Betty Jouve es docente y ha escrito numerosos libros sobre la docencia y temas relacionados. El texto que compartimos a continuación fue motivado por la necesidad de comprender las razones detrás de las medidas de fuerza de los docentes en defensa de sus condiciones de trabajo.
Miércoles 2 de marzo de 2022 11:34
"¿Por qué hay paro docente?".
Con diferentes entonaciones esta pregunta se repite todos los comienzos de año.
Si están apurados, en el último párrafo encontrarán la respuesta.
Pero si tienen un rato, repasamos algunas ideas para responder a la interrogación por la esencia.
¿Qué es un docente?
Un docente es un ser vivo. Nace, crece, a veces se reproduce, y finalmente, muere. Es un vertebrado que pertenece a la especie de los seres humanos. Se caracteriza por ser gregario y vivir en sociedad.
Para procurar su subsistencia, trabaja. Por esta razón, vive de un salario, con el que debe cubrir las necesidades básicas. Es parte de la clase trabajadora, por lo que guarda semejanzas con el resto de sus integrantes. A su vez, posee algunas características propias relacionadas con su tarea.
Un docente vive en una casa, si no es propietario, alquila. Paga impuestos, como dicen hacerlo los buenos ciudadanos. Un docente puede vivir solo o acompañado. Dato importante en el caso del género femenino, porque en más de una ocasión algunos estadistas contemporáneos han planteado pagar medio salario. Sin embargo los datos empíricos han demostrado que numerosas docentes son el sostén de sí mismas y de su familia.
Un docente come. Superada la etapa histórica de la caza, la pesca y la recolección, compra la comida en el supermercado. El mismo al que va doña Rosa, por lo que está sujeto a los mismos índices inflacionarios que el resto de la población.
Un docente paga la ropa para ir al trabajo. Si es de primaria o de inicial compra un guardapolvo. Si es de media, intentará adecuar su vestuario a las características del lugar a donde fue destinado: trajecito o vaquero, zapatillas o zapatos. (Ídem para Educación Superior)
Para ir a la escuela toma transporte urbano o interurbano. En otros casos, va caminando, hace dedo, o tiene vehículo, léase bicicleta, moto o auto. Deberá comprar el combustible, en estos últimos casos.
Si ha decidido tener hijos, paga una niñera o una guardería. También puede darse el caso de que vayan a la primaria o al secundario. Nótese que la docencia no lo exime de enviarlos a la escuela, por lo que comprará los útiles que le soliciten.
Un docente suele enfermarse, como así también su grupo familiar. En ese caso pagará medicamentos, visitas al médico, órdenes de consulta.
Un docente paga los materiales con los que trabajará durante el año: hojas, cuadernos, biromes de colores para corregir, fibrones, cartulinas, libros, fotocopias.
Al llegar a su casa, su trabajo no termina. Corrige pruebas, prepara las clases, planifica. Fundamenta y contextualiza su currículo, lo acaricia para que le quede un poco más flexible para incluir la prevención contra el dengue, la gripe A, el COVID o algún otro mal que ronde por la sociedad. Y se esmera en preparar una plancha muy grande de fotocopias, donde entren varios ejercicios y tareas para estirar el abono.
Lee las noticias en el diario, en el celular o en la tele. Desde el Ministerio le dicen que lo que hace no tiene precio. Que es invalorable. Tan invalorable que con su magro sueldo alcanza, y en el peor de los casos, será la vocación quien vendrá a auxiliarlo.
Un docente es un ser vivo, perteneciente a la especie de los seres humanos. Hace paro porque es un trabajador que vive de su salario.