dicho estímulo no figura estipulado en el reglamento de la competición.

Si de dinero se trata, la cúpula de la AFA, compuesta por 22 hombres y una mujer, anunció que cerró su balance con un superávit de más de 90 millones. En este contexto, lanzó el primer torneo semi profesional femenino y les exigió a los clubes 8 contratos profesionales entre las 35 jugadoras que conformarán los planteles. De este modo, sin rodeos, se habilitó a que un 75% puedan ser futbolistas “precarizadas”. Así lo describió la capitana y arquera de Boca, Elisabeth Minning: “Es complicado que haya sólo ocho contratos cuando vos tenés un plantel de treinta. ¿Qué hacés con las otras veintidós?”.

Precisamente, el club de la ribera destinó para el fútbol femenino del club $ 3.392.970 en remuneraciones, premios y viáticos frente a los $ 681.811.159 del masculino profesional, según su último balance al 30 de junio de 2019. Los gastos dispuestos para la comisión directiva, compuesta de 29 hombres, casi que cuadriplican las erogaciones de todo el departamento de fútbol femenino: $ 11.884.548 millones. Por caso, Boca registró ingresos comerciales por 582 millones y unos 909 millones abonados por su masa societaria. Su presidente, Daniel Angelici, precisó públicamente que para este ejercicio el club tendrá un superávit de más de $ 1.000 millones. Sin embargo, la mayoría de las 23 deportistas semiprofesionales del club, cobran el mínimo de veinte mil pesos. Un dato más: a fin de año, Boca elige presidente; Angelici duda en ubicarse como vocal en la lista de su delfín Christian Gribaudo ante la imposibilidad de reelegir.

La situación de otros clubes es similar, pero con otra afluencia de recursos. Por caso, en La Plata, Gimnasia, con su flamante manager, Rocío Oliva, tras el desembarco histórico de Diego Maradona al club, cuenta con 9 profesionales. Fuentes del club aseguraron que el “contrato mensual es de 20.800, pero hay chicas con viáticos de entre 8 mil, 10 mil y 12 mil”. Por su parte, Estudiantes registra en su plantilla la cantidad mínima de ocho convenios, con sueldos similares.

En este sentido, mientras que un primer contrato masculino alcanza los $34.500, según la última paritaria entre la AFA y Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA), el salario de las mujeres alcanza los $ 20 mil pesos mensuales, equivalente a la Primera C de varones con rango semiprofesional. Así, el ingreso se encuentra un 60% por debajo de la línea de pobreza ($ 33 mil) y 20% por arriba del salario mínimo vital y móvil de $ 16.875. Además, de no debatirse desde los sectores femeninos otros derechos como la pensión por embarazo, AUH, fondo por discapacidad y retiro.

Asimismo, de acuerdo al torneo propuesto por la AFA para el ascenso, se estableció que se componga de 22 clubes en la Primera División B y de 18 instituciones en la Primera División C, mas no plantea la presencia de profesionales. En el lanzamiento del “primer torneo de fútbol femenino profesional” se había prometido un torneo para incluir al deporte del Interior en un formato símil de la Copa Argentina, denominado “Fútbol en Evolución”. Desde la entidad, en estricto off, un dirigente expresó que “se está hablando de hacer un campeonato el año que viene, hay charlas, pero todavía firme y concreto no hay nada”.

La periodista deportiva Leyla Grayani, a cargo del portal www.futfemprof.com, precisa que “la diferencia más pesada y difícil de cambiar es la cultural. Los hombres hicieron creer que el derecho al juego era exclusivo de ellos, y no solo adentro de la cancha, afuera también”. Grayani agrega: “Hoy, una jugadora de Primera División arranca su día trabajando de otra cosa porque todavía el sueldo no le permite vivir del fútbol. Acá no hay autos de alta gama ni casa en Nordelta. No es casualidad la diferencia abismal entre los sueldos de un jugador de Primera y uno de la Primera C”.

Las desigualdades no son sólo económicas, devienen históricas, simbólicas y culturales. Por citar un caso entre tantos: en el debut del nuevo torneo, la grilla de transmisión de los partidos superpuso al partido de Rosario Central masculino con el femenino. La TV transmitió a los varones.

¿Qué ocurre con la selección nacional de fútbol femenino?

Según el listado de casi mil becas para 2019 confeccionado por el Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (ENARD),ninguna mujer resulta alcanzada por los aportes a los deportistas. Por caso, los montos se destinan a 33 jugadores de fútbol 5 y 7 (parálisis cerebral y no videntes) junto a otras 13 para entrenadores, directores técnicos y auxiliares que oscilan desde $ 55 mil a $ 14 mil por mes.

El organismo reglamenta un esquema de logros para otorgar los recursos. En el ámbito olímpico/paralímpico (entre $ 48.500 mil y $ 15 mil mensual), “por haber logrado medalla en Rio 2016, tendencia que indique posibilidad de podio, clasificado a Tokio 2020 y candidato a plaza en Beijing 2022”. En el escalafón de panamericano/parapanamericano (desde $ 22 mil a $ 11 mil), para el “campeón panamericano –o medallista-, pronóstico de medalla en Lima 2019 o clasificado nominal y medallista en Campeonato Sudamericano 2018. En cuanto al apoyo para jóvenes talentos ($ 8 mil), se centra en Atletas del Programa de Transición al Alto Rendimiento.

Sin embargo, en el ítem “Destinatarios” indica que “las condiciones mínimas que debe reunir un atleta o plantel es encontrarse clasificado a Lima 2019 o Tokio 2020 y ocupar al menos la tercera posición del ranking sudamericano”. Un dato concreto: la selección femenina participó de la competencia en Perú y, según marca la FIFA, se encuentra 3º en el ranking de Latinoamérica detrás de Brasil y Colombia. También señala que el ENARD posee la decisión de “apoyar económicamente” a deportistas “que no alcanzan por el momento los requisitos mínimos para calificar en el sistema de becas”. Sobre estos dos últimos puntos, desde el Comité Olímpico Argentino (COA) subrayaron que las mismas “son manejadas por el ENARD y la Agencia de Deportes Nacional (ADN)”.

En suma: derechos que aquí en Argentina, los mandamases del fútbol no reconocen. La estrategia de la AFA es manejar las erogaciones y los tiempos. “No vaya a ser cosa que las mujeres los destronen del poder simbólico, cultural y económico. Que eso suceda es cuestión de tiempo”, advierte la luchadora Mónica Santino. Con todo, la pregunta es ineludible: ¿Por qué el fútbol femenino debe ir de a poco?